“Históricamente, el Madrid ha ganado en Coruña, ¿no? Vamos a intentar que siga la historia. Como jugador, disputé esa última Copa en otro equipo (Baskonia) y perdí contra el Madrid. Como entrenador lo veo de otra manera, pero, como digo siempre, me gustaría mucho que esa estadística se mantuviera, aunque creo que no hay ningún récord que se mantenga en el tiempo. Ahora mismo, pensar en eso es algo anecdótico”. Días después de pronunciar estas palabras entre risas en las entrañas del Palacio de los Deportes de Riazor, la anécdota de la que hablaba Pablo Laso regresa al primer plano baloncestístico.
Por cuarta vez en la historia, A Coruña ha sido talismán para su Real Madrid, que hasta la fecha nunca ha perdido una Copa disputada en la ciudad gallega. Así lo atestiguan las ediciones de 1972, 1989, 1993 y ahora 2016, todas ellas con el campeón vistiendo zamarra blanca. Quizá alentados por el fantasma de Drazen Petrovic, estandarte del penúltimo triunfo madridista junto a la Torre de Hércules, los jugadores creyeron en la machada del póquer desde su primer entrenamiento en Riazor.
Pisaban el mismo suelo que sus ancestros a principios de los años 70. Entonces, la primera cita de la todavía conocida como Copa del Generalísimo con A Coruña tuvo como escenario el pabellón que ahora se ha utilizado para ciertos entrenamientos. A Pedro Ferrándiz aún le quedaban tres años de éxitos incesables dirigiendo al Madrid, en cuya plantilla militaban los legendarios Luyk, Brabender, Cabrera, Rullán o Emiliano, entre otros.
El alero leonés fue el máximo anotador (26 puntos) de la final disputada ante el Joventut de Buscató, los Margall, Alfonso Martínez o Santillana, que cayó derrotado por 92-77. Anteriormente, el Madrid había superado a Manresa, Picadero, Estudiantes y Barça. Entonces la primera fase de la Copa se disputaba por grupos. De cuatro equipos cada uno, los dos primeros clasificados del grupo A y del grupo B eran los semifinalistas coperos. Las dos eliminatorias para decidir los participantes de la final se disputaban a ida y vuelta y todavía no se entregaba el premio al Jugador Más Valorado del torneo (MVP).
Faltaba un año para que se instaurase el premio en 1989, cuando tuvo lugar la segunda cita de A Coruña con la ya denominada Copa del Rey. La competición tenía dos eliminatorias previas antes de la disputa de su fase final. El Madrid quedó exento de la primera y superó los octavos de final ante el Puleva Granada (a ida y vuelta). Ya en las últimas rondas, venció a Huesca (88-64) y Joventut (99-74) antes de medirse al Barça en la final.
De nuevo con Riazor como testigo, el duelo anotador entre Petrovic (27) y Epi (20) pasó a la historia de la competición. Les acompañaron jugadores como Fernando Martín, Romay, Andrés Jiménez, Nacho Solozábal, Audie Norris… En los banquillos, Lolo Sáinz y, como entrenador rival, el mismo que este domingo: Aíto García Reneses. Al final, el Madrid se impuso por la mínima (85-81) y mantuvo su idilio con A Coruña. Cuatro años después, la Copa regresaría a la ciudad gallega, aunque en un escenario distinto: el Coliseum.
El pabellón que albergó hace unas horas el último alirón copero del Madrid en Galicia ya asistió en 1993 a otro triunfo de los blancos. Liderados por Arvydas Sabonis y con Antúnez, Biriukov y Rickie Brown con labores de escuderos, los pupilos de Clifford Luyk disputaron directamente la fase final copera. El Caja San Fernando sevillano (101-89) y el Taugrés Baskonia, como bien recordaba Laso (89-70), fueron los escollos a superar en cuartos de final y semifinales respectivamente.
En la final tocó reencuentro con el Joventut, como en 1972, y con Lolo Sáinz, ya entrenador de los verdinegros. En otra ajustada lucha por el título, los 25 puntos y 11 rebotes de Sabonis fueron decisivos en el 74-71 final ante una de las mejores plantillas de la historia de la Penya: los Jofresa, Villacampa, Pressley, Corny Thompson…
Así finalizó el idilio del Madrid con A Coruña hasta este domingo. En el mismo escenario que en 1993 y ante idéntico entrenador que en 1989, el equipo blanco levantó su cuarta Copa con acento gallego. En esta ocasión, su jugador más destacado en el triunfo ante el Gran Canaria (81-85) fue Gustavo Ayón, MVP gracias a 15 puntos y 6 rebotes decisivos.
El tercer título consecutivo de los blancos en el torneo del KO (hecho insólito hasta ahora) supone igualar al Barça como conjunto más victorioso en una misma ciudad. Los azulgranas ya fueron los reyes de copas en la Ciudad Condal en las ediciones de 1945, 1946, 1950 y 1959. Un récord en blanco y negro que Laso y sus pupilos se han encargado de colorear.
Lo han hecho, no obstante, con claras reminiscencias a su pasado. La magia de Sergio Rodríguez recuerda a la que solía exhibir Carmelo Cabrera también como base. Sergio Llull podría ser el líder anotador desde el perímetro que fue Emiliano. Gustavo Ayón domina los tableros como en su día lo hicieran Luyk o Sabonis y Felipe Reyes tiene el mismo peso en el vestuario que otro capitán de leyenda, Fernando Martín. Además, algo tendrán en común, salvando las distancias, las rachas de inspiración triplista de Carroll y las que tenían Petrovic o Biriukov. Muchas conexiones entre el ayer y el hoy unidas por un mismo e indisoluble patrón: A Coruña.