“Vengo de la selva. Allí mataba leones con mis manos para sobrevivir”, contaba a sus nuevos compañeros para hacerse respetar al llegar a los Estados Unidos. La trola dio resultado y Joel Embiid aprendió que utilizando la palabra podía sacar tanto partido como utilizando su físico. Hoy, el jugador de los Philadelphia 76ers acapara más portadas por su innato talento para el trash talking (provocando a los rivales para descentrarlos y después regodearse en Twitter) que por su gran clase como jugador de basket. Pero su irreverente ímpetu post adolescente, además de ser un mecanismo de autodefensa para una persona de la que se reían a su llegada a The Rock School por su acento, no ha logrado esconder el brillo de un diamante que comienza a despuntar a un nivel superlativo, aunque con cuentagotas por sus problemas físicos.
Tras ser dosificado durante la pasada temporada, incluso en contra de su voluntad, para acabar de recuperar el tono físico tras dos roturas por estrés en un pie (la misma lesión que padeció Marc Gasol), Joel Embiid es, ya, algo más que el rey del trash talking. De hecho, ante los Lakers pasó a la historia como el único jugador capaz de firmar 45 puntos, 15 rebotes, siete asistencias y siete tapones en un partido. Ajeno a la hazaña que acababa de protagonizar, se centró en mandar un recadito al padre de Lonzo Ball, con quien había cruzado palabras provocativas: “Le dije a Simmons 'Por favor, haz un mate en la cara de Lonzo'”.
Embiid, al que el español Sergio Rodríguez conoce muy bien tras compartir equipo con él la pasada temporada (“Será importante en la NBA no sólo por su físico y su juego, sino por su carisma”), apenas lleva siete temporadas practicando baloncesto (antes jugaba a fútbol, como su padre, y a voleibol), pero ya le ha dado tiempo para dominar el arte del ‘juego de pies’, girando sobre sí mismo y desplegando un amplio repertorio de fintas que, al igual que su procedencia africana, le han valido numerosas comparaciones con Hakeem Olajuwon.
Sucesor de 'The Dream' en 'Process'
La estrella de los Houston Rockets en los años 90 fue uno de los pocos jugadores de la historia capaces de llevar a su equipo a la élite defensiva de la liga (Top10) durante cinco temporadas consecutivas (de 1989 a 1994) sin ningún especialista defensivo en su quinteto. Con 23 años, Embiid destaca más de cara al aro, aunque también impone respeto por su capacidad de taponar con ambas manos.
Llegar a la lectura de juego defensiva de su referente está en proceso. De hecho, su apelativo NBA, The Process, le viene perfecto. The Dream, como se conocía al nigeriano que situó África en la agenda de los ojeadores de la mejor liga del mundo, aún queda lejos.
Embiid ha adoptado algunos de los movimientos de su ídolo. Atléticamente es un clon y también parece haber heredado una visión de juego capaz de producir asistencias desde el poste bajo. Aunque le queda un largo camino por recorrer, las similitudes comienzan a ser evidentes, como se puede apreciar en el siguiente vídeo elaborado por SLAM.
Hablar, hablar, hablar…
Pero en lo que no se parecen Embiid y Olajuwon es en el descaro sobre la pista del primero a la hora de provocar a los rivales y utilizar las redes sociales como si fuera el mejor community manager de la NBA. El hombre capaz de trolear al presidente Trump pidiéndole un retuit para intentar ser elegido para el All-Star 2017 comienza a acumular enfrentamientos surrealistas.
Es el caso del culebrón protagonizado con Andre Drummond. Uno de sus más celebrados. Tras derrotarle a inicios de la presente campaña, Embiid declaró en el postpartido: "Defensivamente, no juega nada. Cuando comenzamos el partido, fue agresivo y hablaba... Entonces pensé: '¿Quieres hacer esto? Voy a patearte el culo'. Eso fue lo que hice". Drummond no entró entonces al trapo y se limitó a escribir lo siguiente en Twitter: "Nos vemos el 2 de diciembre".
Llegó el día y The Process caldeó el prepartido: “Con todos mis respetos, no sabe tirar”. Drummond se fue calentando: “No puedes tener una conversación con un hombre que no puede jugar back to backs. En los últimos seis años, me he perdido cuatro o cinco partidos. Cuando él pueda jugar una temporada completa sin descansar, podrá hablar conmigo”.
A la hora de la verdad, Embiid ganó la partida, pidiendo incluso el balón en dos jugadas consecutivas para atacar a su defensor y mandarlo al banquillo eliminado por faltas. Con el público enloquecido, el africano le señalaba el camino a los vestuarios tras firmar una estadística de 25 puntos y 10 rebotes.
Aprendiz de Draymond Green
Puede que su irreverencia venga de una gran amistad con el maestro de estas artes en la NBA, Draymond Green. El espectacular jugador de los Golden State Warriors le ha enseñado el camino a seguir a la hora de utilizar su inteligencia para sacar a los rivales de quicio no sólo a base de talento con el balón en las manos.
“Ví a Draymond en verano. Le dije que le iba a patear el culo en la pista. Así que no puedo esperar para jugar contra ellos. Me encanta la forma que tiene de hablar basura en la pista. Va a ser una batalla divertida. Especialmente con Steph, Klay y KD frente a mí”, declaraba antes de medirse a los campeones.
Unos Warriors que acabaron barriendo de la pista a los 76ers para alivio de Kevin Durant, quien manifestó: “Estábamos muy motivados. No queríamos perder contra estos chicos. Especialmente contra Joel (Embiid). A saber lo que hubiera escrito en Twitter después del partido”.
Esta vez, la táctica se volvió en su contra, pero Embiid no ha dudado en revelar su game plan: “Me meto con los rivales en las redes sociales. Les voy calentando y cuando se enfrentan a mí están demasiado agresivos. Así que me aprovecho de ello y les cargo de faltas. Ganamos más partidos y la gente, además, se divierte. No debería contarlo, pero yo soy así…”.
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