La vida de Elena Delle Donne nunca ha sido fácil. La jugadora de las Washington Mystics ha peleado mucho hasta llegar a donde está. Convertirse en la mejor jugadora de la liga americana y poder pelear por cosas tan importantes como el título es el sueño de cualquiera que comienza en un deporte.
Sin embargo, que ese sueño que tanto sacrificio y tanto esfuerzo ha costado alcanzar se vuelva contra uno mismo debe ser una sensación horrible, porque debe suponer un cortocircuito mental que te haga odiar lo que más amas. Es imposible desear que se acabe aquello que toda la vida has deseado que comience. Que una vez alcanzada la meta y la cima de los objetivos de una vida, solo se piense en huir, en echar a correr de aquello para salvar la vida.
Algo así le ha sucedido a Elena Delle Donne, que desde 2008 padece la enfermedad de Lyme y que hasta ahora ha estado batallando con ella solo por realizar su sueño, jugar en la WNBA y convertirse en la mejor jugadora de la liga. Sin embargo, ese sueño que tenía ahora se ha vuelto en su contra porque su propia competición le obliga a poner en riesgo su vida para poder preservar sus derechos.
La enfermedad de Lyme
La enfermedad de Lyme es una infección bacteriana que afecta a las personas y que se contrae tras la picadura de una garrapata que ha sido previamente infectada. Tratada a tiempo, esta enfermedad puede sobrellevarse de un modo relativamente tranquilo, padeciendo algún sarpullido, fiebre y un poco de dolor de cabeza y fatiga. Sin embargo, las consecuencias más graves llegan cuando el diagnóstico se realiza tarde.
Si la enfermedad se agrava, puede producir daños una importancia considerable, especialmente si se trata de deportistas de élite como es el caso de Elena Delle Donne. Los síntomas pueden variar y convertirse en una lacra que impide a la persona realizar cualquier ejercicio físico sin sentirse mal.
Se puede sentir un dolor insoportable en las articulaciones, hinchazones e incluso dolor muscular. Todo ello puede terminar derivando en artritis e incluso llegar a sufrir problemas cardiovasculares e insuficiencias respiratorias. Todo ello provocado por la picadura de una garrapata que necesita posarse sobre la piel al menos 36 horas y que puede hacerlo en zonas de difícil acceso y visibilidad como inglés o axilas.
El dolor se acentúa en zonas muy sensibles para los deportistas, especialmente jugadores de baloncesto como Elena, como las rodillas, aunque sus complicaciones pueden llegar a producir dolores nerviosos e incluso inflamación de la medula espinal.
Todo este calvario ha sido sufrido por Delle Donne durante los últimos 12 años, sin embargo, la WNBA, conocida como la mejor liga de baloncesto femenino del mundo, no ha considerado esto un motivo para ser condescendiente con Elena, y, además, le ha obligado a ponerse aun en mayor riesgo, lo que denota una desfachatez y una falta de humanidad terribles.
El caso de Kisrten Sweetland
La enfermedad de Lyme ha afectado a muchos famosos y celebrities en los últimos años, por lo que es de sobra conocida la gravedad que tiene y el ninguneo al que ha sometido la WNBA a Delle Donne. Sin embargo, su caso no ha sido el único en deportistas de alto nivel. Uno de los más sonados, producido hace tan solo unos años, fue el de Kisrten Sweetland, cuya gravedad de la enfermedad le obligó a retirarse de su deporte, el triatlón, con tan solo 28 años.
En el año 2017, una garrapata terminó con la carrera de Kisrten Sweetland después de más de un año de sufrimiento, agonía e incertidumbre. Se trataba de una de las mayores promesas del triatlón canadiense, campeona del mundo Junior y plata en el Mundial sub23, toda una joven llena de talento y desparpajo que arrasaba a sus rivales nacionales y que estaba llamada a marcar una época llena de éxitos dentro del triatlón mundial. Sin embargo, su carrera se truncó demasiado rápido.
Kisrten solía entrenar en una zona boscosa en la que una garrapata procedente de un ciervo se posó sobre su piel y le picó. Los síntomas comenzaron a hacerse patentes con problemas que afectaban a la piel, al sistema nervioso, al corazón y a las articulaciones. No obstante, a pesar de padecer la enfermedad, la deportista siguió entrenando y compitiendo con la ilusión de cumplir su sueño, llegar a unos Juegos Olímpicos.
Al igual que Elena Delle Donne, su mayor sueño terminó convirtiéndose en una auténtica pesadilla, ya que se clasificó para los Juegos Olímpicos de Río, pero terminar la prueba fue un auténtico martirio. Durante la prueba a pie, momento de mayor agonía, comenzó a tener unas sensaciones nefastas, encontrándose cada vez peor. Momentos después llegó a afirmar que mantenerse consciente era su único objetivo.
Sweetland contaba que en su caso llegó a destruirla por completo porque causó problemas en su cerebro, en su sistema nervioso, le reducía la presión arterial y le provocaba asfixias. La historia de sufrimiento de Kisrten Sweetland es muy similar a la que padece en estos momentos Elena Delle Donne, a la cual la liga ha obligado a jugar la fase final de la liga.
