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Kerman Lejarraga (Morga, 1992) habla como golpea. Suelta el puño como responde. Es de frases cortas, de mensajes directos y de pasos hacia delante. Dentro y fuera del ring. Antes, en el camino hacia el encordado, se esconde bajo una capucha, se camufla con un pañuelo pintado entre las fauces de una calavera y sube al ring entre los acordes de la música rock. Lo comparan con ‘Poli’ Díaz y con Castillejo; dicen de él que va a ser (o que es) uno de los mejores. Es del Atheltic –a muerte– y tiene 26 años, pero ya llena pabellones. Este sábado (20:00 horas), con motivo del campeonato de Europa de peso wélter, el ‘revólver de Morga’ –como lo apodan– colgará el ‘no hay billetes’ en el Bilbao Arena (11.000 localidades) para pelear contra Bradley Skeete. Antes, se somete al cuestionario de EL ESPAÑOL.
Me han contado que se le daba mejor el boxeo que el colegio.
[Risas] La verdad es que nunca fui un buen estudiante. Empecé a hacer deporte para distraerme porque estaba mucho en la calle. Cuando acudía a la escuela iba a dormir. ¡Y eso en el mejor de los casos! Faltaba mucho a clase.
Este sábado pelea contra Bradley Skeete en el Bilbao Arena con el campeonato de Europa de peso wélter en juego. ¿No le han pedido entradas sus profesores?
Eso se lo dejo a mi mánager, pero sí que me he cruzado con algunos desde que salí de la escuela. Me felicitan y se asombran cuando ven dónde he llegado.
Cuénteme, ¿por qué le llaman el ‘revólver de Morga’?
Porque me tatuaron un revólver y en el gimnasio me empezaron a llamar así. Si te digo la verdad, no soy mucho de motes. Toda la vida me han llamado Kerman o Antonio, porque hace mucho, cuando tenía Facebook, me puse ese nombre, Antonio. Pero a mí me gusta Kerman.
Así se presentaría en el gimnasio la primera vez que llamó a la puerta. ¿Se acuerda?
Sí, empecé haciendo kick boxing. Uno de mis mejores amigos, Asier Galán, me presentó a Txuxi (su representante) y me enganché. Mi primera pelea también fue de kick boxing. Me pegaron en la boca, pero no me noquearon. Y le pillé el gusto. Flipé. Dije: ‘Me pagan por esto; yo tengo que repetir’. Y así lo hice. Después ya vino el boxeo, que me sacó de la calle, de las peleas y esas cosas. No era un chico bueno, me gustaba estar por ahí y me vino bien… Ahora es mi trabajo. Llevo 24 victorias (19 por KO).
¿Qué le dijo su madre cuando le contó lo del boxeo?
Mi madre y mi abuela no lo aceptaban porque yo era un poco trasto. Ya digo, me gustaba mucho meterme en peleas, como todo niño, y no se fiaban de mí. Vivíamos también con mis tíos y a mi tía tampoco le gustaba. Pero mi tío les insistió para que me dejaran y ahora están todas orgullosas de mí.
Hablando del campeonato de Europa. ¿Cómo lo ha preparado?
Después de pelear con José del Río, al que tengo que felicitar, descansé una semana. Estaba en casa y mi mujer me dijo: ‘¡Anda, ve al gimnasio que no te soporto!’ [risas]. Desde entonces me he estado preparando para el combate con diferentes sparrings y entrenando unas seis horas al día.
Lo comparan con ‘Poli’ Díaz y con Castillejo, dicen de usted que tiene carisma, está todo vendido para su combate de este sábado en el Bilbao Arena (11.000 personas)… ¿Todo lo que cuentan de usted es verdad?
Es increíble que me comparen con ‘Poli’ o con Castillejo, pero ellos fueron campeones de Europa y yo todavía no soy nada de eso. Del carisma, pues la verdad es que no lo sé, pero la gente viene a los combates. Es una cosa maravillosa. Es de agradecer a todos, a los que son de Bilbao, a los de fuera y a los amigos del Athletic.
Lo cierto es que tiene una estética particular a la hora de subir al ring.
Bueno, tampoco es nada preparado. Llevo un pañuelo que me regalaron y unos pantalones de camuflaje que también me regaló mi mujer.
Sin ese atuendo, ¿lo conocen por Bilbao?
Sí, porque aquí en Bilbao los combates de boxeo se viven como si fueran partidos de fútbol. Y como vivo por el centro, sí que hay gente que me para y eso. Siempre me ven sacando los perros, llevando a la niña al colegio… Yo, de todas formas, prefiero pasar desapercibido. Tengo mi vida de siempre, mi pandilla de siempre y los amigos de toda la vida. Sigo vistiendo como hace 10 años… y dirán que soy un pordiosero [risas]. Mi mujer trabaja, yo vivo del boxeo y no tenemos muchos lujos.
¿Qué le hace falta al boxeo para que en el resto de España se viva como en Bilbao?
Más veladas y el apoyo de la televisión. O, mejor dicho, mucho más apoyo que el que nos da ahora. Mientras tanto, tiraremos para delante con un par de pelotas.
¿Sí da la sensación de que estamos ante una edad de oro del boxeo: usted, Jonfer, Sandor Martín, Joana Pastrana y muchos otros?
Sí, yo creo que hay un boom. Hay muchos buenos boxeadores en España y tenemos que aprovechar este momento.
¿Falta, quizás, un McGregor en el boxeo español? ¿Podría ser usted?
No, no, para nada. Olvídate. A mí no me gustaría ser él y no soy partidario de su forma de ser, de los insultos y las provocaciones. Todo eso no va conmigo. Es una pena que al final lo que trascienda del boxeo (o, en este caso, de las MMA) sea lo malo. Es muy triste porque hay muchos ejemplos de superación. Este deporte tiene muchos valores.
¿Sí que sería un subidón que usted ganara el campeonato de Europa?
Sí, claro, ojalá y sea así. Sería la leche, un sueño cumplido.
¿Piensa hacer algo especial si lo gana?
Lo de siempre. Yo, después de las peleas, hago una comida en Morga y al lunes siguiente, me levanto con la cara reventada y llevo a mi niña a clase. Sigo con mi vida, ¡vaya!
Lo que sí hace siempre es celebrar sus victorias con la ikurriña. ¿Por qué con esa bandera?
Me la suelo poner, pero realmente lo celebro con mi gente. En temas políticos no me meto. Yo paso del tema de las banderas. No me gusta mezclar deporte con política. Me dedico a boxear y ya está.
Aun así, ¿tendría algún problema en celebrar su título con la de España?
Ya digo que yo en política no entro. A partir de ahí, nunca silbaría un himno ni entraría en una discusión política. Levantaré, seguro, el cinturón para celebrarlo.
¿Lo que sí hará, también, es tatuarse algo?
Sí, algún tatuaje me haré. Me quiero cerrar el cuello, los brazos y la espalda. Tengo un ‘9’, por ejemplo, porque es el número del local de mi cuadrilla, que es de las cosas más importantes de mi vida. Ellos, junto a mi familia, son mi fuerte. Pero sí, es posible que me tatúe, por ejemplo, los tres cinturones en las piernas. Pero primero hay que ganar.