Pepe Barahona Fernando Ruso

Matchu es un tipo singular. Nacido en Cabo Verde, bromea en castellano con un cierto acento de Cádiz. Habla seis idiomas y es alto, mucho. Vive entre la Isla de Sal —su isla natal—, Fuerteventura y Tarifa. Cuando ríe, ríe a conciencia. Pudo haber sido cocinero o responsable de marketing en cualquiera de los hoteles de su tierra. Pero él tiene una habilidad especial: el kitesurf. No en vano, es el actual campeón del mundo. Y cabalga olas, y se eleva decenas de metros gracias a la fuerza del aire.

Se le da tan bien que se queja amargamente cada vez que algo lo saca del agua. Un algo que, por lo general, suele ser la visita a una embajada extranjera para gestionar el visado para competir. Su condición de caboverdiano le genera una tediosa e insalvable burocracia. Y en la cola, mientras espera a que el funcionario de turno le atienda, Matchu piensa en las olas, el viento, la sal... Y se le tuerce la sonrisa. Y cae en la cuenta de lo fácil que sería todo si no hubiese nacido en Cabo Verde. Si fuese portugués, italiano… o español. Y en esas está, en conseguir la nacionalidad española para regresar al agua. Y entrenar, y ganar, y volver a ser campeón del mundo de kitesurf.

Lopes es el actual campeón del mundo de kitesurf. Fernando Ruso

Siempre que viaja, Matchu lleva una revista en la mochila. Y cuando ve que al funcionario que toca le asalta la duda acerca del propósito de su viaje, la saca y le muestra su cara. “Soy yo”, le explica. “El campeón del mundo”, insiste. Y así, al verle la estética surfera, los tirabuzones… y el parecido exacto al tipo de la revista, consigue mucho más que con su pasaporte de Cabo Verde. “Por desgracia, es así; he entrado en muchos países gracias a la revista, incluso en Estados Unidos”, confirma el deportista, que ha solicitado la nacionalidad española y renueva la revista con cierta frecuencia. Raro es el mes que no aparece en las portadas de la prensa especializada. Matchu es muy bueno en lo que hace.

España podría ganar al campeón del mundo de kitesurf a cambio de un pasaporte. Así de fácil. Y tan difícil para Matchu Lopes, que deberá renunciar a su condición de caboverdiano. “Algo que me duele, porque amo a mi país, Cabo Verde está en mi corazón, pero el Gobierno de allí no me quiere ayudar, porque me podría dar un pasaporte diplomático, ya que soy un embajador del deporte, pero no quieren”, explica el joven Matchu, de 23 años y empadronado en Fuerteventura, donde pasa al menos seis meses al año entrenando.

“Llevo la imagen de mi país, pero no puedo dejar que los problemas en los aeropuertos me dejen sin poder competir, o sin poder atender a los patrocinadores. Y sin patrocinadores estoy perdido”, razona el joven nacido en Santa María, un pequeño pueblo de unos 12.000 habitantes situado en la Isla de Sal, una de las diez islas que componen Cabo Verde.

Donde Matchu nació no hay muchas infraestructuras, no hay hospital, ni montañas, ni verde, ni oportunidades laborales. Solo playa, agua y viento, y olas. Y turismo. Lo que facilita la práctica de deportes acuáticos y atrae a un sinfín de aficionados y deportistas de élite.

HÉROE EN CABO VERDE

Si no fuese deportista de élite, reconoce el campeón, Matchu sería cocinero, o jefe de marketing en algún hotel o entrenador de kite o de surf a disposición de los turistas. “Tampoco hay más opciones”, resalta el caboverdiano. Pero es el campeón del mundo. Y su foto luce bien grande en la zona de recogidas de equipaje del aeropuerto internacional Amílcar Cabral de Cabo Verde. Ha abierto los informativos de las emisoras de radio y televisión y en su país lo miran con admiración. “Aunque de poco me sirve para que el Gobierno me dé una solución a mi problema con los visados y me he cansado de esperar”, advierte el joven.

Yo lo que quiero es estar en el agua. Es mi zona de confort, mi sofá… Renuncio a estar en el agua para cumplir con los compromisos que me pone el gobierno de mi país, pero yo les pido una cosa, ¡solo una cosa!, el pasaporte diplomático, y ellos me dan largas”, critica desairado Matchu. “No le pido un centavo, nada. Solo eso. Y me contestan el típico ‘Estamos en ello, la semana que viene…’. Y así llevamos ¡seis meses!”, detalla el caboverdiano.

