El Dream Team cumple 25 años: "Cuando Jordan aceleraba, todos lo hacían"
Recordamos al equipo de baloncesto más legendario de la historia con Andrés Jiménez, el mejor jugador español en el partido que midió a nuestra selección contra Estados Unidos en Barcelona 92.
25 julio, 2017 00:34Noticias relacionadas
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“Para mí, los Juegos Olímpicos de Barcelona fueron una alegría muy importante. Yo salía de una lesión por la que estuve casi una temporada y media sin poder jugar. De hecho, me lesioné en diciembre del 90 y empecé a jugar con el Barça hacia final de la liga del 92, pero lo justo. Incluso tenía un poco el temor de que igual no podía ir a la selección, por haber estado tanto tiempo inactivo. Finalmente, pude ir”. Y el karma tuvo un guiño inmejorable con Andrés Jiménez (Carmona, Sevilla, 1962): “Jugar contra el primer Dream Team, los ídolos, y sentirme de nuevo muy bien jugando fue un premio tras haberlo pasado francamente mal. Me podía haber quedado hasta cojo para el resto de mi vida”.
Un domingo 2 de agosto de 1992, 'Jimix' fue el mejor anotador de España (23 puntos) ante el equipo de baloncesto más sobresaliente de todos los tiempos. En pleno apogeo del olimpismo español, los nuestros ya estaban eliminados en el deporte de la canasta tras sufrir el fatídico 'Angolazo'. Sin embargo, perder de 41 puntos contra los Jordan, Bird, Magic, Pippen y Barkley de turno (122-81) sigue desprendiendo un regusto muy dulce 25 años después. “El contexto era difícil, porque no fueron unos buenos Juegos para la selección, pero disfruté como un enano pudiéndome ver en el nivel que yo quería y delante de los jugadores que eran mis ídolos”, recuerda Jiménez con nostalgia para EL ESPAÑOL.
Ese día, él fue quien menos se achantó ante una retahíla de estrellas tan deslumbrante como la que presentaban los estadounidenses. “Siempre me sentí muy a gusto jugando contra equipos norteamericanos. Es un tipo de baloncesto que a mí me iba bastante: ofensivo, de mucho ritmo, con espacios, físico, donde se corre mucho...”, reconoce. Sin embargo, era difícil no ver a aquellos jugadores desde la perspectiva del fan y no del rival: como mitos. “Recuerdo defender a Karl Malone, Jordan, Pippen… Incluso Barkley en un momento dado y Bird. Tuve bastantes oportunidades de codearme con muchos de mis jugadores más admirados e incluso meterles canastas”, presume Jiménez.
Aun así, el ex jugador de Cotonificio, Joventut y Barça asevera que él se mantuvo “mentalizado desde el comienzo del partido hasta el final”. A algunos de sus compañeros les resultó más difícil hacerlo. “Recuerdo a Xavi Fernández preguntándole a Scottie Pippen si creía que los Chicago Bulls volverían a ganar el anillo la temporada siguiente. A veces era difícil extrapolar la oportunidad de estar allí con un ídolo y limitarte simplemente a jugar. Tenías conversaciones cortas con Jordan cuando te defendía, otro te felicitaba… No siempre podías hacer un uno contra uno contra Pippen, MJ o Barkley. Tenía su gracia poderles decir dos cositas, como si estuvieras jugando contra cualquier otro de la liga o de la Euroliga”.
Ellos se prestaban a esa normalidad. “A todos nos sorprendió su cercanía y, entre comillas, humildad. Eran grandes estrellas, entonces no había tanta facilidad para acceder a la NBA. Había cierta distancia. Pero nos trataban con total respeto. Eran muy cordiales, podías pedirles una foto o comentar cualquier cosa. Con otros Dream Team no pasaba eso. No tenían una actitud prepotente ni querían presumir. Eran muy amables y nos hicieron ver que cuanto mejor eres, más humilde eres capaz de ser. Dieron una buena enseñanza de cómo tienen que ser realmente las estrellas del baloncesto”, apunta el entonces dorsal '8' español.
A Jiménez también le sorprendió la “base física” de aquellos auténticos dioses del parqué, “más importante de lo que pensaba viéndoles en los vídeos”. Y su hambre de victoria. “Que en aquel momento fueran todos, y con muchísima ilusión por estar allí y ganar una medalla de oro olímpica, cuando a nivel NBA lo habían hecho todo… Eso nunca ha vuelto a ocurrir”, aclara.
