Los Golden State Warriors no pierden la esperanza de lograr una remontada que solo ha logrado LeBron James en toda la historia de la finales. Ese hito va a ser más complicado, ya que no contaran con su gran estrella, Kevin Durant, que acaba de pasar por el quirófano. Ha sido operado con éxito de su tendón de Aquiles y se espera que este nueves meses de baja. 

El alero acaba contrato, y esta lesión le podría dejar sin un contrato máximo en la próxima agencia libre. Forzó su físico por el equipo, pero a los 12 minutos tuvo que ser sustituido al notar que se había roto. La mala imagen la mostró el pabellón de Toronto, que celebró esa lesión y despidió a la estrella entre aplausos irónicos. Su equipo pierde 3-2 y se jugará como local la oportunidad de alargar la final un partido más. 

Es una lesión muy comprometida, ya que varios jugadores nunca han regresado a las pistas y muchos lo han hecho con porcentajes más bajos y con menos minutos sobre la pista. Uno de sus compañeros, DeMarcus Cousins, está muy lejos de su mejor nivel y es el claro ejemplo de que es una lesión muy dolorosa y que puede acabar con la proyección de una gran estrella. 

Durant celebra durante el partido contra los Rockets REUTERS

La lesión que ha cambiado la NBA

Las dudas en la recuperación de Durant ponen en tensión a toda la liga americana. Los equipos no van a ofrecer un contrato máximo al '35' hasta que sepan el alcance de su lesión y cómo evoluciona con el tiempo. Los ojos ahora se posan en Irving, que se marchará de los Boston Celtics y se queda como el gran objetivo de los equipos con espacio salarial suficiente para hacer frente a la operación.

 

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