Madrid

Hace casi un año, en la pista central del torneo de Roma, Rafael Nadal se quedó sorprendido. En octavos de final del quinto Masters 1000 de la temporada, el mallorquín se midió con Nick Kyrgios y cuando vio cómo el australiano se adaptaba a la tierra batida, tratando más sus tiros y dándole altura a la bola, no puedo evitar pensar que ese jugador podía ponerle en muchos problemas sin importar la superficie. Pese a que esa tarde acabó logrando la victoria en tres mangas, empatando así el cara a cara con Kyrgios (el australiano se había impuesto en el primer cruce entre ambos, en Wimbledon 2014), Nadal se marchó avisado. Este jueves, en octavos de final del Mutua Madrid Open, el español se mide al australiano en un encuentro cargado de dinamita. 

“Ante Rafa tuve una gran batalla en Roma y me ganó en el tercer set 6-4, pero también jugamos un buen partido en Wimbledon que me llevé yo”, recordó Kyrgios antes de volver a medirse con el campeón de 14 grandes en Madrid. “Los dos queremos ganar siempre y cuando nos hemos enfrentado han sido partidos muy cerrados, así que será emocionante”, prosiguió el número 20 mundial. “La arcilla es la mejor superficie de Nadal, sin ninguna duda. Es el mejor jugador sobre tierra en el circuito, el mejor de todos los tiempos. Es el gran favorito. Para cualquier australiano, jugar en tierra ante Rafa es duro. Si juego el estilo adecuado y trato de comprometerme puede que tenga opciones. Jugar ante él en su casa será muy especial”, afirmó. 

“En tierra sigue siendo un rival muy difícil, aunque quizás sea la superficie donde es menos peligroso”, le continuó Nadal tras superar agónicamente al italiano Fognini en su estreno en el torneo. “¿Qué ocurre? Que el componente de jugar en altura lo convierte en igual de complicado o más que en una pista dura”, aseguró el mallorquín. “Jugar tarde hace que las condiciones sean más lentas, pero es un rival que me va a meter mucha presión. Tengo que tener un ritmo alto, tengo que jugar bien para ganar”, añadió. “Creo que estoy preparado para jugar bien porque llevo muchos meses jugando bien”, cerró el número cinco mundial. 

Kyrgios, golpeando una derecha en Madrid. Felipe Sevillano Mutua Madrid Open

“Kyrgios da respeto, miedo no hay que tener a nadie”, avisó Carlos Moyà, uno de los técnicos del mallorquín. “Es un rival muy duro, aunque no sea su superficie, y ya lo ha demostrado en partidos como el que jugaron en Roma. Además, la altura de Madrid favorece a los sacadores y los puntos se acortan. Todo eso le viene bien a Kyrgios”, dijo el ex número uno del mundo. “En cualquier caso, estoy seguro de que el jueves veremos la mejor versión de Nadal”. 

Consciente del peligro al que se enfrenta, el español aceptó de buen grado el ofrecimiento de la organización de jugar por la noche, para que la pelea sea en condiciones más lentas y la bola del australiano no viaje tan rápida en el aire, neutralizando un poco la ventaja que la altura de Madrid (667 metros sobre el nivel del mar) da a los tiros de Kyrgios, como por el ejemplo el saque. Al joven de 22 años, en cualquier caso, le da igual eso. Su objetivo es otro: mirar al pasado, ver bien lo que hizo, atacar el presente, lanzarse a por la victoria. 

“Pero no pienso mucho en el partido de Wimbledon porque en aquella época todavía era muy joven y jugamos en la peor superficie de Rafa, aunque haya ganado dos veces el torneo”, apuntó el australiano. “Sí que es cierto que ese partido fue mi irrupción, el momento en el que supe que podía ganar a los mejores, que podía hacer algo grande en este deporte”, siguió. “Pero el nivel de confianza de Nadal en tierra es muy superior a el de hierba”.

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