Consejos para Sergio Llull contra la impaciencia y la frustración
Javier Beirán sufrió una lesión casi idéntica en diciembre de 2016. EL ESPAÑOL habla con el jugador del Iberostar Tenerife tras regresar a las canchas para saber a qué se enfrenta su colega y cómo debe actuar.
4 octubre, 2017 02:08Noticias relacionadas
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Parece que el tiempo se hubiese detenido desde que Javier Beirán (Madrid, 1987) se rompió de forma parcial el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Fue un 11 de diciembre de 2016, en un partido en casa contra el UCAM Murcia (caprichos del destino, mismo duelo a afrontar este miércoles). Se perdió lo que restaba de curso y, por tanto, la mejor temporada de la historia de su Iberostar Tenerife. Sin embargo, le quedaba un consuelo: volver más fuerte. El mismo que a Pau Ribas, Alberto Corbacho, Álex Llorca y Saúl Blanco, también lesionados de larga duración.
Todos juegan ya cerca de un año después de lesionarse, incluso Blanco rozando los dos inactivo. Sin embargo, el foco se centra en Beirán. Y no sólo porque parece, como decíamos, que nada hubiese cambiado (el Canarias es líder de la ACB tras la primera jornada de competición). Hay más trasfondo: la lesión del alero madrileño es prácticamente idéntica a la que sufrió Sergio Llull con España a la misma edad, en la misma pista y rodilla y también en el mejor momento de su carrera. La diferencia es que el menorquín, casi con ocho meses de margen respecto a Beirán, se rompió por completo.
¿Qué supone esto, desde dentro, para un jugador de élite? ¿Cómo se recupera uno de un mazazo así? ¿Cuáles son los pasos a seguir para, efectivamente, volver más fuerte? EL ESPAÑOL aprovechó el Circuito Movistar de Logroño en pretemporada para sentarse con Beirán y asistir al relato, profundo y desde el corazón, del calvario sufrido. A partir de sus consejos contra la impaciencia y la frustración, Llull puede tener un espejo, otro más, en el que mirarse.
Las dos lesiones
“Sentí algo diferente en la rodilla, que no había sentido nunca. Sabía que iba a ser grave. Sobre todo, sientes frustración. Veía, sin haber hecho pruebas, que no iba a poder jugar en un tiempo. Con lo que estaba disfrutando y cómo estaba jugando, me dio mucha rabia no poder seguir ayudando al equipo y, sobre todo, estar lesionado.
Poco a poco, empezó el dolor. Al principio, era casi más interno que físico. Después, la rodilla se fue hinchando y, más tranquilo, analizas todo un poco más. Grité porque sabía que algo había fallado en mi cuerpo. Esa frustración era díficil de llevar.
Cuando Llull se lesionó, yo estaba en el campo, viendo a un jugador que no se queja nunca, que ha jugado 80 partidos la pasada temporada y que es, como le llaman, El Increíble. Verle gritando en el suelo, después de ese gesto en la rodilla… Se me encogió el alma. Tengo alguna foto por ahí de mi cara. Me vi reflejado totalmente, en la misma pista en la que yo tuve una lesión parecida. A los pocos minutos, nos dijeron que pintaba a ligamento cruzado, y así fue. Prácticamente lo mismo que yo”.
¿Optimista desde el principio?
“Sí, seguro que a Llull le han dado millones de consejos. Tiene un montón de amigos, está en un club estupendo y sabrá que la cabeza es muy importante en la recuperación. Va a pasar mucho tiempo solo con los fisios, apartado del equipo… Llevamos toda la vida en un deporte colectivo y te planteas casi un año, o la mitad, de entrenamientos individualizados. Mucho trabajo, mucho más que cuando estás con tus compañeros”.
Estar mucho sin jugar
“Nunca te haces a la idea de eso, pero lo tienes que asumir. Nunca sabes si es para mejor o para peor. Se hace duro no poder participar de los logros e incluso de las derrotas si llegan. Los dos somos jugadores importantes en nuestros equipos, cada uno al nivel en el que está, y se hace duro no poder jugar. Nunca te acostumbras. Yo lo llevaba muy mal al principio. Luego lo vas llevando mejor porque no te queda otra y, sobre todo, porque es muy importante no precipitarse.
Dentro de lo malo, en mi caso tuve la suerte de que la vuelta coincidió con el verano. La única duda fue si ir a la selección cuando me llamaron para la concentración de Benahavís. Hablé con el fisio y el médico y decidimos que era forzar dos meses o mes y medio antes. Había que tener paciencia. Hay que tener la cabeza tranquila y confiar en los que te están llevando y en ti mismo”.
