La sección de baloncesto del FC Barcelona continúa a la deriva una temporada más. Los últimos años de Xavi Pascual ya fueron poco pródigos en títulos, pero al menos el equipo competía. Ahora, casi ni eso. El alma faltó el curso pasado, con Georgios Bartzokas al frente del banquillo, y también en lo que va de presente temporada, a los mandos de Sito Alonso. Con la diferencia de que el entrenador madrileño, al contrario que su predecesor griego, no terminará la campaña: su contrato ha sido rescindido este lunes.
Parecía que la directiva responsable de la canasta azulgrana, con Nacho Rodríguez como cabeza visible, también iba a tener paciencia con su entrenador este curso. Por muy mal dadas que viniesen. Sin embargo, las urgencias han acabado pesando más que los planteamientos a medio y largo plazo.
Ya no podía pasarse más por alto la mala situación de este Barça en la Euroliga (completamente desahuciado de la máxima competición europea, a cuatro victorias de los playoffs). Tampoco la irregularidad a nivel ACB, con una aplastante derrota ante el Baskonia, rival en los cuartos de final de la Copa del Rey venidera, este domingo (96-72).
El último conjunto al que dirigió Alonso antes de llegar a la Ciudad Condal ha sido precisamente el que ha provocado su salida del Barcelona. Con 19 victorias y 21 derrotas hasta la fecha, el equipo se ha instalado en un balance negativo que, de acompañarle también cuando acabe el curso, obligará a retroceder hasta la temporada 1968-1969: la última en la que los encuentros del equipo se contaron más por tropiezos que por triunfos.
También ha llovido bastante desde la última vez en la que el Barça encajaba más de 80 puntos por partido (80,4 en la actualidad): curso 1997-1998, con Manel Comas y Joan Montes como técnicos (80,2). Otro registro que deja bien a las claras el drama por el que pasa la sección, totalmente carente de líderes sólidos tanto en la pista como en la banda y unos problemas (defensivos, de mentalidad y de convicción, sobre todo) acuciantes.
El desembolso económico realizado en verano, con incorporaciones tan atractivas como las de Seraphin, Heurtel, Sanders, Hanga u Oriola, no ha salido rentable hasta la fecha. Los fichajes han sobresalido sólo a cuentagotas, al igual que ídolos ya asentados como Tomic o Navarro.
Con 'peros' tan preocupantes como el de Phil Pressey (la orfandad en la dirección de juego del Barça es recurrente desde que arrancó el año) y un Palau Blaugrana cada vez más frío, reconducir la temporada parece difícil. Ni siquiera el regreso de Edwin Jackson ha generado ilusión entre tanta mala noticia.
Alfred Julbe, hasta ahora al frente del Barça B, toma las riendas del equipo de forma interina. Con un buen currículum tanto en plazas de cierto peso ACB (Badalona, Zaragoza) como formando a las perlas de la cantera azulgrana, su labor de transición no será nada sencilla: salvar los muebles como se pueda en otra temporada para el olvido.
En el horizonte, convencer, esta vez sí, a Sarunas Jasikevicius en verano (su Zalgiris, sin grandes nombres ni el ruido de los 'cocos', es sexto en la Euroliga). Antes, tocará mejorar lo presente. Con mayor o menor éxito, con un protagonismo renovado de los jóvenes o sin él, con los llamados a ser jugadores franquicia alzando o no la voz. Pero, al menos, intentándolo. Sensaciones internas y externas obligan.
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