El pasaporte biológico es actualmente la mejor herramienta de las que disponemos para la detección de prácticas dopantes en el deporte. Es un instrumento que sigue la evolución de distintos parámetros sanguíneos (hemoglobina, % reticulocitos, índice OFF-Score...), creando un perfil único y personal para cada atleta que permite detectar aquellas variaciones no esperables de manera natural. Que una variable se salga del rango esperado, no implica directamente una sanción, sino que deben ser entonces tres expertos mundiales quienes, de manera independiente y por unanimidad, identifiquen esa variación con prácticas prohibidas para que se considere una violación del código antidopaje.
Es un instrumento desarrollado e implantado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en base a casi una década de estudios científicos sólidos y lo que es más, está validado por varios laudos del Tribunal Superior de Arbitraje Deportivo (TAS) y figura con valor de prueba tanto en el Código Mundial Antidopaje como en la Ley Antidopaje Española promovida por el secretario de Estado, Miguel Cardenal, y la entonces directora general del Consejo Superior de Deportes (CSD), Ana Muñoz.
En resumen: una anomalía en el pasaporte biológico (una vez certificada por tres expertos independientes), tanto en España como en el extranjero, supone una violación del código antidopaje, equivale legalmente a un positivo y por tanto dicha anomalía conlleva irremisiblemente una sanción.
Caso Marta Domínguez
No todo, sin embargo, parece tan claro cuando el atleta que infringe el código es uno de los buques insignia del deporte patrio, y así ha quedado de manifiesto con el vergonzoso desarrollo del que ya se conoce como 'caso Marta Domínguez'. La palentina fue hasta 2010 una asidua a los podios internacionales, con medallas en campeonatos de Europa y del mundo, tanto en pista cubierta como aire libre, lo que la hacía merecedora del apelativo de la mejor atleta española de historia. Una deportista 'mimada' por la RFEA que llegó incluso a ocupar el cargo de vicepresidenta gracias al favor con el que contaba dentro del ente federativo.
Y todo ello a pesar de que su reputación se había visto cuestionada en infinidad de ocasiones al estar directa o indirectamente implicada en escándalos de dopaje como la 'operación Puerto' en 2006 (dos de las bolsas, etiquetadas como "Urco", según la Guardia Civil pertenecerían a la atleta) o la 'operación Galgo' en 2010, donde la anulación de las grabaciones por parte de la juez Mercedes Pérez Barrios y la absolución de la palentina fueron un jarro de agua fría para la inmensa mayoría del atletismo español.
El último, y parece que definitivo capítulo, ha sido la esperada sanción de tres años por parte del TAS (una de las penas más duras que impone el tribunal en su historia) y que viene a destapar las vergüenzas de quienes la protegieron desde los diferentes estamentos del deporte nacional.
Así, no hay que olvidar que cuando le fue inicialmente comunicada la sanción por parte de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), el Comité de Disciplina Deportiva de la RFEA, merced a un sonrojante informe de la entonces responsable del departamento antidopaje de la federación, Rosa Vidal (y calificado de "brillante" por la propia federación), absolvió a Marta Domínguez de toda culpa.
¿Por qué el TAS no tuvo en consideración el informe absolutorio de la RFEA ni los informes exculpatorios encargados por la defensa de la atleta? Básicamente, porque la culpabilidad de Marta Domínguez era meridiana
De la misma manera, Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español (COE), dijo sin ningún pudor que existían dudas científicas sobre el valor como prueba del pasaporte, mostrando su ignorancia por la ingente cantidad de estudios científicos que lo respaldan y de paso contradiciendo al Comité Olímpico Internacional (COI), la AMA, la IAAF, la UCI y demás organizaciones internacionales que lo avalan.
La única luz de aquel bochornoso espectáculo de proteger a una atleta que había infringido de forma flagrante el código, fue que el CSD, capitaneado por Ana Muñoz y la propia Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD), de la mano de Enrique Gómez Bastida, afirmaron que apoyan de manera clara al pasaporte biológico y se desmarcaron de la absolución y criterios del Comité de Disciplina de la RFEA.
La pregunta que cabe hacerse ahora es: ¿por qué el TAS no tuvo en consideración el informe absolutorio de la RFEA, ni los informes exculpatorios encargados por la defensa de la atleta al oncólogo Cristobal Belda -que atribuía la anomalía a un hipotiroidismo subclínico no diagnosticado- y el matemático José Peña -que trató de desacreditar el método-? Pues básicamente porque la culpabilidad de Marta Domínguez era meridiana y así lo han certificado los tres componentes del panel jurídico del TAS Conny Jörneklin, Romano Subiotto y Jacques Radoux.
Una evidencia abrumadora
Marta Domínguez presenta varias anomalías llamativas en su pasaporte biológico, no sólo indicativas de prácticas prohibidas, sino que además se presentan en fechas muy significativas. Entre las fechas marcadas en rojo, destacan la primera y la segunda semana de agosto de 2009, en vísperas del Mundial de Berlín, donde consiguió el oro en la prueba de 3000 obstáculos. En esas fechas, sus valores de hemoglobina (proteína encargada del transporte de oxígeno) y reticulocitos (glóbulos rojos inmaduros) sufren sospechosas alteraciones que han sido identificadas por tres expertos independientes como compatibles de dopaje y que descartan por completo la tesis del hipotiroidismo presentada por la defensa.
De la misma manera, llaman la atención los valores que presenta en la última semana de julio de 2010 (cuando consiguió la plata en el campeonato de Europa), ya que la caída que se observa en los reticulocitos es compatible con una más que probable transfusión sanguínea. Transfusión de sangre que, muy posiblemente, date de nueve meses antes (finales de octubre de 2009), cuando sus análisis (que presentan valores de hemoglobina anormalmente bajos y de reticulocitos anormalmente altos), son indicativos de una extracción de sangre. Práctica que por cierto también se intuye en sus valores de septiembre de 2012, aunque ya no podemos saber si fue utilizada al ser comunicada su suspensión poco después.
Los expertos que recomendaron su sanción fueron nada menos que Yorck Olaf Schumacher, considerado el mayor experto del mundo en el pasaporte biológico, junto con Michel Audrian, Giuseppe d'Onofrio y su diagnóstico es simplemente demoledor: acusan a Marta Domínguez de dopaje sanguíneo continuado entre el 5 de agosto de 2009 y el 4 de enero de 2013.
Una evidencia abrumadora de dopaje sanguíneo (llama la atención aquí que los informes exculpatorios de Rosa Vidal descartasen únicamente el uso de EPO, cuando en el caso de la palentina las infracciones más claras parecen venir de transfusiones y no de EPO) que desacredita a quienes la protegieron sin pudor hace poco más de un año y que ahora, siendo el fallo del TAS firme, dan la callada por respuesta.
*Jordan Santos-Concejero es profesor e investigador en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad del País Vasco.