El entorno
“Ayuda tener confianza en los que están contigo, el cariño de tu familia y tu mujer, algunas llamadas de algunos jugadores y compañeros que lo han vivido… Conversaciones que a veces te tranquilizan. Si no lo has vivido, no sabes si los primeros dolores son normales, si caminar la tercera semana está bien, si llevar un mes haciendo los mismos ejercicios es lo que toca… Yo tenía el caso de mi hermano y de mi padre: ambos han sufrido cruzado. Tenía mucha gente alrededor que lo ha vivido, en los que confiaba y que me han ayudado”.
Trabajar desde el minuto uno
“Al ser deportistas de élite, la recuperación no es igual que la de una persona normal. Los plazos no son iguales. A Llull le coincide la vuelta entre febrero y abril si todo va bien, jugándose todo el Real Madrid. Yo, desde el primer día, intenté hacer ejercicios. Hay médicos que operan nada más hacértelo. Sergi lo hizo, Álex Llorca también (se lesionó el mismo día que yo), yo tardé 17 días… Dicen que el tiempo de operar, antes o después, no se pierde.
Casi a los 15 días ya podía caminar. Tenía que hacer ejercicios de fortalecimiento, todo lo que ganes antes es trabajo hecho para después de la operación. Hay que respetar mucho el descanso, es importante, y, desde el día uno que puedes y después de operarte, hacer ejercicios con el fisio o tú mismo. Ir cumpliendo los plazos, confiar y no hacer de más, sino poco a poco”.
Convivir con el dolor
“Aprendes a tener dolores, convivir con ellos, entrenar cargado… Son sensaciones muy diferentes a cuando juegas. Aunque jugamos muchas veces con dolor, este es diferente. Por un lado, es algo que te tiene todo el rato pensando en ello. Te ha apartado de lo que más te gusta durante mucho tiempo, es difícil.
Pero sí que es verdad que hay que llevarlo, no hay que ser superhombres. El dolor jode, a veces también los que tienes después de la operación, pero luego te vas acostumbrando a entrenar con ciertas limitaciones hasta que vas ganando más grados de flexibilidad, extensión… A pegarte buenas palizas.
A veces, el dolor también es mental. Si eres positivo y piensas en el futuro… A veces cuesta volver a hacer lo mismo que llevas haciendo tres semanas tú solo en un gimnasio. Se hace duro. Esos son los días en los que más fuerza tienes que sacar mentalmente. Los días en los que estás a tope de energía o que vas a entrenar con amigos o compañeros no cuesta tanto”.
Trabajar con el resto
“Yo he hecho casi toda la recuperación fuera del equipo. Me ha venido mejor. Al principio de la pretemporada, no estaba al cien por cien y no podía hacer todo el entrenamiento. Se me hacía muy duro entrenar media hora, o una en el gimnasio, y tener que verles todo el entrenamiento. Por ese lado, agradezco no haberles visto todos los días, porque si te acostumbras a no jugar es mucho peor. Te separas un poco del equipo en ese sentido, no espiritualmente y físicamente. Estar todos los días en la misma dinámica que ellos habría sido muy difícil”.
¿Ver mucho baloncesto motiva para volver?
“Te tragas todo. Me acuerdo de ver los dos-tres partidos de Euroliga, el fin de semana un partido en la tableta y en la tele otro… No te puedes mover del sofá. A Llull le coincidió la lesión con el Eurobasket, a mí con la liga. Ver a mi equipo jugar contra el Barcelona hizo que se me cayeran las lágrimas por no poder estar ahí. Juego mucho, con mucho sentimiento, y me gusta hacerlo con el pabellón lleno, la gente volcada y el equipo con más energía”.
Abstraerse de la lesión
“Es complicado. Con las redes sociales estás todo el día leyendo cosas, y en el chat de tu equipo. También es bueno no desaparecer de este. Es lo que intenté: seguir con ellos a pesar de que no iba a jugar en todo el año. No iba a forzar para llegar hasta el 20 de mayo, era arriesgar muchísimo. Quizás no hubiera alcanzado el nivel del equipo. Tres meses después, se ha visto que necesitas una adaptación. No es llegar y jugar al cien por cien, estar igual que ellos, que llevan un rodaje de seis-siete meses”.
¿Pisar la pista de nuevo es el mejor momento?
“Al final, vas muy despacio, desde los dedos de los pies, poco a poco. Para que el día que corras ya hayas hecho el movimiento antes, aunque no sea completo. Para mí, una sensación muy buena fue volver a correr. Lo hice por la playa la primera vez. No notaba que llevaba cuatro meses sin hacerlo. También estuvo bien volver a tirar. Pero ir a la pista no es llegar y estar igual que el día que te lesionas”.
¿Y el peor?
