Otoño de 2014: la franquicia de los Memphis Grizzlies sufre una crisis interna, varios empleados del club son despedidos y el entrenador es puesto en entredicho.

Otoño de 2015: la franquicia de los Memphis Grizzlies sufre una crisis interna, varios empleados del club son despedidos y el entrenador es puesto en entredicho.

¿Qué está pasando?

El equipo de Tennessee fue comprado por el millonario Robert Pera en 2012. En el momento de la venta la prensa alabó la decisión de la NBA de conceder la franquicia al joven emprendedor: Pera traía una visión digital al igual que juventud al club y a la propia NBA, dos virtudes altamente valoradas en las ligas profesionales americanas.

Desde su llegada hace tres años los Grizzlies han ganado 161 partidos, siempre se han clasificado para los Playoffs y en 2013 jugaron las finales de la Conferencia Oeste, todo un hito para un equipo de un mercado tan pequeño como es Memphis. Pero los lugareños son cautos a la hora de otorgar a Pera mucho crédito en los éxitos deportivos.

EL INICIO

Poco después de asumir el control sobre la organización, Pera contrató a Jason Levien, antes en los Philadelphia 76ers y Sacramento Kings, y antes agente de grandes jugadores como Luol Deng o Udonis Haslem, como director general. Levien contrató a su vez a Stu Lash –un ejecutivo con años de solera en el mundo de baloncesto- como su segundo, y a John Hollinger, uno de los ‘padres’ de la estadística aplicada al basket, como vicepresidente de operaciones.

Bajo el nuevo mandato, los Grizzlies orquestaron un traspaso salarial, a la par que deportivo, que lanzó al equipo hasta las finales de conferencia. La operación dio mucho que hablar: la franquicia traspasó a Rudy Gay, su máximo anotador –y mejor ficha salarial- a los Toronto Raptors. Los Grizzlies tenían estudiado que a pesar de la anotación de Gay, el elevado uso de posesiones por parte del escolta evitaba intentos de otros jugadores y que por lo tanto su ausencia mejoraría los números del colectivo. Y en efecto: la franquicia firmó su mejor temporada y postemporada hasta la fecha.

CAMBIOS DE ENTRENADOR

Al acabar el curso la organización despidió a su entrenador, Lionel Hollins, por diferencias irreconciliables con la secretaría técnica. El técnico, que criticó duramente a su propio club por traspasar a Rudy Gay en febrero, fue fulminado meses después a pesar de firmar la mejor temporada de la historia de la franquicia.

Su sustituto fue David Joerger, segundo de Hollins y con el que los Grizzlies han ido a los Playoffs todos los años desde entonces. Pero la estabilidad solo fue momentánea tras su nombramiento como primer entrenador.

GRAN CAOS

En el verano de 2014 gran parte de la cúpula saltó por los aires. El dueño despidió a su director general y dueño minoritario, Jason Levien. Junto con él también salieron su adjunto y dos empleados de menor rango, todos ligados a las operaciones deportivas. Mientras el futuro de John Hollinger en el club estaba en el aire, Robert Pera empezó a cuestionar al entrenador.

Joerger, que había llegado al puesto tan solo un año antes, pidió permiso expreso para entrevistarse con los Minnesota Timberwolves. El permiso fue concedido de forma cuasipública, un movimiento por parte de un club virtualmente inédito y que suscitó todo tipo de interpretaciones. Según grandes medios de comunicación americanos, Pera había dado ideas a Joerger sobre cómo mejorar su actuación en los partidos, incluyendo la sugerencia kafkiana de llevar un pinganillo con altavoz, como los entrenadores de fútbol americano.

Ante la insistencia del dueño, Joerger estaba más fuera que dentro de la franquicia, pero ante la presión mediática (después de echar a media directiva) Pera pidió una reunión con el entrenador. En ella acordaron una renovación de contrato hasta 2017, donde según los protagonistas el buen rollo entre ambos fue clave para extender el acuerdo. Varios meses después, y con 50 victorias en temporada regular, la franquicia volvió a renovar y mejorar el contrato de su entrenador, esta vez con tres años de sueldo garantizados.

LOS PROBLEMAS SIGUEN

Los Grizzlies acabaron la temporada pasada de forma óptima para un equipo en un mercado menor, incapaz económicamente de pagar el impuesto de lujo año tras año. 55 victorias y eliminados por los eventuales campeones NBA, los Golden State Warriors de Steph Curry, la afición de Memphis estaba contenta con los resultados obtenidos. Pero la tranquilidad ha durado poco en la ciudad del rock and roll.

El equipo empezó la presente campaña con tres victorias y tres derrotas en los primeros seis partidos. Desde ese momento y hasta ahora, 20 partidos después, el puesto de entrenador ha estado en el aire. Es algo inusual y casi inconcebible que un cargo así esté cuestionado desde el sexto partido. Joerger, renovado hace pocos meses, puede perder el puesto en cada noche de partido.

La plantilla ha envejecido con él en el cargo y el juego de los suyos ha empeorado de forma evidente desde la temporada pasada a la actual, pero los Grizzlies están en puestos de Playoffs en la siempre dura conferencia oeste. Además, la continuidad de John Hollinger en la franquicia no es ni menos segura a día de hoy.

Mientras el equipo sufre desde los despachos, los Grizzlies recuperaron su mejor versión para vencer a los Washington Wizards hace unos días. En un duelo que según ESPN y varios medios era a vida o muerte para Joerger, los jugadores mostraron su apoyo hacia el entrenador. “Es difícil mantener la calma ante una situación así (…) Tenemos la sensación de que cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento”, le decía un empleado del club a Sports Illustrated. Con esta angustia los Grizzlies pelearán hasta el final para salvar una temporada obstaculizada desde dentro.

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