51 puntos de LeBron no sirven ante los Warriors en el primer partido de la final
Un despiste de J.R. Smith provocó una prórroga donde los vigentes campeones se mostraron intratables (124-114).
1 junio, 2018 08:38Los Golden State Warriors sobrevivieron en la prórroga (124-114) al ciclón LeBron James, autor de 51 puntos, mejor marca de su carrera en "playoffs", gracias a un despiste de J.R. Smith que provocó una prórroga donde los vigentes campeones se mostraron intratables.
James, en una de las mejores actuaciones de todos los tiempos, añadió ocho rebotes y ocho asistencias en 48 minutos. Solo otros cinco jugadores en la historia han sido capaces de alcanzar los 50 tantos en un partido de las Finales: Elgin Baylor, Michael Jordan, Rick Barry, Jerry West y Bob Petit.
El español José Manuel Calderón saltó a la pista unos segundos con todo resuelto.
Por los locales, Stephen Curry lideró a los suyos con 29 puntos, seguido por Kevin Durant con 26 y Klay Thompson con 24. Los de Steve Kerr sacaron adelante el duelo a pesar de perder de forma clara la batalla por el rebote (38-52).
Las estrellas de ambos bandos aparecieron desde el primer instante. Lo hizo Curry con un triple de más de siete metros y un precioso "alley-oop" para Durant que puso en pie al Oracle Arena, pero también James, intenso en defensa y eléctrico al contraataque.
Los dos jugadores anotaron nueve de los primeros 15 puntos de sus equipos en un ambiente ensordecedor hasta que un fuerte golpe de JR Smith sobre Klay Thompson le mandó momentáneamente a vestuarios con una contusión en la pierna izquierda.
Smith fue abucheado en cada jugada durante unos minutos posteriores en los que Larry Nance Jr. y Kevin Love, agresivo y sin rastro de esa contusión cerebral que sufrió en el sexto partido de la Final del Este, mostraron su mejor versión, especialmente bajo tableros, donde Cleveland dominó a su rival por 12-25 en rebotes durante la primera mitad.
Si la igualdad fue la tónica general en el primer cuarto, James reclamó el protagonismo en el siguiente periodo con un fastuoso despliegue -comenzó con un 7/7 en tiros y anotó 20 puntos en 17 minutos-, dejando claro que los Cavaliers podían dar la sorpresa (40-51).
Los Warriors, imperturbables, se remangaron y en un suspiro equilibraron la balanza (53-53) poco antes del descanso, al que se llegó con un triple de más de nueve metros y sobre la bocina de Curry.
Aquella señal avisaba del torbellino en el que se transforma el equipo californiano llegado al tercer cuarto. Con la entrada de Javale McGee, los de Steve Kerr ganaron en defensa e intimidación, provocando fallos en los tiros de Cleveland y generando oportunidades para correr y buscar al hombre libre (66-59).
Con McGee de vuelta en el banquillo, James cortó en seco la reacción local, se echó al equipo a la espalda anotando 12 tantos seguidos y alcanzando los 36 (13/18 en tiros) en el minuto 32. Sin embargo, un nuevo latigazo de los locales dejaron un colchón (84-77) para entrar en el último periodo.
James, ahora distribuyendo, encontró a Jeff Green y Kyle Korver (89-88) e instantes después, a través de una penetración imparable (91-92), sumaba 40 puntos con más de seis minutos por disputar.
La tensión se palpaba en el pabellón enfilando la recta decisiva, en la que Golden State, beneficiándose del trabajo sucio de Kevon Looney y de dos lanzamientos exteriores de Curry y Draymond Green, logró comandar de nuevo el marcador (100-94).
"El rey" LeBron, respondiendo como los grandes elegidos de este deporte, emergió y parecía que las aguas se abrían a su paso (102-104). Durant empató desde la personal, James volvió a romper cinturas y Curry firmó un dos más uno (107-106).
A falta de 4,7 segundos, George Hill insufló oxígeno desde la personal (107-107) pero falló el segundo tiro y el choque llegó a la prórroga después de que Smith, despistado, perdiera tiempo pensando que su equipo había ganado el partido.
Llegados a ese punto, los Warriors se mostraron más frescos y efectivos y se impusieron con cierta soltura tras un choque épico que promete ser el nacimiento de una serie más apasionante de lo esperado.