La Euroliga sigue viendo como el fuego del incendio que ha creado el coronavirus en su competición se aviva. La máxima competición continental de baloncesto cuenta por cada jornada al menos un partido aplazado por equipos que acumulan casos positivos en sus plantillas. Partiendo de la base de que es la solución más razonable, el formato comienza a resquebrajarse por culpa de la acumulación de fechas pendientes.
Solo las dos primeras jornadas se libraron de estos positivos que están complicando que la competición siga su curso con normalidad. La apuesta valiente de la Euroliga, imponiendo sus propios protocolos para tratar de sacar adelante un año después de ser todo lo contrario la temporada pasada. La competición continental decidió no regresar tras el parón para preparar bien este año. Ni con todas las medidas del mundo están consiguiendo que viajar por Europa y enfrentar a equipos del continente sea seguro.
Todo comenzó con el foco de Rusia. El Estrella Roja confinó a un jugador por un positivo aislado. A partir de ahí llegaron contagios en los partidos. El CSKA se enfrentaba al Barça y, tras el choque, se detectaron tres positivos. Esa misma semana el conjunto azulgrana anunciaba el caso de Sarunas Jasikevicius y otros dos miembros de su cuerpo técnico.
Después, otro equipo ruso, el Zenit, comenzaría a ver caer a sus jugadores y terminaría prácticamente con una gran parte de toda su plantilla contagiada. Hasta trece miembros de la plantilla se vieron afectados justo cuando llegaba una doble jornada. Valencia Basket y Baskonia veían como se suspendían sus partidos en la gira que tenían prevista por España. Una situación similar vivió el ASVEL. Fueron 11 los casos que se dieron entre cuerpo técnico y jugadores.
Adiós al 20-0
La Euroliga decidió acabar con los 20-0 y que esos encuentros se reprogramen cuando sea posible. Se podrán aplazar hasta en tres ocasiones, es decir, si se encuentras tres fechas y no se pueden cumplir, en ese caso sí se daría por perdido el encuentro. Ya son siete los encuentros que tienen que buscar sitio en el calendario y la sensación es que no serán los únicos porque no se aplaca el problema.
Estos equipos afectados, con el Zenit y el ASVEL como máximos exponentes con tres y dos partidos aplazados, también tienen fechas canceladas en sus campeonatos que tienen que recuperar. Es por lo que este constante baile de fechas implicará que estas entidades jueguen partidos prácticamente cada 48 horas, o los plazos previstos no se terminen cumpliendo.
Ese es el principal problema. Euroliga tendrá que pactar con las ligas nacionales qué prevalecerá, que se disputen sus partidos o los que tengan que jugar en su país. Teniendo en cuenta los problemas que ya existían por el aumento de las fechas para las competiciones continentales y las ventanas FIBA, no parece que llegar a un acuerdo sea sencillo.
Todo ello teniendo que compaginar estos protocolos con los gobiernos locales, como en el ejemplo del Alba Berlin. Tenía los jugadores suficientes para poder jugar, pero su región obliga a permanecer en cuarentena durante un tiempo determinado a los que han estado en contacto con los positivos, cuestión por la que no podían tener a esos ocho jugadores que solicita como mínimo la competición.
El plan B
La sensación de que la Euroliga pueda disputar sólo una vuelta de la fase regular crece entre las direcciones de los equipos. Esta decisión sería la más responsable para no provocar también más problemas en las ligas nacionales. Además, la necesidad de que desde el Top-8 se dispute toda la competición en una única burbuja empieza a apremiar.
Sobre todo, lo que se quiere evitar es pensar en una suspensión como la del curso 2019/2020. Es por lo que la Euroliga ha confirmado públicamente que tiene un Plan B. El problema es que no se ha determinado cuál es, pero todo apunta a esa famosa 'burbuja' con el lugar en el que se disputará la Final Four, Colonia, como lugar donde se desarrolle en el formato que se determine.
También tendrá que acudir a los ejemplos de las ligas nacionales para determinar cómo sería esa burbuja. El ejemplo de España fue todo un éxito, por lo que quizá el lugar donde se desarrollase ese posible plan podría cambiar. La Euroliga ya organizó torneos de pretemporada en Valencia, el mismo lugar donde la Liga Endesa tuvo esa experiencia tan satisfactoria.
La situación en Europa se está complicando y no invita al optimismo. Jordi Bertomeu ha tratado de transmitir toda la tranquilidad del mundo posible, pero todos los hechos que van desarrollándose no le acompañan. De momento la medida es ir aplazando estos partidos para el momento en el que estos equipos estén recuperados, pero el ir arrastrando a tantos actores no parece la opción más segura.
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