Parece ficción, pero no lo es: el Madrid respira en el cogote del aturdido Barça de Luis Enrique y disfrutará de un apacible domingo, a sólo un punto del líder, inmerso en una ola de felicidad imprevista que catapulta a una plantilla reanimada. Todas las dudas de la temporada merengue se han trasladado a Barcelona: donde había cansancio parecen funcionar las rotaciones, donde reinaba la armonía (Camp Nou) se cuestionan las decisiones del entrenador.
El fácil partido ante el Getafe fue un peldaño más en la recuperación deportiva y anímica amprendida por Zidane. No necesitó jugar un magnífico partido, pero lució una superioridad insultante frente a un colista devorado por un planteamiento suicida: jugar a los blancos de tú a tú en un intercambio de golpes directos que, lógicamente, favoreció al equipo más goleador de la Liga en luagr de la menos atinado (28 goles en toda la competición, dos menos que Ronaldo por sí solo).
El Getafe ha metido 2 goles en los últimos 12 partidos y quiso mostrarse valiente desde un principio ante un Madrid arrollador, muy enchufado, que no dejó a los locales demostrar aquello de "entrenador nuevo, victoria asegurada". La insistencia de Zidane en controlar la euforia y evitar riesgos ante un equipo malherido pareció tener efecto, pese a los espacios que dejaba el equipo entre la defensa y el medio campo tras sus numerosos contraataques. No estaban Casemiro ni Modric. (Tampoco Ramos, que descansó igualmente). Ambos equipos llegaron con facilidad al área durante la primera parte, con resultados (y pólvora) bien diferentes.
Desorden y vértigo
Un disparo al poste de Cristiano en el minuto 15 fue la primera señal seria del huracán madridista. Era un Madrid alegre, con Bale descabalgado en ataque, en el que sólo la falta de precisión final retrasaba el primer tanto. Durante un cuarto de hora fueron dos equipos con desparpajo vertical, partidos por la mitad, que dejaban muchos espacios y en el que los blancos perdían a veces protagonismo, pero no dejaban de afilar las armas. James se movía sin cesar, Isco disfrutaba ante un equipo poco organizado y la 'BBC' se descolgaba constantemente en ataque. En el Getafe Sarabia articulaba la mayor parte de los ataques y dejaba destellos de calidad para compensar la agonía en un duelo tácticamente desaliñado donde Lahcen se multiplicaba para mantener el orden local.
El Madrid estuvo cómodo, pero sin gol, hasta el minuto 29, cuando Benzema volvió a abrir un marcador aprovechando un pase inventado de James, tan bueno que bastó un semifallo del francés para superar a Guaita. El portero local detuvo un remate a bocajarro dos minutos después, pero el juego era demasiado peligroso con rivales como la 'BBC', James o incluso el otras veces parsimonioso Isco, que recogió una gran pared de Benzema, sin oposición, para superar a Guaita con el exterior y dejar el partido casi resuelto antes del 40. El cráter azulón en la medular era el mejor ecosistema posible para 'jugones' sin apremios defensivos.
Malas sensaciones locales
La segunda parte comenzó de forma muy similar y el Madrid despejó cualquier duda al cuarto minuto por medio de Bale en otro contraataque. Era un debut horrendo para Juan Eduardo Esnáider y un presagio turbador para un club en serios aprietos. Zidane empezó a rotar inmediatamente y dio descanso a Carvajal, primero (entró Nacho) y Bale después (entró Lucas Vázquez). El miércoles visita el Villarreal el Bernabéu.
El Getafe quiso mostrar orgullo ante su público (mención especial a Pedro León) y buscó el gol del honor, pero el que se divertía era el Madrid. Los jugadores usaban los minutos para lucirse. Sólo faltaba el gol de Cristiano. Zidane no se sentaba en el banquillo: prohibido dormirse. Era el riesgo de la calma total que invadió el partido hacia el minuto 75. Tanta, que Sarabia, el mejor 'azulón', batió a Keylor en el 83. No le gustó nada al entrenador blanco, pero sus jugadores se esforzaron para que terminase el partido de buen humor. James hizo el cuarto en un alarde de tranquilidad y Jesé, en el 90, llevó un balón solo hasta el área para cedérselo a Ronaldo y permitir al 'Pichichi' engordar sus cifras después de jugar un partido más entero. El Madrid se permite soñar durante al menos 24 horas con la Liga.