Muchos sabios coincidieron a lo largo de la historia a la hora de resaltar una máxima: la defensa gana campeonatos. En efecto, el esfuerzo colectivo atrás puede ser incluso más importante que la efectividad en ataque para llevarse los partidos más comprometidos. Fue precisamente ese ímpetu de conceder menos puntos que el rival el que llevó al Real Madrid a derrotar al Fenerbahçe turco (80-73). A la tercera (victoria) fue la vencida para los blancos.
Y es que el equipo dirigido por Pablo Laso ya ve más de cerca la luz del Top 16 al final del túnel en el que se ha convertido esta primera fase de la Euroliga. Sus mejores minutos defensivos de la temporada son los grandes culpables del que puede ser todo un punto de inflexión continental. Ante un equipo rudo, competitivo y que nunca bajó los brazos a pesar de estar ya clasificado, el Madrid asistió a su mejor noche europea del curso.
Se notó, sobre todo, en la actitud de sus jugadores. A la hora de capturar el rebote, una de las principales virtudes blancas, pero también a la hora de luchar por cada balón dividido o suelto. En cuanto la pelota naranja amagaba con salir de la pista, una camiseta local le acompañaba en el vuelo cual imán. Sólo por eso, ya se vio a un conjunto totalmente distinto al de los encuentros precedentes.
A Fenerbahçe no le amedrentó la exhibición de carácter del Madrid atrás. Como tampoco lo hizo en ningún momento la entidad del vigente campeón. Los turcos demostraron la frialdad de la pasta con la que están hechos a golpe de los triples de Bobby Dixon y las canastas interiores de Jan Vesely. Ambos sirvieron de faro a los de Obradovic que, aunque nunca perecieron del todo, acabaron desnortados por la intensidad defensiva del Madrid.
La sorpresa ya empezó a barruntarse en el segundo cuarto. A los mandos de dos jóvenes, Doncic y Willy Hernangómez, y un veterano, Andrés Nocioni, los locales empezaron a dar atisbos de un panorama distinto al visto en Europa hasta la fecha. El Madrid se gustaba en ataque y trabajaba en defensa, aunque la consistencia todavía no estaba del todo a punto.
Entonces, en el momento en el que los líderes deben hacer más acto de presencia, apareció Sergio Llull. El menorquín fue el alma y el corazón del equipo blanco en la segunda parte. Anotó, robó balones y comandó el ataque con una presteza que hacía tiempo que se echaba en falta en el Madrid y en el Palacio. Poco a poco, los fieros soldados de Zeljko Obradovic fueron perdiendo su tan temible aura para dejar paso a un equipo batible.
Parecía un espejismo, pero no lo era. Ni el perímetro ni la zona eran ya presa fácil de los visitantes, que aceptaban a duras penas el cambio de guión del encuentro. No quedaba ni rastro del inicio lleno de dudas y zozobra, con el triple y la defensa como sempiternos compañeros de dudas del Madrid. El arbitraje tampoco importaba ya a Laso y compañía. La regularidad se asentaba. Incluso había algún contraataque. A cada nuevo minuto, más y mejor frescura.
Aunque los turcos resistieron hasta los compases finales, también lo hizo el Madrid. Con el acompañamiento de dos habituales en la intendencia como Reyes y Ayón, Llull personificó el corazón del Madrid. El que todavía late con fuerza. El que todavía quiere sentir la devoción europea hasta las últimas consecuencias.
Ficha técnica:
80 - Real Madrid (18+18+20+24): Maciulis, Reyes (13), S. Rodríguez (7), Ayón (15) y Llull (17) -equipo inicial- Nocioni (3), Carroll (8), Taylor (7), Hernangómez (4) y Doncic (6).
73 - Fenerbahce (28+17+10+18): Bogdanovic (7), Datome (9), Dixon (15), Kalinic (5) y Vesely (20) -equipo inicial-, Antic (5), Arna, Mahmutoglu, Sloukas (8) y Yurtseven (4).
Árbitros: Sreten Radovic (CRO), Elias Koromilas (GRE) y Jakub Zamojski (POL). Sin eliminados.
Incidencias: Partido correspondiente a la octava jornada del Grupo A de la Euroliga disputado en el Palacio de Deportes de Madrid (Barclaycard center) ante 10.483 espectadores. Antes de comenzar el partido todos los jugadores posaron ante una pancarta de Special Olympics y todos llevaron en sus camisetas de juego en vez de su nombre el lema "One Team".