Un sufrimiento de 64 pastillas
Elena Delle Donne ha dado a conocer al mundo una enfermedad tan grave y molesta como poco conocida para el gran público. Ella misma se lamenta muchas veces de haber hecho muy poco por dar visibilidad a la enfermedad de Lyme. Debería haberlo hecho, al menos, para compartir con los demás, y sobre todo con otros enfermos, los detalles y dramas de una enfermedad que te deja en muchas ocasiones en el dique seco.
El calvario de Delle Donne es enorme, pero está provocado por varios frentes. Elena no se amilana ante ningún contratiempo de la vida, por eso lleva 12 años luchando contra la enfermedad y tomando la friolera de 64 pastillas diarias. Esto supone una auténtica locura para cualquier persona, pero más si cabe para una deportista de élite que busca un rendimiento máximo que en muchas ocasiones no puede dar.
Sin embargo, la jugadora de los Washington Mystics está acostumbrada a sobreponerse a muchos problemas. Sin ir más lejos, el año pasado jugó las finales de la liga con tres hernias de disco, lo que dan buena muestra de su fortaleza, de su tesón y de su resistencia al dolor. Por ello, solo pide a la WNBA un poco de compresión, ya que ella lleva realizando toda su carrera con un sistema inmunológico de alto riesgo porque hasta ahora no ha habido un virus tan contagioso y dañino que pudiera atacarle e incluso acabar con ella.
Elena lo ha alcanzado prácticamente todo en el mundo del baloncesto. Tanto es así que ha sido nombrada MVP de la liga en dos ocasiones, ha conseguido participar en seis ocasiones en el AllStar e incluso ha sido campeona del mundo y campeona olímpica con la selección de Estados Unidos. Con todo ello, Delle Donne demuestra una entereza casi sobrehumana, y da buena muestra tanto de su calidad como de su sacrificio, ya que si algo no pretende es dar pena, si no comprensión ante una situación tan especial que puede ser gravemente delicada para ella.
Su mayor calvario y sufrimiento, más que el de tener que entrenar y competir con fatiga, con dolor en sus articulaciones e incluso con insuficiencias respiratorias y aun así seguir siendo la mejor, es el de sentirse sola, apartada, ninguneada y tratada a patadas por la WNBA, la organización que debería defender a todas las mujeres y jugadoras de baloncesto del mundo y en especial a las de su propia liga.
La WNBA es el sueño de Elena, es aquello por lo que ha sacrificado y lo ha dado todo y, sin embargo, en el momento que más lo necesitaba, en el momento en el que se está jugado prácticamente su vida, le han dado la espalda de la forma más cruel y ruin que se podría hacer, haciendo oídos sordos a una petición desesperada. Que el mayor sueño de una vida termine siendo la pesadilla que la encierra y que obliga a jugarse la salud es algo que Delle Donne no ha podido soportar.
La WNBA oculta el debate real
Delle Donne y todo su equipo médico emitieron diversos informes donde demuestran, control tras control desde el año 2008, que la jugadora de los Mystics sufre un serio problema de salud que afecta a su sistema inmunológico, lo que podría ser una bomba de relojería en caso de que Elena tuviera que acceder a la ‘burbuja’ creada por la WNBA para concluir la liga en Florida. Empujar a una persona cuya salud no es fuerte a un espacio de contacto continuo con el virus acampando a sus anchas, es algo demencial y tan grave que se acaban las palabras para describirlo. Sin embargo, todo tiene un porqué.
La versión de la WNBA indica que, tras analizar los informes médicos enviados por Elena, sus propios doctores especializados en medicina deportiva no veían razón alguna para que Delle Donne no acudiera junto con el resto de sus compañeras para finalizar el campeonato. Sin embargo, más allá de análisis médicos, la WNBA se ha callado la razón real por la que ha rechazado la validez de estos informes y no se ha declarado la exención de la jugadora.
El motivo no es otro que el dinero, el salario y las pérdidas. Si la liga femenina de baloncesto estadounidense declaraba como exenta a Elena Delle Donne, esta podría cobrar de forma íntegra su salario sin tener que acudir a Florida para participar en la fase final de la WNBA y permanecer el tiempo que le correspondiese en la ‘burbuja’ diseñada, de aquella manera, por la propia organización.
No obstante, si la decisión final era la de no permitir a la jugadora la exención y obligarle a jugar en condiciones normales como al resto de participantes, era la propia jugadora quien tenía que tomar la decisión de acudir al evento y poner en riesgo su salud o renunciar y perder parte de su salario.
Es este punto, el de tener que hacer elegir a una persona entre su sueldo y su vida, lo que provocó la profunda tristeza de Elena Delle Donne, que comprobaba de la manera más dura posible en qué se había convertido y cómo trataba a una de sus estrellas lo que para ella siempre había sido el sueño de su vida, la WNBA.
Ante la falta de humanidad de la liga, su propio equipo ha querido romper una lanza en favor de su estrella, por ello, las Washington Mystics han decidido que abonarán la totalidad de su salario a Elena haga lo que haga, para que pueda tomar una decisión sin presiones ni condicionamientos, simplemente por su amor al baloncesto y por el respeto a su salud, que es lo más importante de todo. De esta forma, el combinado estadounidense da un paso al frente y se posiciona al lado de su estrella, dejando en muy mal lugar a la mezquina organización de la liga.
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