En España, los perros son los compañeros ideales, de ahí que sean una de las opciones de mascota más repetidas en los hogares. Además, son muchos los beneficios que aportan a la salud física y mental de los humanos. De hecho, en ocasiones no son simples animales de compañía, sino que llegan incluso a ser vitales para llevar a cabo determinadas tareas. Estos son los casos de los perros de terapia y de los perros de asistencia, aunque sus funciones son diferentes. Te contamos cuáles son los objetivos y trabajos de ambos, así como sus distintos entrenamientos.
Diferencias entre los perros de asistencia y los perros de terapia
Según Experto Animal, un perro de terapia "es un animal que ha sido cuidadosamente seleccionado, evaluado y educado para acompañar al profesional de la salud durante las sesiones terapéuticas y ejercer una función de apoyo en las mismas". Estos perros, por lo tanto, intervienen dentro de un programa de terapia en determinados casos, por ejemplo: con personas dementes, niños con diversidad cognitiva, personas con daños físicos sobrevenidos producidos por accidentes... También son útiles los perros de terapia para personas que están viviendo por procesos psicológicos de gravedad, sin necesidad de que tengan ningún tipo de diversidad cognitiva o de problema físico.
En todos estos casos, los perros de terapia tienen los siguientes objetivos: aumentar la atención y la motivación de los pacientes, así como incrementar su confianza y optimismo, y sobre todo, reducir el estrés. En cualquier caso, para que sea realmente una Terapia Asistida por Perros (TAP) debe existir esa mejora objetiva, intencionada, medible y evaluada por profesionales. Este tipo de terapia demuestra que los animales proporcionan amor y aceptación incondicional, y por eso suelen encontrarse en hospitales o en clínicas.
En el caso de los perros de asistencia, nos encontramos con perros que asisten a una persona con diversidad funcional (física o sensorial), de esta forma, se distinguen de los perros de terapia porque los perros de asistencia conviven con estas personas que necesitan asistencia. Estos perros tienen que estar entrenados y correctamente socializados, de forma que puedan desempeñar este trabajo. Existen dos tipos de perros de asistencia muy populares: los perros guía para personas con ceguera y los perros señuelo para personas sordas.
Habilidades de los perros de asistencia y terapia
Hay que tener en cuenta que los perros de asistencia tienen que saber hacer todo aquello que puede ayudar a que sus propietarios se desenvuelvan con normalidad en su día a día. De esta forma, su entrenamiento pasa porque aprendan determinadas habilidades que un perro que no es de asistencia no tiene. Es el caso de las siguientes habilidades, según Nutro:
- Abrir cajones
- Agarrar, recuperar y llevar objetos a su propietario (en muchos casos, los "propietarios" tienen movilidad muy reducida)
- Ayudar a quitarse un jersey o pantalones tirando de la prenda
- Encender y apagar interruptores de la luz
Sin embargo, en el caso de los perros de terapia, sus habilidades son un poco más distintas, puesto que lo más importante es el desarrollo emocional que este animal pueda tener. De hecho, dependiendo del tipo de terapia, el perro de terapia tendrá que tener unas habilidades u otras. La plataforma Nutro cuenta lo siguiente al respecto:
"Por ejemplo, no será lo mismo un perro que reciba entrenamiento para facilitar una sesión de terapia con un niño autista que un perro que participe en una sesión con una mujer víctima de maltrato machista. Para el primer caso, es posible que se adiestre al perro para hacer cosas graciosas como dar la pata, hacer la croqueta, hacerse el muerto, etc. En el segundo caso, posiblemente el perro sólo necesite saber estar quieto y tranquilo durante la sesión y aproximarse al paciente cuando el adiestrador se lo mande."