Ni cinco minutos de partido habían transcurrido en el Insular Santiago Martín de Tenerife en el España - Bélgica de preparación del Eurobasket cuando las caras cambiaron hasta de color. Las de los jugadores, técnicos y aficionados españoles se quedaron completamente blancas. La de Sergio Llull se volvió roja. Roja de dolor y de frustración, que era lo que transmitían sus gestos después de un paso en falso en plena carrera en la que el base del Real Madrid desplazó su rodilla derecha en un movimiento antinatural que podría haberle provocado una lesión de gravedad.
El 23 fue inmediatamente trasladado a un hospital tinerfeño, donde se le están realizando diferentes pruebas para determinar el alcance real de la lesión, aunque ahora mismo preocupa, y mucho, que el menorquín pueda causar baja en el campeonato de Europa que comienza a finales del mes de agosto.
La primera consecuencia de su lesión fue que las caras blancas de sus compañeros se tradujeron en un ritmo de juego muy inferior al que esta selección es capaz de aspirar incluso en los primeros compases de la preparación. Sin embargo, los Gasol, Navarro, Hernangómez y compañía dejaron traslucir el estado shock en el que la selección disputó el resto de la primera parte y que impidió una victoria ante Bélgica (71-89).
En declaraciones a Teledeporte, ni Jorge Garbajosa, presidente de la Federación Española de Baloncesto, ni Sergio Scariolo, seleccionador nacional, supieron concretar la lesión del base y pidieron paciencia hasta que los servicios médicos tengan un diagnóstico definitivo.
Una hipotética baja de Llull en el Eurobasket -España jugará la primera fase en Rumanía mientras que la fase final se disputará en Turquía- supondría un serio varapalo en las aspiraciones del conjunto de Sergio Scariolo al título. No sólo por perder al MVP de la pasada Euroliga, donde el jugador del Real Madrid promedió 16,4 puntos, 5,9 asistencias y 16,8 de valoración por partido, sino porque España se quedaría sin su hipotético base titular.
La selección ha vivido acostumbrada en los últimos años a disponer del menorquín como su particular hombre orquesta, utilizándole como base, como escolta o como perro de presa en labores defensivas en momentos puntuales. Una variedad de funciones que en este 2017 Scariolo redujo al convocar a dos bases puros más el propio Llull. Así, una hipotética baja abre las puertas del torneo continental a un base propiamente dicho como podría ser Guillem Vives, a pesar de que Joan Sastre y Pierre Oriola parecían partir con más opciones de completar la convocatoria en un primer momento.
Una remontada inviable
La lesión de Llull dejó a los pupilos de Scariolo en un estado de shock que Bélgica no dudó en aprovechar. Quizás el rival más serio de toda la fase de preparación a pesar de bajas importantes como de la Sam van Rossom, los belgas se fueron hasta una diferencia máxima de +21 que dejó claras dos cosas: 1) dónde tenían la cabeza los jugadores españoles, y 2) su extraordinario acierto desde el 6,75.
El 34-49 con el que se llegó al descanso no fue más que un fiel reflejo de las dos circunstancias anteriores, acentuada la primera claramente por la búsqueda de información de los medios sobre el estado de Llull tanto en o referente a Garbajosa como a cualquier otro miembro del staff técnico de Scariolo. Por suerte, el técnico italiano consiguió recuperar parte de la concentración durante el descanso.
En la segunda parte se vio otra actitud, insuficiente a todas luces para darle la vuelta al encuentro, pero sí pequeñas muestras de jugadas concretas y de situaciones de juego que beneficiarán en el futuro. Cosas distintas fueron el instinto del veterano Axel Hervelle o del universitario Manu Lecomte, que con 17 y 22 puntos respectivamente abortaron cualquier opción real de reacción. Aunque eso, era lo de menos.