Iñaki Zubizarreta nació en Madrid hace 47 años. Empezó a jugar al baloncesto cuando era niño y logró una exitosa carrera como deportista profesional. Valencia Basket, CB Ciudad de Huelva o CB Tenerife Canarias son solo algunos de los clubes de en los que ha militado el jugador llegando hasta la Primera División.
A pesar de una aparente vida triunfante, la infancia de Iñaki dista mucho de esa concepción: "Yo tenía 11 años y había un grupo de chavales que me perseguían por el colegio, me escupían, me tiraban los libros, me insultaban, 'a ver si te suicidas', 'muérete'...". Zubizarreta concedió una entrevista el programa El Intermedio donde relató cómo es ser víctima del acoso escolar.
Esta lacra que sufren miles de niños y jóvenes, ha dejado graves secuelas en el deportista: "Un día me pillaron. Eran muchos y me dieron una paliza. Me reventaron la cabeza y la cara a patadas. Me desperté dos días después en la UVI. Había estado en coma y la cara estaba tan desfigurada que no se me reconocía. Tengo una marca en la ceja y los labios destrozados por dentro de las patadas", dijo Zubizarreta.
Llegó un punto en el pívot dijo 'basta'. "Fui al acantilado de la Galea, en Vizcaya. Me despedí de mis padres, de mi hermano". Pero tras unos instantes de reflexión, supo que no merecía la pena hacer aquello por la culpa de esas personas: "Me prometí a mi mismo que jamás dejaría que me humillasen o me hiciesen pasar mal".
Zubizarreta quiere concienciar en la lucha contra el bullying a todos los niños y niñas: "Mi compromiso es transmitir la historia para que no se repita lo que nos tocó sufrir y sobre todo para que habléis. Hay que romper el silencio, comunicar".
Su vida ha sido una lucha continua, que ha conseguido superar y vencer a todos aquellos que la hacían la vida imposible: "Para ir al colegio, cada día te tienes que armar de valor y encontrar una motivación para tener que enfrentarte a tus fantasmas, a tus miedos, a esa gente que se ríe excluyéndote. Muchas veces no hace falta poner una mano encima".
Un luchador
Su entorno y el deporte le ayudó a salir adelante: "Me aferré a la vida gracias a mi hermano. Luego apareció en mi vida el baloncesto: entrené, me superé a mí mismo. Ver que servía para algo y que había cosas que servían para algo. El baloncesto me salvó la vida", cuenta el jugador.
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