El pasado sábado 17 de noviembre, al término de un partido de la Liga LEB Plata entre el CB Santurtzi SK y el Mondragón Unibertsitatea, el árbitro Paul Urbano denuncia haber sido agredido por Imanol Martínez, directivo del primer club citado. EL ESPAÑOL ha contactado con el colegiado para que cuente su historia y dé más detalles en torno a lo ocurrido.
"Acabó el partido, nos duchamos, cerramos el acta, entregamos las fichas y las copias del acta, abandonamos las instalaciones deportivas y dos de mis compañeros se fueron a la izquierda y otro de mis compañeros y yo nos fuimos a la derecha, donde teníamos nuestros vehículos", comienza narrando.
"Me paré donde estaba mi moto, a pocos metros de la puerta, me despedí de mis compañeros y estos siguieron su camino. A los segundos de yo estar solo apareció esta persona. Me preguntó: '¿Te parece bonito lo que has hecho hoy?'. Yo ni contesté ni le miré, preferí ignorarle para no entrar en polémicas. Ante mi negativa de entablar conversación se acercó y me amenazó: 'Que te quede claro que si vuelves a venir aquí a reírte de nosotros te arranco la puta cabeza'. Yo me giré para meter la llave en el baúl de la moto y sacar el casco cuando me soltó un puñetazo en la cabeza, por la espalda", explica Paul.
El Santurtzi niega la agresión
Según notó el impacto, Paul explica que llamó a sus compañeros, momento en el cual el agresor se marchó. Si ya de por sí este hecho no fuera polémico, llegando a ser condenado por la mismísima Federación Española de Baloncesto, el Santurtzi ha negado que esto ocurriera.
"Las acusaciones son totalmente falsas. Desconocemos las razones que tiene este colegiado para lanzarlas tan gratuitamente", asegura el club en un comunicado tras la denuncia. El texto acusa a Paul de forma directa: "Nosotros sí que realizamos de forma totalmente altruista nuestro trabajo, con gran esfuerzo e ilusión e inculcando a todos y todas nuestros/as jugadores/as los valores deportivos. Por eso, nos cuesta mucho entender por qué este señor nos difama y pone en entredicho nuestra credibilidad".
El colegiado se defiende explicando que "dicen que hace doce años, cuando yo entrenaba a un equipo de baloncesto, un jugador fichó por Santurtzi saliendo de mala manera de mi club. A partir de ahí dicen que yo les arbitro en contra sistemáticamente", comenta Paul, quien afirma estar "físicamente bien, pero anímicamente muy tocado".
"No doy crédito. Me parece humillante. Si a mí me pasara esto al revés, y soy inocente, salgo en el primer segundo a donde sea para desmentirlo. Pero ellos esperan 48 horas, después", cuenta, recordando que "la agresión fue 40 minutos después de haber acabado el partido, que es tiempo suficiente para que bajen las pulsaciones. Es una acción premeditada y calculada".
Y es que Paul afirma que "a la salida" se cruzó con el agresor "y no pasó nada", sino que este "esperó a que estuviera solo para abordarme". No obstante, a Paul le duele casi tanto como el puñetazo recibido el hecho de que "una sociedad intente tapar unos hechos tan lamentables y graves".
"El club es una entidad con éxitos deportivos en la provincia de Vizcaya, siendo nuestro segundo estandarte durante muchos años. Hubiera entendido que se hubieran apartado hasta que un juez hubiera dictaminado sentencia, pero negar todo y ahora tratarme a mí de mentiroso... Es una insensatez", comenta.
Paul tardó "segundos en llamar a la policía". Le dijeron que tenía que ir al médico, y ahora tiene un parte de lesiones, pero no ha sido "asesorado", sino que todo lo ha hecho bajo su propio criterio: "No soy jurista, soy profesor. No tengo abogado, solo relato los acontecimientos tal y como han sido. Veremos cómo se da el proceso".
Pese a todo, niega tener algo en contra del club, explicando que "quizá está mal dirigido. No me lo puedo creer si no, porque es un club que está recibiendo mucho dinero público, tiene un Ayuntamiento detrás, tiene una ilusión detrás...".
"Se veía venir"
Paul conocía a su agresor, ya que "lleva muchísimos años entrenando, de hecho tiene una trayectoria excelente a nivel deportivo. En Vizcaya ha sido un referente por sus logros, y ha dado cursos. Pero es una persona con fama de tener sangre caliente y muchas confrontaciones con distintos estamentos".
Y es que, cuando se hizo pública la agresión y el responsable de la misma, la respuesta del entorno de Paul fue que "se veía venir".
"Compañeros de otras provincias me están diciendo que a ellos les pasó algo similar, pero todos me dicen que fue hace veinte años. Parecía que esta lacra estaba eliminada, pero se ve que quedan resquicios", cuenta Paul, quien cree que, para erradicar esto, "la educación es un pilar fundamental".
"En este caso, el agresor es una persona adulta, o como dice la gente, de 'la vieja escuela'. Eso dentro de unos años no valdrá, porque seremos todos de 'la nueva escuela'", explica.
Las consecuencias
"A veces pienso que esto es una pesadilla y que me voy a despertar", cuenta Paul, quien afirma que no consigue "dormir bien por las noches" y que se le ha quitado el apetito, habiendo perdido "tres kilos en dos días".
"Psicológicamente lo estoy pasando muy mal, tengo mucha presión y miedo a que alguien, después de ver las declaraciones del club, tenga la mínima duda de que esto no ha ocurrido. Eso me hiere el alma, me aterroriza", explica.
Por último, narra el calvario por el que pasa su familia, ya que están "en una situación sensible, porque hace unos meses mi padre falleció de un infarto fulminante, estando bien de salud. Tengo 33 años, pero siento rotundamente que, quitando el fallecimiento de mi padre, esta es la segunda peor experiencia que he tenido en mi vida".
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