En el fútbol, como en cualquier oficio, es bastante importante realizar las tareas sin pensar. Ya saben, desarrollar automatismos y trabajar instintivamente. Eso, que es algo habitual en el día a día de cualquiera, es parte del éxito del Atlético de Madrid, que no necesita de invenciones para solventar sus compromisos ante rivales teóricamente inferiores, como ocurrió en San Sebastián, donde el conjunto de Simeone volvió a repetir la fórmula de siempre: defender bien, ser un bloque en el centro del campo y golpear arriba cuando lo pide el partido. Ante la Real Sociedad, con sendos goles de Griezmann y Carrasco (0-2).
A estas alturas, hay algo que es indudable: el Atlético, después de años a rebufo, ha completado su conversión a club grande en todos los sentidos. No sólo por su dimensión –siempre a la altura–, sino también por cómo resuelve los partidos. Es decir, ya no necesita jugar bien para ganar; ahora le basta con que aparezcan los de arriba. O, mejor dicho: Griezmann, que busca su propio cielo entre Cristiano Ronaldo y Leo Messi a ritmo de goles. Contra la Real, inaugurando el marcador con una arrancada desde el centro del campo y dejando por el camino a Illarramendi, Diego Reyes e Íñigo Martínez antes de picarla delante de Rulli.
Marcado el gol, el Atleti lo hace todo tan bien en defensa que no necesita aportar mucho más en el apartado ofensivo. Con dos líneas de cuatro y los dos puntas presionando arriba, ahoga el centro del campo a sus rivales y espera a su presa desde atrás, como aguardando el momento preciso. Así le ocurrió a la Real, que no fue capaz ni de elaborar su juego ni de encontrar un pase entre líneas. Tocó, tocó y tocó, pero sin crear ocasiones. Apenas un disparo en la primera parte y dos en la segunda. Y no mucho más. El conjunto de David Moyes se fue desesperando poco a poco hasta ver el reloj pitar el final del partido –acabó con nueve el encuentro–.
Con ese planteamiento, tan conservador como efectivo, el Atlético se llevó tres puntos de San Sebastián, colocándose en cuarta posición, en puestos Champions, donde le corresponde. Y, además, con contundencia, marcando el segundo gol en un último minuto de locura colectiva. Jonathas cayó en el área colchonera y el conjunto de Simeone aprovechó para montar la contra y acabar con el partido: Torres se la dio a Carrasco y éste hizo el segundo. Y fin de la historia.
La victoria, ya con Koke sobre el campo, llega en una semana crucial. El Atlético recibe al Astana el miércoles y cerrará la semana contra el Valencia en el Calderón. Con una única pega a estas alturas de la temporada: no consigue que Jackson Martínez termine de responder a las expectativas puestas sobre él. Va mejorando poco a poco, pero todos esperan que dé un paso al frente en las próximas fechas. El mismo que ha dado Griezmann.