“Nada más lesionarse es duro. Recibí multitud de mensajes de apoyo y llamadas que me hicieron muchísima ilusión y me encantaron. Los primeros días viendo a mi equipo en un año tan bonito, sin poder estar yo, también se hacían muy duros. Luego, en mitad de la recuperación, cuando ya no llevas muletas y nadie se acuerda de que estás lesionado, no das esa pena, ya haces vida normal pero no estás para jugar, te quedan tres meses… Entonces tienes que tener paciencia y cumplir los plazos, no precipitarte.
La final de la Champions (ganada por el Tenerife) también fue dura. Nunca he estado en un equipo que juegue por muchos títulos y jugar por uno, en casa, era algo muy bonito. Pude estar animando. Fue una alegría y una tristeza a la vez. Todos queremos jugar ese tipo de partidos”.
Lesión en el mejor momento de sus carreras
“Prefieres no pensarlo. Mucha gente me decía 'Este año eras de los mejores de la liga, podías haber ido a la selección'. Una vez llegó la lesión, lo olvidé. También me decían 'Hubiese sido una faena si llega a pasarte sin jugar, porque ahora vuelves y nadie confía en ti'. Hubiera sido duro de todas las maneras”.
¿Y si no vuelvo a ser el mismo?
“Ahora es un reto intentar volver a ser el mismo, que mi equipo vuelva a estar a ese nivel colectivo y meterme otra vez en el grupo. Jugar a buen nivel y disfrutar como lo estaba haciendo. Me lo estaba pasando muy bien y me encantaría volver a sentir esas cosas”.
Cómo evitar recaídas
“Hay que confiar en quienes te cuidan, no entrenar de más ni hacer tonterías. También tener suerte. Hay compañeros que han tenido infecciones en la operación, a los que no les han cicatrizado los puntos… No hay que olvidarse de la lesión. Al final, me han quitado un trozo del isquio y me lo han puesto en la rodilla. Hay algo diferente. Tengo un calentamiento específico para entrenamientos y partidos, día extra de pesas… Tengo que seguir trabajando las piernas. Me puede volver a pasar, pero tengo que hacer todo lo que esté en mi mano para que no suceda”.
Aprender de la lesión
“Se sacan muchos aprendizajes: estás y trabajas tú solo, tu cabeza funciona a mil por hora muchas veces, piensas más muchísimas cosas, tienes muchas ganas… Te renuevas físicamente. He trabajado como no lo había hecho nunca, sin importarme estar muy cansado, porque no había balón. Con 30 años, quiero disfrutar. Y acordarme, cuando esté enfadado, de lo bien que me lo paso y lo que he echado de menos jugar.
Seguro que todo queda en una anécdota que espero recordar como algo positivo, que me ha hecho mejor jugador y conocerme más a mí mismo, mi nivel de sacrificio. Para saber que hay que estar preparado para los malos momentos cuando mejor vengan las cosas”.
Cumplir los plazos
“Estoy seguro de que Sergio va a volver pronto. El plazo no se va a acortar mucho. Yo he estado más porque me ha cuadrado el verano (casi nueve meses). Cuanto antes llegues, más riesgo hay. En fútbol, Canales volvió en cinco meses y se rompió otra vez el mismo día que reapareció. Hay unos plazos obligatorios que hay que cumplir. La plastia se tiene que juntar.
A partir de ahí, importan las facilidades. Sergi ha tenido fisio en su casa, el Real Madrid tiene unas instalaciones impresionantes… Eso ayudará. Seguro que va a intentar volver lo antes posible, pero él sabe, y se lo habrán dicho, que precipitarse no es lo mejor. Le va a cuadrar para jugar. Antes o después, pero yo creo que este año va a jugar segurísimo. Son muchos meses sin jugar. Las sensaciones se pierden un poco, el equipo está en el final de temporada… Pero es un jugador duro, tanto en el campo como mentalmente. Va a volver bien. Volverá a ser el Sergi de los últimos años”.
El miedo de volver a lesionarse
“Se quita entrenando y probando. Luego, en mi caso, no lo pienso tanto. Ir poco a poco me ha ayudado a hacer muchos ejercicios y a sentirme muy fuerte. El día que me pongo a entrenar no me noto más débil en las piernas. No tengo ese miedo. También hay que hacer un trabajo mental de decir 'Oye, ¿y si vuelvo a caer?'. Yo estoy preparado. No es algo que piense.
Voy a jugar siempre hasta el último segundo del partido, vayamos ganando o perdiendo. Me lesioné así y voy a seguir haciéndolo, es mi forma de jugar. Sí pienso que tengo que hacer todo lo posible para que esas cosas no me pasen: hacer más pesas, mi calentamiento, sentirme siempre con fuerza y estable”.
Mensaje para Llull
“Déjate asesorar por la gente en la que confías. Ten tranquilidad (por hacer más no vas a llegar antes). El descanso es igual de importante que el trabajo para tu cuerpo. Cumple los plazos y hazlo bien. Los días en los que peor estés no te dejes una serie de ejercicios. Supérate a ti mismo”.