Toni Nadal ha sido un estudioso del tenis como pocos. Los días pasados juntos a su sobrino y expupilo Rafael Nadal no solo le han servido para mejorar el juego de uno de los mejores tenistas de la historia, si no para cultivar su gusto por seguir este deporte. Así fue como descubrió a otro mito de la raqueta, el serbio Novak Djokovic.
Corría el año 2005 cuando Toni Nadal se acercó hasta la pista 18 del All Englan Club para seguir el partido de Juan Mónaco. Rafa se encontraba esperando su turno para disputar su encuentro frente a Vincent Spadea, por lo que aun tenía un rato hasta que tuviera que acudir a seguir el encuentro de su sobrino.
Sin embargo, solo permaneció en aquella pista unos minutos, porque con ese corto espacio de tiempo le fue suficiente para darse cuenta de algo. En aquella cancha, al otro lado de la red y luchando contra Juan Mónaco, se encontraba un jugador serbio de tan solo 18 años que estaba debutando en el torneo más prestigioso.
Se trataba del número 128 del ránking ATP, pero ya hablaban de él como uno de los nuevos talentos del tenis mundial. Su nombre era, efectivamente, Novak Djokovic, un jugador que quedó para siempre grabado en la memoria de Toni Nadal desde aquel día que le vio intercambiar unos golpes frente a Juan Mónaco.
Así narra su hallazgo en el portal web de la ATP el tío de Rafa, que acto seguido se marchó al vestuario donde se encontraba el tenista de Manacor y le soltó lo siguiente: "Rafael, tenemos un problema. He visto a un chaval muy bueno". Y la verdad es que Toni no se equivocaba.
Aquel día, un jovencísimo Djokovic terminó venciendo a Juan Mónaco por 6-3, 7-6 (5) y 6-3 y consiguió pasar a segunda ronda donde se vio las caras con otro español, Guillermo García-López, al que también derrotó por 3-6, 3-6, 7-6 (5), 7-6 (3) y 6-4 tras un partido épico quinto set en el que el serbio dejó un recuerdo increíble.
Así lo vivió García-López
El castellanomanchego rememora así aquel enfrentamiento contra el hoy número 1 del mundo: "Fue increíble porque lo tenía prácticamente ganado. Con 5-4 y 40-30 en el tercer set hice un gran saque a la 'T' y realicé una derecha de media pista para ganar el punto. Miré al juez de línea, nos llamó y celebré la victoria".
García-López pensaba que todo había terminado, pero no era así, la bola no había entrado: "El partido continuó. Perdí la concentración en ese juego y nos fuimos al 5-5. Rompí y me puse 6-5 y 40-0 con mi saque. Tuve tres puntos de partido más".
Djokovic siguió peleando aquel encuentro hasta la extenuación y terminó llevándose el triunfo en un agónico quinto set: "Nunca se rindió y tenía un gran potencial. Sus golpes fueron muy sólidos. Quizás otro jugador no los habría podido devolver. Con ese marcador, recuperarse en ese partido mostró su gen competitivo. Podías ver su potencial pero también que Djokovic creía mucho en sí mismo. Tiene grandes cualidades en agilidad, movilidad y tiro".
Así fue el día que, un jovencísimo Djokovic de apenas 18 años y situado más allá del número 100 del ranking se dio a conocer al mundo y cómo Toni caló sobradamente al que sería un jugador de leyenda y gran rival de Rafa Nadal en su carrera.
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