Walter Tavares, un pívot 'made in Aíto' para salvar el juego interior del Madrid
La lesión de Gustavo Ayón ha precipitado el fichaje de este caboverdiano de 25 años que con 17 no sabía lo que era el baloncesto.
8 noviembre, 2017 02:23Noticias relacionadas
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"Pero, ¿quieres que juegue al baloncesto? ¿No quieres que juegue al fútbol?". La cara de incomprensión de Walter Samuel Tavares da Veiga (Maio, Cabo Verde, 1992) no conocía límites. Frente a él tenía un 'ojeador' de un equipo profesional europeo y este no quería que jugase al fútbol. Nada tenía sentido. Ni siquiera el viaje que Raúl Rodríguez, jefe de la cantera del Gran Canaria, emprendió a Praia sin saber muy bien lo que se iba a encontrar, porque de Edy, que así se le conoce familiarmente, ni siquiera sabía cuánto medía en realidad.
Aquel día de 2009 Walter Tavares tenía 17 años. Era un caboverdiano que jamás había tocado siquiera un balón de baloncesto y que, desde luego, ni mucho menos soñaba con emular a Michael Jordan, aunque no sabía que esos sueños en realidad se cumplirían en el futuro más inmediato.
La lesión de Gustavo Ayón -en el "borde inferior del labrum del hombro izquierdo" que le obligará a pasar por el quirófano y a estar no menos de tres meses alejado de las pistas- ha precipitado la contratación de Tavares por parte del Real Madrid, aunque su nombre era uno de los fijos en la quinielas después de que Ognjen Kuzmić cayera lesionado para toda la temporada algunas semanas atrás y los problemas físicos de Anthony Randolph multiplicasen los problemas interiores del equipo de Pablo Laso.
Descartados Gaspar Vidmar o Moustapha Fall por lo excesivo de sus fichas y rechazadas las opciones de Dejan Musli, Joel Freeland o Artem Pustovyi, el abanico de opciones se limitaba y en ningún momento incluía la recuperación de Augusto Lima, cedido por el conjunto blanco en el Besiktas y de no mucho agrado para Pablo Laso. Además, el propio técnico del conjunto blanco reconoció que no tenían intención de fichar a un poste americano con lo que las opciones parecían muy limitadas.
Sin embargo, no es Tavares un refuerzo menor ni tampoco un parche. Si bien es cierto que su paso por la NBA ha sido menos brillante de lo esperado por todos -ha militado en varios equipos de la Liga de Desarrollo después de que tanto Atlanta Hawks como Cleveland Cavaliers le cortasen en temporadas consecutivas-, sus últimas actuaciones en los Raptors 905 de Jerry Stackhouse le han mantenido en la órbita de todos los equipos europeos con necesidades en la pintura, incluido el Barcelona Lassa de Sito Alonso.
De la nada a la NBA en cinco años
Desde aquel día en que Tavares conoció a Raúl Rodríguez a su estreno en la NBA con los Hawks -fue drafteado por el equipo de Atlanta en el puesto 43 en 2014- no llegaron a pasar cinco años completos y todos ellos en Gran Canaria con un gran punto de inflexión en su carrera: el fichaje de Aíto García Reneses por el Herbalife. El 'maestro' que tuteló a Pau Gasol o Juan Carlos Navarro en el Barça, a Rudy Fernández y a Ricky Rubio en el Joventut o a Kristaps Porzingis en el Baloncesto Sevilla llegaba a su encuentro.
"Aíto significa mucho. Todavía tengo mucho que aprender y lo haré de uno de los mejores". Sus palabras escondían una verdad enorme conocida por todos: Aíto puliría al portento físico que sabía jugar muy por encima de aro para convertirlo en un jugador más completo, más físico en defensa, pero con muchos más recursos en ataque. De hecho, en la temporada 2014-2015, en la que Aíto fue elegido mejor entrenador de la Eurocup tras el impresionante récord del equipo de 21 victorias y una sola derrota antes de perder la final contra el Khimki, Tavares se convirtió en el mejor taponador de Europa y en el cuarto jugador cerrando el rebote propio.
Aquellos números, aquel salto espectacular en su rendimiento, sus cualidades y sus funciones dentro de un equipo que llegó a pelear por un título continental (22,3 minutos, 7,97 puntos, 7,95 rebotes, 1,75 tapones 7 y 13,3 de valoración media por partido en 36 partidos de ACB) y se convirtió en revelación de la temporada en la Liga Endesa y le llevaron finalmente al otro lado del Océano Atlántico confirmando la progresión espectacular de un jugador de 220 centímetros de altura y una envergadura de brazos de 236 centímetros.
"Tengo que trabajar más"
Antes de ser drafteado por Atlanta en 2014, Tavares realizó entrenamientos privados para ocho franquicias en diferentes ciudades de Estados Unidos y, después, participó en uno de los entrenamientos múltiples en Nueva York para el resto de los equipos NBA. Ese mismo verano, ya con la camiseta de los Hawks, participó en la Liga de Verano de Las Vegas. Y en ambas ocasiones, la experiencia reveló su capacidad de adaptación y su necesidad de continua evolución.
"La Liga de Verano fue una gran oportunidad para jugar contra muy buenos jugadores. He visto cómo juegan y cómo trabajan. El trabajo que estaba haciendo era poco por lo que he visto allá y tengo que trabajar más para ser mejor jugador", señaló a su vuelta a Gran Canaria, justo antes de conocer a Aíto García Reneses, justo antes de dar 'el salto'.
Porque este Real Madrid es un salto cualitativo muy importante para él. Quizás no tanto por la importancia que va a tener como relevo de Randolph, Trey Thompkins o Felipe Reyes en las posiciones interiores, sino porque su pasaporte español -llegó a Canarias con 17 años y se le considera cupo- le puede hacer quedarse muchos años de blanco -de momento ha firmado para tres temporadas-. Y, quién sabe, quizás hasta ganar una Euroliga.