El dos veces campeón de la UFC, Conor McGregor, ha sido acusado de tres cargos de asalto y uno de vandalismo por la Policía de Nueva York. El luchador irlandés, de 29 años, atacó un autobús en el que viajaban varios compañeros de profesión este jueves por la noche, provocando lesiones a algunos de ellos.
El objetivo de McGregor era el ruso Khabib Nurmagomedov, que se encontraba dando una rueda de prensa junto a Max Holloway en el Barclays Center de Brooklyn (ambos se disputarán el título de la UFC este fin de semana). Como no consiguió abordarle, tanto él como el también luchador Artem Lobov, acompañados por una docena de individuos, decidieron perseguir al autocar en el que los luchadores abandonaban el recinto.
Y no de cualquier manera: McGregor lanzó una valla, un cubo de basura y un carrito al vehículo. Así fue como rompió una de sus lunas, con consecuencias físicas para algunos de los ocupantes del autobús: Michael Chiesa recibió varios cortes en la cara (pelea el sábado), Ray Borg acabó con una lesión ocular y Rose Namajunas no fue golpeada de milagro.
La Policía buscó a McGregor después de los hechos, aunque fue él mismo quien se entregó a las autoridades. "Esto es lo más asqueroso que ha pasado en la historia de la compañía, le van a demandar muchas personas", declaró el presidente de la UFC, Dana White, tras lo sucedido. "No sabemos si estaba drogado o cuál era su problema. Acaba de tener un hijo, ¿así debe actuar con un bebé en casa?", añadió al respecto.
McGregor acudirá a juicio tras protagonizar este incidente. No compite en la UFC desde noviembre de 2016 (su último combate a secas fue contra el boxeador Floyd Mayweather en agosto de 2017). Unas horas antes del altercado, había sido desposeído de su título en esta competición.
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