Nada ni nadie pudo con ellos. Ni siquiera lo hubiese logrado Yugoslavia (campeona del mundo y dos veces de Europa justo antes del 92) sin guerra de los Balcanes de por medio. “Si el nivel hubiese sido más alto, ellos hubiesen jugado a un nivel más alto también. Estaban, en cierta manera, disfrutando. Esos Juegos eran un poco como unas vacaciones en algunos casos y momentos determinados. Una selección yugoslava al completo les habría puesto en mayores dificultades, pero la calidad que tenían estaba fuera de toda duda”, zanja quien tuvo frente a frente al equipo de ensueño.
Su recuerdo de “los mejores jugadores que podías escoger de una época muy importante en la NBA” no se ciñe sólo a las fotos que se hizo con motivo del partido. Tampoco a “una camiseta de juego que tenían ellos, con unas caricaturas, firmada”. Es mucho más vívido que eso. A más de dos décadas vista, Andrés Jiménez es capaz de valorar a la totalidad de aquella selección estadounidense para EL ESPAÑOL. Como él mismo dice, “hay una diferencia abismal entre el primer Dream Team, el auténtico, y los demás que han ido viniendo”. Y, salvo catástrofe, la seguirá habiendo.
Michael Jordan
“Estaba hecho de otra pasta. Era un tío impresionante, elegante y espectacular. Había nacido para jugar al baloncesto. Hacía lo que quería y era un líder nato. Incluso en aquel grupo de estrellas, cuando él apretaba el acelerador, todo el mundo lo hacía. Y cuando decía 'Ya está, vamos a dejar de masacrarles', todo el mundo bajaba un poco el nivel y nos dejaban respirar. Podía haber estado mucho más sobrado”.
Magic Johnson y Larry Bird
“Bird ya no estaba en su mejor momento, se le veía más cascadete. Le pasaba un poco lo mismo a Magic, que era el showman. A Bird no le gustaba aparecer. Así como en las finales Lakers-Celtics daba la cara, le vi siempre un paso atrás. Se le notaba mucho que estaba tocado y veías que te podías ir de él fácilmente. A la hora de marcarle, el pobre hombre tenía muchas dificultades de movilidad. Te sabe mal, porque le has visto en pleno éxito, en acción, y era tremendo. Bird era más alto de lo que me esperaba. Siempre le había visto como un alero, pensaba que era más o menos de mi estatura (2,05). Pero medía sus 2,08 y era bastante corpulento. Empecé a entender su capacidad anotadora”.
David Robinson
“Me cascó un 'gorro'. Luego yo puse otro, no recuerdo a quién. Debía ser un base. Salió solo en un contraataque, no se esperaba que iba a venir alguien por detrás, le casqué un buen tapón y, como estábamos en el lado del banquillo del Dream Team, sus propios compañeros se levantaron para celebrarlo. Robinson se lo tomaba bastante en serio, él sí que me pareció mucho más grande de lo que me imaginaba”.
Karl Malone y Charles Barkley
“Se relajaban bastante en algunos partidos. Tenían un potencial físico con el que podían haber hecho mucho más. Malone me pareció más blando de lo que me imaginaba. Siempre le había tenido por un tío muy fuerte. Tampoco me pareció tan alto. Barkley me dio la sensación de ser muy bajito comparándole conmigo”.
Scottie Pippen
“Estaba muy fino en aquel momento, con unos brazos y piernas larguísimos. Era muy alto y ágil para jugar en la posición exterior”.
Clyde Drexler y Chris Mullin
“A Drexler le recuerdo muy fuerte, y también tenía sus años. A Mullin serio también. Cuando hacían falta triples, anotar de fuera, eso era lo suyo. Era un tirador blanco killer, estaba fino”.
Patrick Ewing
“Tenía mucha superioridad. Noté con más ganas de estar allí a Robinson que a él. Sus brazos eran enormes”.
John Stockton
“Era un base inteligente, que hacía jugadas de equipo. Dominaba el ritmo del partido, teniendo en cuenta cuándo tenían que aflojar y cuándo tenían que meter una marcha más”.
Christian Laettner
“Le recuerdo muy blandito. No sé por qué le trajeron. Chocaba mucho con el resto de jugadores en cuanto a calidad. No tenía un ritmo especialmente intenso. Quizá esperabas que, estando con tanta gente buena, hubiese querido demostrar más haciendo un mayor uso de su físico y movilidad”.
Chuck Daly (entrenador)
“No le hacía ni falta pedir tiempos muertos. Les diría 'Chicos, vamos a ser serios y a pasar unas buenas vacaciones haciendo lo que nos gusta'. Sabía que tenía un equipo de estrellas y que ellos se gestionaban bien. Los cambios y demás, más o menos, se los iban diciendo entre ellos. Quizá el partido un poco más complicado, en el que intervino un poco más a nivel técnico, fue contra Croacia, con Petrovic, Kukoc, Radja… Creo que no se entrometía demasiado porque tampoco lo necesitaba. Tenían un buen clima”.