“Echo mucho de menos el efecto Miribilla. Cuando juegas de visitante en Rusia, hay menos de 1.000 o 2.000 personas en la cancha”. Aun desde la distancia, Joaquim 'Quino' Colom (Andorra la Vieja, 1988) continúa siendo un 'Hombre de Negro'. El inolvidable curso que protagonizó en Bilbao la temporada pasada se mantiene muy presente en su ser. “Fue la temporada en la que mejor me sentí hasta ahora y tanto Sito (Alonso) como Raúl (López) me ayudaron a dar un paso importante en mi carrera”, confiesa a EL ESPAÑOL.
Tanto se adaptó Colom al norte que su próximo destino baloncestístico tendría el frío como denominador común con el Botxo. Aunque de una forma mucho más extrema. El base andorrano “tenía la ambición de poder jugar en un equipo de Euroliga”. El Unics Kazan ruso le ha proporcionado el invierno “más frío” de toda su vida y, a la vez, el más dulce. “Es mi mejor temporada”, confirma él mismo desde Rusia.
También lo ratifican sus números: 12.2 puntos, 5.3 rebotes y 6.3 asistencias para 16.8 de valoración en la VTB League; 12.7, 5 y 8.2, con valoración de 21.82, en la Eurocup. Con ejemplos nada baladí incluidos: un triple-doble (15 puntos, 11 rebotes y 13 asistencias ante el Buducnost), cuatro partidos con 10 o más asistencias (cuarto mejor pasador en Rusia y líder de la estadística en competición europea) y un galardón de Jugador Más Valioso (MVP) en la primera jornada del 'Last 32' continental, entre otros logros.
Es la traslación en la cancha de la buena adaptación de Colom a Rusia y a su baloncesto. “Iba fuera de España por primera vez y tampoco sabía exactamente lo que me iba a encontrar. Cuando hablé con el entrenador y me dijo la idea que tenía sobre el equipo y sobre mí, vi que tendría un papel importante”, afirma.
Y, aun así, el español no se considera una estrella en Kazan, sino uno más. “Tenemos un líder claro, que es Keith Langford. Todo el mundo lo sabe y lo respeta. Es lo correcto, porque es un jugador que anota todos los días 20 puntos con facilidad. Luego hay otros jugadores importantes, como Kaimakoglou. Lleva 3-4 años en el club, tiene experiencia y ha ganado una Euroliga. Tenemos bastantes armas y eso nos hace un equipo temible, lo que es muy bueno para nosotros”, considera Colom.
El andorrano sólo tiene buenas palabras para Langford, su flamante compañero de perímetro y jugador franquicia del Unics. “Ahora mismo es uno de los mejores anotadores, sino el mejor de Europa. Es un jugador con un uno contra uno espectacular. Encima sabe leer muy bien las defensas que se cierran con él y asiste cuando es necesario. Tiene movimientos espectaculares, pero que también son muy difíciles de hacer y que sólo él controla. Acapara mucha atención, y eso nos da un poco más de libertad al resto”, cuenta en conversación telefónica con este periódico.
En Rusia, Colom ha encontrado la complicidad de su entrenador, Evgeny Pashutin: “Me habla muchas veces de su época como jugador, de situaciones con las que se encontraba, aunque él dice que era un base distinto a mí”, y, sobre todo, de dos viejos conocidos de vestuario: Marko Banic y Latavious Williams.
“Marko Banic ya había jugado aquí un año y conoce todos los sitios y zonas a las que ir. Me ayudó mucho al principio. Que estén los dos en el vestuario, además de que son dos jugadores con los que también me siento muy bien en la pista, me ha ayudado mucho”, revela Quino, cuya buena sintonía en el equipo se traslada al ámbito ciudadano.
