Rudy Fernández pudo más que Mindaugas Kuzminskas en el duelo de cañoneros al que asistió el Martín Carpena de Málaga este domingo. El alero balear saboreó el encuentro poco a poco, aguardó su momento a base de pequeñas pinceladas y, a la hora de la verdad, cogió su fusil para darle la victoria al Real Madrid (62-88). Quizá fue esa paciencia la que le faltó a su par lituano, completamente desatado al inicio del partido y más humano después (12 puntos en el primer cuarto para 18 al final). Quizá Kuzminskas también echó en falta más ayuda de sus compañeros del Unicaja.
Porque sus dobles cifras sólo fueron correspondidas por Nemanja Nedovic (15). Y el baloncesto, como ya se sabe, es un deporte de equipo. Por mucho que los locales sí trabajasen en comandita a la hora de rebotear (35 capturas por las 26 del Madrid), no pudieron frenar el mayor desempeño colectivo de los visitantes. Junto a Rudy, Carroll (el otro gran protagonista con 18 puntos) y Llull tuvieron sus minutos de gloria desde el perímetro. Por dentro, Thompkins (otra vez Thompkins), Reyes, Lima y Ayón hicieron añicos una y otra vez la moral de las torres malagueñas. Y por si fuera poco, Sergio Rodríguez echó mano de su birlibirloque habitual como y cuando quiso.
El Madrid no tuvo ninguna compasión del Unicaja. Y menos cuando sus nueve puntos de ventaja al descanso desaparecieron a la velocidad de la luz por culpa de un estrepitoso parcial de 13-0 favorable a los locales. En un escenario donde la impaciencia podría haber reinado, lo hizo la calma: respuesta en forma de 0-11 y, de nuevo, dominio. La regularidad acompañaba más a los hombres de Pablo Laso, sobre todo por su falta de clemencia a la hora de convertir en canastas cada pérdida del Unicaja (19).
Cuestión de efectividad. La misma con la que Rudy, a base de mucha sangre fría, ajustició a los locales. Sus triples, ejecutados justo en los momentos precisos, volvieron a abrir hueco favorable al Madrid sin remedio en los últimos minutos. Curiosamente, el arma ofensiva con la que intentó sobrevivir el Unicaja durante todo el encuentro al serle mucho más esquivo el tiro de dos (ni uno solo acertado en el primer cuarto).
Una vez más, los malagueños se quedan con la miel en los labios después de un partido contra el Madrid. No entraron en la Copa al caer en su enfrentamiento de la primera vuelta y ahora tendrán que esperar para lograr plaza matemática en los playoffs. Por su parte, los blancos siguen acechando cada vez más las dos primeras plazas de la liga, cediéndoles la obligación de no fallar a Valencia y Barça. Sin pausa, pero sin prisa.