La NBA se encuentra a escasos días de retomar su competición y con los equipos entrenando en la instalaciones de Disney World en Orlando. Sin embargo, el miedo sigue siendo patente en muchas plantillas tras la multitud de casos de coronavirus registrados en días previos. Los posibles efectos desconocidos del virus aterrorizan la NBA.
Mientras la vida sigue avanzando en la 'burbuja' que ha creado Adam Silver junto con todo su equipo en Orlando, los jugadores y técnicos han desarrollado una nueva preocupación, y es el temor a posibles efectos del Covid-19 que todavía no se conocen pero que podrían afectar directamente al corazón.
Por ello, los especialistas y servicios médicos desplazados hasta Orlando están centrando todos sus esfuerzos en conocer de qué manera se comporta el sistema cardíaco de un jugador que da positivo o que ya ha superado el virus y que riesgos tiene este en caso de jugar al máximo nivel.
La preocupación es real, y es que, tal y como admiten varios gerentes generales de algunas franquicias de la NBA, la posibilidad de que el virus afecte a la capacidad pulmonar y a la salud cardíaca de una personal existe, lo que podría provocar una auténtica desgracia.
Desde la mejor liga del mundo está estudiando ya qué medidas pueden tomar para garantizar la máxima seguridad de todos. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades han recomendado que los jugadores pasen un examen cardíaco a pesar de que ya hayan superado el virus y que hayan realizado los catorce días protocolarios de cuarentena. La recuperación podría no asegurar el bienestar del jugador.
En la NBA se han tomado muy en serio esta situación y lo que pretenden es poder tratar cada caso de forma individualizada para tener así una mayor probabilidad de éxito en los diagnósticos y en los tratamientos a aplicar en caso de que fueran necesarios. Aunque el plazo estimado para que un jugador regrese tras un positivo son dos semanas, es necesario atender a las necesidades de forma individualizada.
El director de medicina deportiva de la NBA, John DiFiori afirma lo siguiente: "Este proceso puede ser un poco más largo, dependiendo de las circunstancias individuales, y luego necesita algo de tiempo para poder condicionar todo su organismo". Sin embargo, DiFiori no ha sido el único experto que se ha pronunciado.
Por su parte, el cardiólogo Matthew Martínez, consultor de la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto ha hecho hincapié en la importancia del descanso: "La cantidad de daño cardíaco puede aumentar si continúas haciendo ejercicio frente a una infección activa. Esa es la razón por la que nos preocupa que ese alto nivel de intensidad del ejercicio pueda aumentar el riesgo de tener un evento adverso cuando hay daño cardíaco relacionado con un virus".
Preocupación real
El asunto se ha convertido en una preocupación máxima que tiene en vilo a todos los jugadores y que puede afectar sin duda al inicio del torneo. Los médicos se encuentran estudiando todas las posibilidades que se puedan dar a raíz del padecimiento del virus, pero el desconocimiento acerca de la enfermedad es grande y no ofrece todas las certeza necesarias.
DiFiori apuntaba lo siguiente: "Sabemos que las personas que contraen enfermedades virales de varios tipos diferentes pueden desarrollar miocarditis. Es bastante poco común, pero también sabemos que el ejercicio y el entrenamiento con una posible preocupación subyacente para la miocarditis pueden ser una gran preocupación. Debemos ser muy cautelosos con esa posibilidad".
No obstante, el control que se está haciendo es muy amplio exhaustivo, tal y como indica Martínez: "En la NBA nos preocupamos mucho por la seguridad cardíaca del jugador y evaluamos anualmente las enfermedades que aumentan el riesgo, como la miocardiopatía hipertrófica, donde el músculo cardíaco se está engrosando debido a una predisposición genética".
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