Joan Plaza hablaba en la previa de coyotes, correcaminos, indios y vaqueros. No hace falta tirar de un ingenio demasiado agudo para averiguar qué papeles representaba Unicaja y cuáles el Real Madrid en este particular juego de roles. Las declaraciones del técnico catalán tan sólo eran cábalas, pero acabaron convirtiéndose en hechos. Por primera vez desde hace exactamente un año, alguien pudo acabar con el aura del repóquer madridista. Ese alguien fue el conjunto malagueño, curiosamente con varios antiguos integrantes del conjunto blanco en sus filas (94-79). EuroBasket e Intercontinental acabaron pesando demasiado en el físico de los jugadores de Laso, que apenas pudieron contrarrestar la frescura de un rival con muchos menos kilómetros a sus espaldas.
Y, a pesar de todo, al Madrid le valió con la conexión interior entre Ayón y Reyes, con el añadido de Llull y Carroll, para dominar en los primeros minutos (4-12). Unicaja recurría constantemente a las faltas tácticas para evitar que los blancos corriesen, con Jamar Smith como gran perjudicado. Su equipo no le echó en falta, ya que firmó un parcial de 13-0 para ponerse cinco puntos arriba (17-12). Ocho puntos casi seguidos de Will Thomas, un triple de Markovic y las acciones interiores de Hendrix y Jackson tuvieron la culpa. El Madrid consiguió el empate a 17 al final del primer cuarto a pesar de sus problemas con el rebote ofensivo, que Unicaja aprovechaba para anotar en segunda instancia. Kuzminskas y Nedovic disfrutaron liderando a los malagueños durante el siguiente periodo. Los puntos exteriores del lituano y del serbio provocaron un 17-5 favorable a Unicaja que sólo pudo contrarrestar el Chacho, también desde el triple y con la ayuda de Reyes. Al descanso se llegó con 46-37 para los locales, cuya máxima renta fue de 12 puntos.
La solidez de los hombres de Joan Plaza se mantuvo intacta tras el paso por vestuarios. Los triples seguían lloviendo y el Madrid sufría un severo cortocircuito en ataque, maniatado por la defensa verde (12 pérdidas en todo el encuentro). Jamar Smith pasó de villano a héroe desde el perímetro mientras Felipe Reyes era el único madridista que conseguía anotar regularmente. Tampoco ayudó la lesión de Maciulis, que debía suplir al ausente Rudy. Dani Díez y Hendrix colocaron a Unicaja 20 puntos arriba (72-52) antes del último periodo. En él, ni siquiera hubo conato de remontada. El desquicio que ya había mostrado Trey Thompkins durante el tercer cuarto acabó contagiándose a casi todos sus compañeros en los últimos minutos. Sergio Rodríguez aún siguió intentándolo e incluso hubo un leve atisbo de acercamiento, pero fue en vano. Parar a un conjunto local pletórico, aún más crecido si cabe arropado por su ruidosa afición, fue misión imposible. Ahora, sólo queda culminar la faena este sábado ante un rival con el que hay rencillas pendientes desde la pasada semifinal liguera: el Barça Lassa.
El Barça sentencia tirando de perímetro
El conjunto azulgrana apabulló a un decepcionante Herbalife Gran Canaria en la primera semifinal (60-88) para acceder a su 20º final consecutiva en competiciones nacionales. Al Barça le bastó con esgrimir un 46% de acierto desde el triple (14/30) para superar a un conjunto isleño que sólo aguantó el tipo en la primera parte. Los hombres de Xavi Pascual transmitieron muy buenas sensaciones, con Tomas Satoransky ratificando el porqué del interés de Washington Wizards en hacerse con sus servicios para la NBA.
El encuentro ya comenzó con los vigentes subcampeones ligueros de dulce desde el 6,75. Justin Doellman abrió el primer hueco importante en el marcador (4-12), con un Shane Lawal muy intimidante en su debut oficial. No obstante, el Granca supo reaccionar con la misma medicina a través de Savané. El senegalés, que parece vivir una segunda juventud a sus 37 años, dio alas a los pío-pío, que terminaron el primer cuarto únicamente tres puntos por debajo (13-16). Alen Omic tomaría el relevo de ‘Taph’ en la pintura, aprovechando su buena conexión con Oliver y Pangos. Sin embargo, el espectáculo de Satoransky y la solvencia de Pau Ribas, que continúa en un gran momento de forma, volvieron a alejar al Barcelona. El tiro exterior que tan bien funcionaba en el bando catalán no encontraba correspondencia por parte de los de Aíto, llegándose al descanso con un premonitorio 32-41.
Los primeros minutos de la segunda parte acabaron por sentenciar el enfrentamiento. El debutante Pangos intentaba que la cosa no fuera a mayores, pero el acierto ofensivo no compensaba sus problemas para parar a Satoransky atrás. En realidad, todo el equipo amarillo sufría horrores en defensa. Para más inri, en ataque los tiros claros no entraban, mientras el Barça seguía gustándose con un Carlos Arroyo que dejó buenas sensaciones dirigiendo el juego azulgrana. El finlandés Salin era uno de los pocos jugadores del Granca que conseguía quitar las telarañas al aro rival. El 47-71 con el que finalizó el tercer cuarto sirvió para que los menos habituales del Barça se luciesen en los últimos diez minutos. Destacó especialmente Marcus Eriksson, con 16 puntos y un encuentro prácticamente inmaculado desde el triple (3/4). Diagné también tuvo minutos en la zona y, aunque los canarios mejoraron sus porcentajes y su defensa, ya fue demasiado tarde para cambiar las tornas del encuentro.