Por mucho que le pese, el Correcaminos ya no se reconoce ante el espejo. Ha perdido velocidad, frescura, ingenio y hasta la pillería. La inteligencia que solía mostrar para deshacerse de todas las trampas que surgían a su paso ha tornado en previsibilidad. Haga lo que haga y luche lo que luche, sucumbe. Y es que el Real Madrid ha acabado transformándose en lo que más temía: en el Coyote. En el vencido y no en el vencedor. Sobre todo, en la Euroliga.
La nueva realidad continental del otrora campeón es muy dura. Más cuando la quinta abolladura de su corona la produce Estrella Roja (94-88). Un rival al que los blancos derrotaron en casa, en uno de sus pocos encuentros lúcidos en lo que va de curso europeo. Todo cambió en Serbia, al calor de la infernal Sala Pionir. Un pabellón donde las aficiones ruidosas y los arbitrajes hostiles siempre fueron bienvenidos. Como los partidos a cara de perro.
Los problemas del Madrid, aun ya recurrentes, siguen creciendo. Donde más lo hacen es en defensa. Los rivales saben que los blancos son vulnerables en la zona y no desaprovechan la oportunidad de atacarla una y otra vez. Quincy Miller y Maik Zirbes se combinaron para anotar 50 puntos (24 y 26 respectivamente) capitales para explicar la victoria del Estrella Roja.
Miller no se confirmó con ser la bestia negra de los visitantes en la pintura. También hizo gala de su condición de 'cuatro' abierto desde el perímetro, otro quebradero de cabeza importante para el Madrid esta temporada. Tanto a la hora de defenderlo como de atacarlo. Y eso que el triple, con casta incorporada, fue el gran aliado de los blancos a la hora de buscar la remontada en la segunda parte.
Quienes más intentaron lograr el cambio de tornas fueron los protagonistas habituales: Reyes, Ayón, Carroll, los recuperados Nocioni y Thompkins y, sobre todo, Sergio Rodríguez.
Nadie quiso más la victoria del Madrid que el base canario (16 puntos). Intentó cambiar el ritmo del partido, fue un líder sólido y no perdonó desde el 6,75. Sin embargo, el 'Chacho' estuvo muy solo a la hora de la verdad.
El Madrid tuvo un lastre insuperable en su nefasta primera parte. En la segunda mitad llegó a acercarse a los diez puntos de ventaja e incluso se le brindó alguna técnica ajena, pero las sensaciones no dejaron de corresponder más al Estrella Roja. A la hora de la verdad, los de Belgrado se mostraron más serenos. Ni sus tiros ni su mentalidad flaquearon cuando los visitantes intentaron reaccionar.
En cambio, los hombres de Laso únicamente mejoraron de forma parcial. Su ataque apenas salió del encorsetamiento y, aunque aparecieron los referentes, sigue faltando pólvora. La de Rudy Fernández y Llull, con más corazón que cabeza en la pista dados sus problemas físicos.
También la de Doncic y Hernangómez, sentados en lo más profundo del banquillo mientras los jóvenes del Estrella Roja, Guduric y Rebic, martilleaban el aro visitante a triple limpio. Incluso la de Jeff Taylor, que sigue dejando más luces en defensa que en ataque.
El Madrid aún tiene tres oportunidades para evitar el purgatorio europeo. La empresa parece complicada, con un agotamiento físico que recuerda al que ya motivó un cisma de dimensiones considerables en el hermano mayor futbolístico no hace mucho tiempo.
La roca de Sísifo de los pupilos de Laso cada vez se hace más y más grande, al igual que los tropiezos que provoca. Con casta y sin fe de errores, no será suficiente.
Ficha técnica:
94 - Estrella Roja (28+18+20+28): Jovic (12), Zirbes (26), Lazic (2), Simonovic (4) y Miller (24) -equipo inicial- Rebic (5), Thompson (6), Stimac (7), Simanic (-), Tejic (-) y Guduric (8).
88 - Real Madrid (18+25+24+21): Llull (8), Maciulis (-), Carroll (9), Thompkins (14) y Ayón (16) -quinteto titular-, Rodríguez (16), Rudy (-), Reyes (12), Taylor (2), Nocioni (11).
Árbitros: Robert Lottermoser (ALE), Carmelo Paternico (ITA) y Seffi Shemmesh (ISR). Eliminido por faltas Taylor.
Incidencias: Partido correspondiente a la séptima jornada del Grupo A de la Euroliga disputado en el Pionir Arena ante 6.744 espectadores.