Hemos iniciado febrero en España y con él el mes en el que celebrar San Valentín o en el que empezar a disfrutar de alguno de los destinos y retiros de bienestar que nos hemos propuesto para este 2022, pero también el mes más corto del año y el único con solo 28 días, salvo cuando es año bisiesto que suma 29. ¿Pero realmente sabes por qué se trata del mes más corto del año? Por si no lo sabías, el calendario actual por el que nos regimos en España y en la mayor parte del mundo, es el calendario gregoriano, un calendario que fue introducido por el papa Gregorio XIII ya en el año 1582.
Pero esto no siempre ha sido así. De hecho, siglos atrás, el año no tenía 12 meses ni tampoco 365 días, sino que se componía por 10 meses y 36 días cada uno, más 5 días dedicados a fiestas que se añadían al finalizarlo. Pero ¿cómo hemos llegado al calendario actual y por qué febrero acabó convirtiéndose en el mes más corto del año? Te lo contamos.
Inicios del calendario juliano
Los primeros calendarios llegaron de la mano de los egipcios y de sus observaciones del ciclo anual del sol. Conocimientos que el imperio romano empleó para desarrollar sus propios calendarios, los cuales han sido recogidos por los historiadores a lo largo de todos estos siglos. De hecho, antes del calendario juliano de Julio César y en el siglo VIII a.C, ya existía el calendario de Romulus. Un sistema de medición que recogía 10 meses, de los cuales solo cuatro de ellos contaban con 31 días y que en total hacían la suma de 304 días.
Un año que para los romanos en aquel entonces comenzaba en marzo y terminaba en diciembre. ¿Y qué sucedía con los meses invernales de enero y febrero? Pues simplemente en la antigua Roma los ciudadanos consideraban que durante ese periodo del año no se encontraban en ningún mes, debido a que era invierno y durante ese periodo en el campo tampoco había grandes cosechas, por lo que preferían no tenerlos en cuenta.
No fue entonces hasta la época de Julio César, cuando este decidió seguir los conocimientos de los egipcios (los primero en desarrollar un calendario de 365 días) y alinear el calendario con el sol y llevar a cabo una reforma que convirtió esos 10 meses del calendario en 12 meses con 30 o 31 días cada uno y a los que se incorporaron los meses de enero y febrero. Un calendario en el que los meses impares contarían con 31 días (marzo, mayo, julio, septiembre, noviembre y enero) y en el que los meses pares tendrían 30 días (abril, junio, agosto, octubre y diciembre). Pero ¿Y entonces febrero? Como este se trataba del último mes, se quedó por aquel entonces con 29 días para poder sumar los 365 días del año. ¿Y por qué se trataba del mes más corto? Pues simplemente porque se trataba en aquel entonces del último mes del calendario romano por detrás de diciembre, que hasta entonces había sido el décimo mes.
¿Cómo se estableció el actual calendario gregoriano?
No fue hasta el 1582 cuando el Papa Gregorio XIII decidió dar el paso del calendario juliano al gregoriano, debido a un desfase provocado por un error de cálculo de los consejeros de Julio César. Un desfase que hacía que la Semana Santa se acercase demasiado al verano.
Él fue quien determinó que el año tendría 12 meses y 365 días, pero que cada cuatro años se sumaría un día extra en febrero.
Este calendario sí ha seguido empleándose hasta nuestros días, convirtiéndose en el calendario más utilizado en todo el mundo.