Adiós a Madrid, hola a la realidad. Pasando de puntillas por el partido, Garbiñe Muguruza se despidió en su estreno en el Mutua Madrid Open (1-6 y 3-6 ante la suiza Bacsinszky) y corroboró que tiene motivos de sobra para estar bien preocupada: a unas semanas de que arranque Roland Garros, donde defiende el título de campeona (2000 puntos), la española ha perdido los dos encuentros que ha jugado en tierra batida esta temporada (Stuttgart y Madrid), solo le queda un torneo antes de llegar a París (Roma) y sus sensaciones difícilmente pueden ser peores antes del momento más importante que le tocará encarar este curso.
“Quizás estaba más nerviosa por jugar en casa”, argumentó la española ante los periodistas en una rueda de prensa fría, de respuestas cortas y sin mucho fondo. “No sé exactamente… He fallado muchos golpes que no tocaban. Ella varía mucho su juego y cometí muchos errores. Ha sido inteligente. Entre una cosa y otra… se me fue el partido”, prosiguió la número seis mundial, que nunca ha pasado de la segunda ronda en Madrid en sus cinco participaciones. “Creo que he jugado un poco peor de nivel de tenis que en otros partidos. Tengo que buscar el por qué e intentar que no vuelva a pasar”, añadió la campeona de un grande, que empezó dominando los dos parciales (1-0 y saque en el primero, 3-0 en el segundo) y acabó cediendo seis juegos seguidos en cada uno de ellos hasta caer derrotada.
“¡Duro! ¡Fuerte! ¡Duro! ¡Fuerte!”, le gritó su banquillo a la española cuando estaba claro que el encuentro se le había ido de las manos. Bacsinszky, que hasta hoy había perdido los cuatro enfrentamientos con Muguruza, tampoco necesitó nada del otro mundo para eliminar a la española, consumida por la precipitación y los errores, derrumbada desde casi el inicio e incapaz de buscar soluciones para al menos plantar batalla, pelea, hacer algo más que felicitarle el camino a su oponente.
“Honestamente, tenía cero expectativas aquí porque nunca he jugado bien en Madrid”, aseguró Muguruza en un extraño ataque de sinceridad. “He jugado muchísimo en tierra batida, no me preocupa haber jugado más o menos partidos”, añadió. “No es por Roland Garros, lo que quiero es intentar mejorar en ciertos aspectos. Todo el mundo me pregunta por Roland Garros porque lo gané el año pasado, pero el siguiente es Roma, luego Birmingham, luego Wimbledon… intentaré hacerlo mejor en Roma”.
Mientras Muguruza se marchaba con la cabeza hundida entre sus hombros, Carla Suárez celebraba una remontada de las que disparan la autoestima. La canaria perdía 3-6, 4-5 y saque de la china Peng, pero acabó ganando 3-6, 7-5 y 6-0 y se citó con Caroline Wozniacki (7-5, 6-7 y 6-4 a la rumana Niculescu) en un cruce a cara de perro que ambas jugarán el lunes por la noche.
“Al principio no encontraba la manera de jugar, de hacerle daño”, resumió la número 23 del mundo. “La paciencia, saber que siempre hay tiempo para poder remontar, ha hecho efecto una vez más. Estoy contenta del resultado final, pero no de la forma en la que he empezado”, añadió Suárez. “Hay presión, sí. Al jugar tan pocas semanas en Espala, y que además Madrid sea un torneo tan importante, hace que a veces cueste. Con los años lo vas llevando mejor", reconoció la española. "No tanto en el momento de competir, pero sí todo lo que te envuelve fuera. Eso hace que cuando llegas a jugar estás agotada. Los nervios siempre van a estar ahí, pero hay que intentar saber manejarlos lo mejor posible".