“Salir a la calle y encontrarte con 20 grados bajo cero (por mucho que le hayan hablado del invierno más cálido en 100 años) es una sensación muy diferente. Aquí vas más abrigado y haces más vida en centros comerciales, en tu casa o en restaurantes. Es otro estilo, pero la ciudad está bastante europeizada y me he adaptado bien. Soy bastante casero”, reconoce con naturalidad.
El día a día en Kazán
Aunque la dinámica de equipo no es muy distinta a la que se estila en la ACB, Colom tiene claro qué está siendo lo menos llevadero de su estancia en el Unics Kazan. “Viajamos mucho y muchas horas. Casi todos los viajes han sido de más de 10-12 horas y eso se hace un poco pesado. Por eso hacemos sesiones de recuperación para estar bien de cara al partido”, asume.
Al base, perspicaz en la lectura del juego, tampoco le ha costado darse cuenta de las diferencias culturales entre España y Rusia. “Aquí quizá hay más extremos: gente muy rica y gente muy pobre. No hay esa clase media que puede existir más en España. Ves edificios espectaculares al lado de otros que están casi en ruinas en todas las ciudades. Al principio te impacta, pero todo es acostumbrarse”.
Como tendrá que hacerlo con el ruso, una asignatura “bastante pendiente”. “Es una lengua muy complicada. Prácticamente no sé leer en ruso, pero en el vestuario voy aprendiendo a decir alguna cosita. Lo primero que se aprende suele ser malo. También 'hola, qué tal' y esas cosas. En inglés me defiendo más o menos y es lo que voy hablando en la ciudad”, comenta Quino al respecto.
En el tiempo libre del que dispone, Colom ratifica su condición de hombre tranquilo. “Estoy en casa con mi novia, juego un poco a la Play, hablo mucho en Facetime con mis amigos y mi familia y descanso”, enumera. Mantiene contacto regular con Víctor Claver, buen amigo y compañero de éxitos en Rusia gracias a otra temporada reseñable, en el caso del valenciano en el Lokomotiv Kuban.
“Vamos hablando bastante. Jugamos juntos en la selección cuando éramos más pequeños y este año nos reencontramos algunos días con la absoluta”. Precisamente el lugar adonde Colom aspira a regresar en el futuro. “La selección española es una de las mejores que hay en el mundo. Es muy difícil entrar, pero trabajo con ilusión por si llega la llamada. Poder entrenar durante unos días con los mejores jugadores de Europa y alguno de los mejores del mundo el verano pasado fue una experiencia muy positiva para mí”, destaca.
Pero aún queda mucho para dirimir los nombres de los seleccionables. Ahora toca centrarse en la temporada de clubes, con metas más que elevadas en Kazán. “Una de las primeras cosas que me dijeron cuando llegué aquí es que el objetivo es ganar la Eurocup o la VTB, llegar lo más lejos posible. El equipo está hecho para eso. Hay rivales muy fuertes, pero tampoco va a ser fácil ganarnos a nosotros”, desafía Colom.
Con un nivel más parejo a la ACB por arriba que por abajo de la tabla (“los 6-7 últimos conjuntos de la VTB basan su juego en dos o tres hombres y son un poco más previsibles que los de ACB”), las cosas no van mal para el Unics Kazan. El equipo es segundo en liga por detrás del CSKA de Moscú y marcha primero en su grupo de Eurocup.
“Pashutin ha ido encontrando lo que el equipo necesitaba, cada vez le hemos entendido más y ahora somos un conjunto que gana la mayoría de sus partidos. Hay que seguir por esta línea e intentar mejorar”, añade Colom.
Y, sin embargo, España y Bilbao no desaparecen de los pensamientos del andorrano. Del país, echa en falta a su familia y amigos, porque “prácticamente no puede venir nadie a Rusia”. De su ex equipo, el hecho de haberse encontrado “muy bien en la ciudad, con la afición, con el club y con el entrenador”. Curiosamente, lo mismo que le sucede ahora en Kazan. Aunque, eso sí, con bastante más frío de por medio.