Trey Thompkins fue el clavo ardiendo al que se agarró el Real Madrid en su partido contra el UCAM Murcia, al que acabó venciendo por 87-85 gracias a dos triples del estadounidense, el primero significó una prórroga, cuando ya nadie creía en ella, y el segundo la victoria a cuatro segundos del final.
El quinteto alternativo con el que Pablo Laso comenzó el partido (Campazzo, Carroll, Tavares, Thompkins y Taylor) consiguió un 6-0 inicial pero ahí se acabó, prácticamente, su producción.
El ritmo lento de juego, la escasa fortaleza defensiva y, sobre todo, las siete pérdidas y la ausencia de triples (0 de 4) lastraron a un Real Madrid que se fue difuminando en la pista conforme pasaron los minutos.
En el UCAM apareció la figura de Clevin Hannah para ser el bastión ofensivo de su equipo y el autor de 11 de los 15 puntos de los murcianos cuando se pusieron por delante en el marcador, 12-15 (min.7.30).
Acto seguido Laso decidió que se acabaron los experimentos y dio entrada a Luca Doncic y Felipe Reyes, pero la inercia del encuentro determinó el 16-22 con el que se llegó a la final del tercer cuarto.
En el inicio del segundo acto el Madrid pareció resolver sus problemas, 21-22 (min.12.45), pero fue solo un espejismo, porque acto seguido se reprodujo la situación, con ausencia de tensión defensiva, ausencia de triples, ausencia de velocidad, quizá ausencia de fuerzas, tras haber jugado el viernes por la noche en Atenas y apenas haber pasado cuarenta horas.
En el Murcia, la diferencia fue que Hannah estaba en el banco y que ahora fue Charlon Kloof el encargado de la anotación. El UCAM llegó a ponerse diez arriba (23-33, min.16), pero los madrileños consiguieron arreglar algo la situación con el 37-41 con el que se fueron a vestuarios, pese a la soledad anotadora de Doncic.
El Madrid está pagando caro la ausencia de hombres altos y tiene que sacrificar a Jonas Maciulis jugando de cuatro. Además si se mira al banquillo del Madrid y se ve justo detrás a Gustavo Ayón, Sergio Llull, Anthony Randolph, Ognjen Kuzmic y Rudy Fernández, que se hizo daño en el tobillo esta semana y al que su técnico le dio descanso para no forzar, no es de extrañar que la moral baje entre los aficionados.
En la reanudación y durante 3 minutos y 36 segundos los puntos desaparecieron. Ni Madrid ni UCAM fueron capaces de anotar, durante ese tiempo, en un partido cada vez más inusual. Un triple de Thompkins que remató culminando una contra devolvieron al Madrid a números negros después de mucho tiempo, 42-41 (min.24).
Los dos equipos trataron de poner una velocidad más al partido y se pasó a una fase de alternativas en el marcador, con Jaycee Carroll ya enchufado a la causa anotadora en el Real Madrid, aunque al final los locales volvieron a las andadas para cerrar el tercer periodo con un inquietante, para sus intereses, 49-54.
El 12-13 de parcial en este cuarto da una perfecta idea de lo farragoso y denso que fue. Para poner las cosas más complicadas el Murcia se fue hasta los 9 puntos, 50-59 (min.31.20), de ventaja en el inicio del último acto, momento en el que el Madrid quiso comenzar con más convicción la operación remontada, 57-61 (min.34.15), que materializó Doncic con un triple, 62-61 (min.35), tras un parcial de 12-2.
Dino Radoncic fue el revulsivo en estos minutos con 7 puntos de casta, de ganas y de calidad, para firmar con un triple el 65-61 (min.35.15). Pero el Murcia todavía no había dicho su última palabra y a falta de 99 segundos para el final empató de nuevo, 69-69. Y Brad Oleson, poco operativo hasta entonces, clavó un triple (a falta de 24 segundos para el final, 69-72), ante la defensa de Reyes y Carroll, que pareció más de media victoria.
Ibón Navarro jugó con las personales para evitar que el Madrid tuviera opciones, pero dos tiros libres fallados por Sadiel Rojas y un triple in extremis de Trey Thompkins obraron el milagro de la prórroga.
Los nervios, la presión y los cinco minutos extras dieron vida a un partido que languideció por momentos y que se volvió frenético con opciones para los dos equipos, con Rojas como protagonista con dos triples en momentos decisivos.
Pero fue Thompkins el que decidió la victoria, con el triple que forzó la prórroga y con otro triple vencedor a falta de cuatro segundos que significó el 87-85 final.