Matchu Lopes en acción. North Kiteboarding

Y es que conseguir un visado para alguien de Cabo Verde es algo complicado. Sin él no puede participar en las competiciones ni realizar acciones de promoción para sus patrocinadores, de los que depende económicamente. “Y que tu futuro profesional dependa de un visado es algo que me afecta mucho”, confiesa Matchu.

Un ejemplo. Matchu consiguió su título en Dakhla, Marruecos. Meses antes de competir, tuvo que dejar el entrenamiento y desplazarse de Cabo Verde, donde no hay embajada en la que tramitar el visado, a Senegal. Allí aguardó diez días hasta que logró que las autoridades marroquíes le firmaran el permiso para acceder a su territorio. Pero hay más fórmulas.

“Puedes enviar el pasaporte por correo, una opción fácil en países de occidente; pero una mala elección en cualquier país africano. Lo clásico es que te lo pierdan y acaben vendiéndolo”, explica Matchu. “Y eso si no te obligan a hacer las gestiones de forma presencial”, apunta. “En vez de estar en el agua entrenando, estoy en las embajadas. Yo me ocupo del visado, y luego entreno”, se queja el caboverdiano.

El caboverdiano posa con su pasaporte y la revista con la siempre viaja. Fernando Ruso

— ¿Y le afecta deportivamente?

— El tema de los visados me estresa muchísimo. Es mucha burocracia, mucho papeleo y mucho tiempo, hacer colas, saber la documentación que debo llevar… Y mientras que mis competidores están entrenándose, yo estoy en una embajada. Pero esto es lo que me ha hecho fuerte. Una vez que consigo el visado ya salgo ganando. Es un mes de estrés. Y no como, no duermo… pero cuando consigo el visado soy el tío más feliz del mundo. Voy al agua con otra actitud. Otra energía. Esto es lo que me ha hecho campeón. Siempre lucho hasta el final.

ESPAÑOL POR MÉRITOS DEPORTIVOS

Esa fortaleza, física —mide 1,90 metros y pesa 74 kilos— y mental, ha hecho que Matchu sume en su palmarés decenas de victorias en Hawái, Portugal, Italia, Marruecos, Mauritania o Cabo Verde. Méritos deportivos que podrían valerle la nacionalidad española según la fórmula de ‘carta de naturaleza’, que como explica la abogada especializada en Derecho Deportivo María Laffitte se otorga discrecionalmente por el Gobierno mediante Real Decreto.

“España ganaría a un campeón del mundo recientemente proclamado y eso es un pastel goloso para cualquier país”, detalla Laffitte. “Por desgracia, no estamos en año olímpico y la modalidad deportiva de Matchu no es olímpica, lo que facilitaría bastante la solicitud”, explica la abogada, optimista respecto a la petición ya formulada del caboverdiano.

Matchu Introducing_Vi Presento Matchu

No es el primer caso que Laffitte, que realiza las gestiones para Matchu de forma desinteresada, consigue el pasaporte español para un deportista extranjero usando la fórmula de la ‘carta de naturaleza’. En 2015, la letrada sevillana ya consiguió la nacionalidad española para el atleta cubano Mauri Castillo, que llegó a ser el mejor fondista de la historia de Cuba y que aprovechó los Juegos Iberoamericanos de San Fernando para asentarse en España huyendo de la falta de libertad en su país de origen.

“Muchos de mis compatriotas también se han ido de Cabo Verde”, explica Matchu. “Lo han hecho casándose con alguna chica, pero yo entiendo que al matrimonio se llega por amor y no por interés”, detalla el campeón del mundo, que mantiene una relación con una joven sevillana. “Con ella estoy porque estoy bien, estamos bien juntos, me apoya, me ayuda… y el día que eso cambie, pues podré dejarlo con total libertad y sin que un contrato por conveniencia me obligue a quedarme”, explica Matchu. “Además, me avalan mis éxitos deportivos”, zanja Matchu. “Soy el campeón del mundo de kitesurf”.

Matchu Lopes en el aeropuerto de Sevilla. Fernando Ruso

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