Jorge Garbajosa es un hombre con carácter. Ya lo era en la cancha y sigue siéndolo ahora en los despachos, cuatro años después de su retirada como jugador. Por eso, ante una situación difícil y cuando otros quizá hubiesen preferido dar un paso atrás, él lo ha dado al frente. Para intentar liderar a la FEB a partir del próximo 10 de julio y, de paso, cambiar el baloncesto español. Manteniendo lo bueno, puliendo lo regular y eliminando lo malo. Pero, eso sí, dejando claro que el continuismo dista mucho de su idea de candidatura. "Yo no veo la sombra de José Luis Sáez", afirmó rotundo en una presentación celebrada este jueves en el hotel Abba Madrid.
"Sáez ha hecho muchas cosas bien por el baloncesto español y otras que yo simplemente veo de forma diferente y en algunos casos incluso de forma radicalmente opuesta. Me ha deseado suerte y hasta entonces hemos trabajado mucho para la FEB. En cuanto a las selecciones, yo tengo mi equipo, mi idea, y absoluta independencia", declaró Garbajosa.
Hasta ahora, estaba muy involucrado en la actividad del equipo nacional masculino. Ahora, el ex del Unicaja, los Toronto Raptors o el Real Madrid, entre otros, quiere abarcar todos los estamentos del deporte de la canasta tras cuatro años empapándose del día a día federativo.
Ansía volar solo, pero no del todo. Porque su proyecto, el que él considera "el mejor para la FEB y en general", el que defenderá "a muerte", no va a excluir a nadie. Ni siquiera a las otras candidaturas que se presenten. Será "común" y no sólo dará voz a jugadores, entrenadores, árbitros y demás estamentos baloncestísticos. Irá mucho más allá: aficionados, medios de comunicación, sponsors, empresas...
"Hay que salir de esta situación delicada a través de la unión, el diálogo y los objetivos comunes para que el baloncesto vuelva al lugar de donde nunca tuvo que haberse ido", aseveró Garbajosa. Los pilares para conseguir ese entendimiento mutuo serán "la unidad, la transparencia y el interés general común".
"Un líder sin equipo no va a ningún sitio y un equipo sin líder no tiene ningún sentido. Propongo un liderazgo que no ordene ni imponga, sino que una, motive y anime a ayudar. Que sea ejemplo de esfuerzo, iniciativa, capacidad de decisión y de respeto a los que piensan como tú y a los que no lo hacen siempre que vengan con propuestas en pos del bien del baloncesto", reconoció.
"No soy ningún iluso. No pienso que, si soy elegido presidente, todo vaya a cambiar al día siguiente. Me gustaría que mi proyecto fuera único, con un objetivo común entre la Federación y la ACB. Incluso con la FIBA, la Euroliga... Si se consigue un acuerdo entre todos, el nuestro será un proyecto de futuro e ilusión", siguió Garbajosa. Para él, resulta fundamental "cambiar la tendencia del conflicto continuo o muy habitual a un proyecto común en el que atraigamos a la gente". Así, "el baloncesto será mejor".
De ahí que le alegren noticias como la reciente desaparición de las sanciones de la FIBA a 14 federaciones nacionales de baloncesto, incluida la de España, o la propuesta de intenciones de diálogo entre el ente internacional y la Euroliga. O que abogue por "un cambio de modelo importante" en las ligas gestionadas por la FEB, que deberían ser ejemplares a nivel de "negocio, crecimiento y visibilidad" para "volver a estar donde se merecen". Con la idea firme de que "los principios de la competición son inamovibles" a la hora de que lo que se gane en la cancha "sea respetado fuera".
Tampoco rehúye hablar del Zika que tanta polvareda ha levantado esta semana en torno a los Juegos Olímpicos, a colación de las declaraciones de Pau Gasol. "Pau no es una persona que hable por hablar nunca. Se informa al detalle de cada caso. Todo lo que dice toma un volumen enorme. Llevamos meses trabajando con el Comité Olímpico Español (COE) para solucionar estos inconvenientes. Me consta que están haciendo todos los esfuerzos necesarios para que nuestros deportistas puedan competir al máximo nivel sin preocupaciones".
En definitiva, Garbajosa se siente listo para el desafío. Ha estado preparándose a conciencia, porque sabe que "en las situaciones delicadas hay que tomar medidas difíciles". Pero, "desde una capacidad de trabajo importante, de conocimiento de la Federación, de responsabilidad, de amor a esta casa", y aunque "el reto es muy difícil", le ilusionaría "liderar la reconversión hacia un modelo de futuro". Eso sí, siempre con el colectivo muy presente. Porque, ¿qué sería del baloncesto sin el trabajo en equipo?