Viernes por la tarde en Madrid. Aprovechando el calor que empieza a anunciar la llegada del verano, los jugadores de la sección de baloncesto del Real Madrid celebran una barbacoa en casa de Sergio Rodríguez. En un momento de la reunión, empieza a sonar el tema "My Boo", de Ghost Town DJ's, y uno de los americanos del equipo, quizá Jeff Taylor, inicia una especie de breve cuenta atrás. Cuando irrumpe en escena el estribillo de la canción, todos los jugadores empiezan a bailar desenfrenados en el jardín ovacionados por sus respectivas parejas. El vídeo no tarda en aparecer en las redes sociales de los componentes del Madrid.
Se trata de un ejemplo del #RunningManChallenge, el nuevo reto que causa sensación entre los deportistas en Internet. Si el #HarlemShake o el #IceBucketChallenge ya tuvieron una gran repercusión entre las estrellas del deporte, lo mismo se puede decir del baile de moda.
Se preguntarán por qué una canción de 1996 se ha vuelto viral justo cuando se cumplen 20 años de su lanzamiento. La respuesta la tienen, cómo no, en Estados Unidos. Allí fue donde Kevin Vincent y Jeremiah Hall, dos estudiantes de instituto en New Jersey, dieron el pistoletazo de salida al que puede ser el reto del verano. Lo hicieron en enero de este año, sentando las bases para posteriores imitaciones: realizar una especie de baile emulando a una persona corriendo.
Poco después de subir el vídeo a la Red, dos jugadores del equipo de baloncesto de la Universidad de Maryland, Jared Nickens y Jaylen Brantley, decidieron seguir su ejemplo y grabarse bailando "My Boo". Así es como, allá por abril, el #RunningManChallenge empezó a hacerse viral en USA.
El bailecito no tardó en hacer mella en otros deportes. Algunos jugadores de fútbol americano y de béisbol también decidieron ejercitar su dominio del funky de forma pública. Incluso auténticas estrellas como Kyrie Irving, el base titular de los Cleveland Cavaliers de la NBA, se han marcado unos pasos del "My Boo".
El gran salto de popularidad del reto también vino dado por la hazaña de Maickel Melamed, que completó la Maratón de Boston en su totalidad a pesar de sufrir distrofia muscular. Fue la ocasión perfecta para unir el sentido lúdico del #RunningManChallenge con una buena causa: recaudar fondos para luchar contra esta enfermedad, que causa dolores progresivos y pérdida de la masa muscular.
Así nació la web oficial del reto, donde se pueden hacer donaciones y se explica la forma correcta de hacer el #RunningManChallenge: poner "My Boo" a todo trapo, hacer nuestro mejor baile del hombre corriendo y retar a tres amigos.
Divertido, pero con un punto serio. Y es que la distrofia muscular puede llegar a impedir que una persona ande o se mueva. También provoca problemas al respirar o al tragar la comida en algunos casos e incluso la muerte llegando al mayor de los extremismos. Aunque la enfermedad no tiene cura conocida en nuestros días, la fisioterapia, el ejercicio aeróbico y algunos esteroides de baja intensidad pueden ayudar a mantener el tono muscular a sus afectados.
Al igual que el #IceBucketChallenge, que buscaba combatir la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), el #RunningManChallenge ha ganado nuevos adeptos gracias a su causa altruista. El viral también se ha hecho popular en Europa, donde lo han protagonizado, por ejemplo, los jugadores del Bayern de Múnich.
Y no sólo ha enganchado a los deportes más conocidos o a los deportistas propiamente dichos. Los practicantes de otras modalidades menos mediáticas como el jiu-jitsu, los presentadores de los programas de televisión deportivos y hasta los trabajadores de las oficinas de los clubes también se han marcado sus correspondientes bailables.
Así que ya saben: si quieren pasar un buen rato en verano y, además, contribuir a una buena causa, participen del #RunningManChallenge junto a los personajes deportivos. No se lo digo yo. ¡Se lo dice Carlton Banks!