El dolmen de Guadalperal agoniza por culpa de los efectos del agua. Eso es lo que se desprende de un informe realizado por el geólogo Francisco Fernández de la Llave, de la Asociación Geológica de Extremadura, y que lanza la voz de alarma ante el "deterioro evidente" de las piedras del monumento megalítico construido hace unos 4.000-5.000 años, sitio hoy en día en los alrededores de Peraleda de la Mata (Cáceres). El Stonehenge español ha emergido este verano a la superficie gracias a una importante sequía tras quedar sumergido en los años 60 por la construcción del embalse de Valdecañas
En concreto, el complejo prehistórico está formado mayoritariamente por rocas graníticas, un material duro y resistente que ha sobrevivido a lo largo de varios milenios pero que desde que fue anegado por el cauce del río Tajo ha sufrido una importante alteración. "En condiciones tan poco aconsejables, los minerales de estas rocas, como los feldespatos, se alteran químicamente y pierden sus propiedades mecánicas. Se registra un proceso de hidrólisis: es como si del cristal se pasase a la arcilla", explica Fernández a este periódico.
Las continuas variaciones del agua embalsada en el pantano de Valdecañas han provocado distintos períodos en los que el dolmen ha quedado visible de forma parcial, dando lugar a ciclos de humedad-sequedad y a que las piedras —unos 140 menhires de los que más de la mitad ya están en el suelo— sean erosionadas por el oleaje. "Eso es lo que más deterioro provoca: que las rocas graníticas emerjan y se sumerjan; ahí es cuando se alteran los feldospatos", añade el experto.
Pero no es este el único proceso que contribuye al desgaste del monumento megalítico, que podría esconder uno de los mapas más antiguos del mundo: "Como ayuda extra a los fenómenos anteriores cabe sumar la fitopatología en los ortostatos [los bloques verticales] asociada a las algas en épocas de altas temperaturas y nivel del agua somero en el dolmen. Lo anterior se ve agravado al tratarse de un granito de grano grueso con una porosidad externa apreciable", se detalla en el informe.
También genera preocupación entre los geólogos el suelo sobre el que se asienta el dolmen de Guadalperal, una especie de arena que se ha ido reblandeciendo con el flujo del agua. "Debido a la acción erosiva de la dinámica fluvial, la cimentación de los ortostatos está muy debilitada, con el riesgo, ya consumado en muchos casos, de pérdida de verticalidad y desplome de los elementos", concluye Fernández, quien advierte de que el complejo megalítico se está "arenizando y alterando considerablemente" y que, "en unas décadas", podría ser víctima de un "deterioro irreversible". Por este motivo, se muestra favorable al rescate de este tesoro patrimonial para minimizar su desgaste y comenzar las labores de tratamiento.
Preocupación por las visitas
Mientras se inician las conversaciones entre la Junta de Extremadura y el Gobierno para estipular un plan de acción y tomar la decisión de sacar los menhires o no del agua, el dolmen se ha visto desbordado por las visitas de los curiosos. Desde la Asociación Cultural Raíces de Peraleda, cuyo presidente Ángel Castaño abandera la pugna por rescatar el monumento, han mostrado su preocupación por el "caos" que se ha generado en la zona durante los últimos días y por la seguridad de los visitantes.
En un comunicado han detallado que muchos curiosos, "sin información ni control se meten y saltan por donde les parece, creando serios conflictos con los dueños de las fincas privadas que, con toda justicia, están indignados y se ven en ocasiones gravemente perjudicados. El fuerte calor (...) está también provocando numerosos percances por agotamiento y golpes de calor, pues es necesario andar unas dos horas a pleno sol (y otras dos de vuelta) por la abrupta orilla del pantano hasta llegar allí y mucha gente no viene preparada ni equipada para ello".
Desde el Ministerio de Cultura apuntan que ya se ha notificado a la Guardia Civil la necesidad de controlar los alrededores y el acceso al dolmen de Gudalperal para fortalecer la seguridad y evitar posibles expolios. Además, según ha podido saber este periódico, este martes dos técnicos del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) se desplazarán hasta el yacimiento para realizar un informe y en función de los datos recabados tomar una decisión.
Mientras tanto, Raíces de Peraleda sigue presionando a las autoridades competentes para salvar el monumento megalítico por su valor patrimonial e histórico y por su condición de atractivo para el desarrollo y el aumento del turismo de la zona: "La realidad es que no aguantarán varias décadas más, y entonces sencillamente habremos perdido este monumento precisamente por no haber querido tocarlo".
La decisión depende ahora de las instancias políticas, pero no pueden demorarse mucho porque el nivel del pantano ya ha empezado a subir y el agua vuelve a suponer una amenaza para la conservación de Stonehenge español.