Según la Sociedad Española de Medicina Preventiva, la misofonía es un trastorno en el que las personas tienen reacciones anormalmente fuertes y negativas a sonidos habituales. Sin embargo, en ocasiones nos ocurre que, sin tener ningún trastorno, hay determinados ruidos que no podemos soportar, incluso, que prácticamente ninguna persona humana soporta. La ciencia es capaz de explicar que existe un ruido considerado como el más insoportable para la mayor parte de las personas... Si quieres saber cuál es, aquí te lo contamos. Y si sufres de este ruido, no olvides que hay formas para cancelar el ruido.
Los psicólogos estadounidenses Rosemarie Sokol Chang y Nicholas Thompson, realizaron un experimento único con 59 voluntarios, a quienes se les pidió que realizan algunas operaciones aritméticas simples mientras, a través de auriculares, escuchaban una serie de sonidos que variaban entre una sierra, diálogos entre adultos, imitación de voces y el llanto de un niño.
Los resultados de este estudio mostraban que todos los voluntarios, sin diferencia entre hombres y mujeres, tuvieran hijos o no, realizaban menos operaciones (o incluso, las hacían mal) cuando escuchaban los llanos del niño. La explicación tiene que ver con que, el ser humano cuando escucha llorar a un niño focaliza la atención en este llanto por un fuerte instinto de protección. El cerebro solo puede focalizar su atención en una cosa a la vez cuando ocurre esto, no solo porque sea un ruido "insoportable" para nosotros, sino el cerebro reacciona rápidamente ante este ruido para poder "resolver" la situación.
Las personas nos ponemos en alerta cuando escuchamos a un niño llorar porque el llanto tiene una función, que es, principalmente la de alertar que algo no va bien. De tal forma que, todos los que escuchemos ese llanto, intentaremos seguir el ruido hasta encontrar al niño que llora. De tal forma que puede haber ruidos que nos generen más nerviosismo a nivel personal como, por ejemplo, una gota agua cayendo, las sirenas de la policía o de una ambulancia, el ruido de un taladro, una canica cayendo... Pero del sonido de un niño llorando no podemos desconectar, y si lo hiciésemos, estaríamos escapando del lado más "humano" de una persona. Concretamente, nos referimos al llanto de un niño entre dos años y medio y cuatro años, según este estudio científico.