“Juventud, divino tesoro”. A pesar de la inexperiencia obligada por sus 16 años, Luka Doncic no para de repetirse a sí mismo esta sentencia. Aunque quiera, no es capaz de esconder el gran talento baloncestístico que se le presupone. Sale a relucir en los momentos más candentes, cuando la presión es desbordante y el rival, incómodo. En partidos como el que el Real Madrid ganó en Bilbao durante los últimos minutos (92-99).
El base esloveno tiene la paciencia por virtud. Sabe que aún le queda mucho camino por recorrer, pero trabaja para que sus particulares peldaños hacia el éxito sean los menos posibles en un futuro no muy lejano. Sus 15 puntos en el Botxo, uno menos que su edad, suponen un pequeño paso para el baloncesto del Real Madrid, pero un gran salto para la confianza y el juego de Doncic.
Mañana tras mañana, trabaja el tiro exterior en Pozuelo bajo la atenta mirada de Paco Redondo, asistente de Pablo Laso en el primer equipo y ex técnico de Doncic como júnior. El esfuerzo diario de cada entrenamiento empieza a dar sus réditos.
Bien lo saben a partir de ahora en Bilbao Basket, el equipo sufridor de los triples de la perla blanca este domingo. Jaycee Carroll también tuvo un buen día desde el perímetro, pero Doncic fue su mejor escudero. No se amedrentó desde el 6,75, lo cual agradecieron sus compañeros en unos últimos minutos de infarto.
Víctima de su adolescencia, el canterano decidió tomar ciertos riesgos que quizás no hubiesen tomado otros coetáneos más curtidos en días tan apretados como éste. Ni corto ni perezoso, Doncic superó a toda la defensa bilbaína tanto con un portentoso mate como con una bandeja vertiginosa en varios momentos clave del encuentro. Sus minutos, más prolongados de lo habitual, no pudieron ser mejor aprovechados.
Y es que, como se presuponía, Bilbao fue un adversario de campanillas para el Madrid. Miribilla volvió a hacer honor a su apelativo de fortín una noche más, y a punto estuvo de celebrar una victoria local. Los Hombres de Negro conocían de sobra el talón de Aquiles blanco: la defensa.
Lo torpedearon en la zona, con James y Bogris alternando buenos minutos. También desde lejos, con un Álex Mumbrú ya curtido a la hora de destacar ante su ex equipo (16 puntos) y un Dairis Bertans excelso en su faceta de tirador (21).
No obstante, el Madrid ya se ha acostumbrado a sufrir. Tuvo que hacerlo durante todo el partido, remando contracorriente durante buena parte de la primera mitad y pidiendo la hora para rematar la faena. El primero que decidió entrar en la cámara de tortura vasca fue Sergio Rodríguez. Un partido más, el base canario tiró del carro de su equipo en varias fases comprometidas del encuentro.
Jeff Taylor, Ayón, Reyes e incluso Llull tampoco desentonaron, además del revulsivo Carroll. Con el rebote como arma principal, el Madrid fue mejorando sus sensaciones y llegó a culminar algún que otro contraataque. Resistió como pudo las acometidas de su correoso rival y, a pesar de la dureza del partido, no se arrugó a la hora de la verdad.
La cuarta falta de Sergio Rodríguez desató la 'Doncicmanía'. Al chaval le costó volver a deleitar al respetable con sus acciones, pero acabó animándose. El ejemplo de Llull, con pases de ilusión a Ayón y Taylor para sendos mates en situaciones comprometidas, le vino de perlas. Entre la maraña de tiros libres que capitalizaron el encuentro durante el último cuarto, la luz la trajo el más joven del lugar.
Y de qué manera. Sin su determinación, quizá el Madrid hubiese perdido. Ante tal plaza y con tanto rival enfrente, no hubiese sido nada descabellado. Las lagunas, sobre todo defensivas, siguen ahí, esperando para causar más quebraderos de cabeza al equipo. No obstante, los problemas vuelven a quedar tapados por séptima jornada consecutiva cuando se trata de la ACB.
Con actuaciones como la de Doncic, Pablo Laso puede respirar tranquilo con sus 200 victorias ligueras bajo el brazo. Ya llegarán las finales y las preocupaciones a partir del jueves. Porque, sí, los infartos también estarán a la orden del día contra Fenerbahçe. Con o sin rapto del serrallo.
Ficha técnica:
92 - Dominion Bilbao Basket (23+23+19+27): Hannah (5), Bertans (21), Mumbrú (16), Alex Suárez (9) y Bogris (7) -cinco inicial-; Raúl López (8), Ruoff (12), James (10), Borg (4), Mendia y Dejan Todorovic.
Entrenador: Sito Alonso.
99 - Real Madrid (17+31+17+34): Sergio Rodríguez (10), Llull (12), Maciulis (3), Reyes (8) y Ayón (13) -equipo inicial-; Carroll (19), Doncic (15), Taylor (12), Nocioni (5) y Hernangómez (2).
Entrenador: Pablo Laso.
Parciales: 23-17, 46-48 (descanso); 65-65 y 92-99 (final).
Árbitros: Pérez Pizarro, Araña y Mas Cagide. Eliminados por faltas los locales Bogris (m.35), Hannah (m.37) y los visitantes Taylor (m.39).
Incidencias: Partido correspondiente a la octava jornada de la Liga Endesa, disputado en el Bilbao Arena de Miribilla ante 10.004 espectadores, según la estadística oficial del partido.