Burgos, ni morcilla ni catedral, baloncesto: así es el mejor club del mundo FIBA que quiere la Copa
El equipo entrenado por Peñarroya llega tras proclamarse campeón de la Intercontinental. Ya han hecho historia, pero quieren más.
10 febrero, 2021 23:52Noticias relacionadas
Comunicación, afición y baloncesto, mucho baloncesto. Son los tres pilares sobre los que se sostiene un proyecto de presente y futuro en la ACB. El de un San Pablo Burgos que está haciendo historia desde que subió a la élite del deporte nacional y que quiere dar la campanada en la Copa del Rey. El conjunto burgalés viene de convertirse en el mejor club del mundo FIBA, hace unos meses ganó la Basketball Champions League y, por primera vez, jugarán el torneo del K.O en la capital.
EL ESPAÑOL habla con su presidente, Félix Sancho, para intentar conocer de primera mano el porqué del éxito del equipo. Han sufrido crisis deportivas, crisis económicas y crisis sanitarias. Pero, pese a todo, siguen en la cresta de la ola peleando para que, lo que muchos consideran un sueño, sea simplemente una realidad latente. Una rutina de triunfos trabajados desde la humildad y con toda una ciudad detrás. San Pablo Burgos gusta. Y no solo a sus aficionados, sino que ha conseguido generar cierta simpatía entre el resto de hinchadas rivales.
En gran parte, gracias a su equipo de comunicación. La cara oculta de cualquier club, pero que en la época que vivimos cobra un papel fundamental. Uno es lo que transmite. Y, aunque no lo sea, si logra convencer al espectador ya habrá ganado. San Pablo Burgos tiene uno de los mejores departamentos de la competición y su humor, que en ocasiones está "rozando el límite", ya es parte de la idiosincrasia de la entidad. Liderados por "un equipo joven que tiene la libertad" suficiente y que ha provocado que en más de una ocasión hasta los jugadores bromeen en redes sociales con ellos. Ese gen de competitividad y amistad siempre está presente.
Pero hasta llegar ahí han pasado muchas cosas. La historia de este San Pablo Burgos se remonta a hace cinco años. El equipo de la ciudad había conseguido ascender a la ACB en varias ocasiones, pero los requisitos económicos eran imposibles de cumplir y el ansiado puesto en la máxima categoría no llegaba. Todo hasta que Sancho y su equipo se pusieron al mando. Como él mismo recalca a este periódico, son "una entidad nueva". Y en su primer año que tuvieron la opción de subir, lo hicieron. Era verano del 2017 y se tocaba la cima del éxito: eran equipo de primera división.
El aficionado burgalés veía satisfecho el deseo de tener a un equipo en la ACB. Por falta de mérito deportivo no era, pero sí de capacidad económica. La historia, al fin, cambiaba para comenzar un nuevo camino que se está demostrando como exitoso. En Burgos triunfa el baloncesto. Así, de hecho, lo relata el presidente. El burgalés es un "entendido" del baloncesto, "un buen aficionado" que está "ilusionado" por lo que se ve como "un proyecto de ciudad". El clima hace que el deporte indoor sea más seguido y quizás es en uno de los pocos lugares donde la goleada al fútbol venga desde el baloncesto.
Las "duras" condiciones del invierno fomentan "que ir la fútbol sea más duro que ir al pabellón". Y, gracias a ello, ir a ver al San Pablo Burgos "se ha convertido en un plan de familia: pasar la tarde viendo el baloncesto en una ciudad cómoda y pabellón cubierto". Tal es la pasión por el equipo que San Pablo Burgos que se han erigido como mejor afición de la ACB, equipo que mejor ratio de espectadores tiene y en un verdadero movimiento de masas.
Hasta la peña de animación se llama Andrés Montes en honor al mítico narrador que falleció en 2009. Jugón. Acumulan cerca de 10.000 espectadores, llegaron a conquistar el WiZink Center ante el Real Madrid con 1.500 aficionados trasladados a la capital para vivir una simple jornada liguera. Perdieron, pero daba igual. La afición es su "principal arma", como reconoce Félix Sáncho. Son datos que sirven para dibujar en la mente de cada uno lo que significa el club burgalés.
Y no es broma. La morcilla o su inconmensurable catedral han quedado en un segundo plano. El embajador de la ciudad es el equipo que entrena Joan Peñarroya, que ha llevado a Europa y al otro lado del charco el nombre de Burgos por todo lo alto. "Somos el mejor embajador de promoción de la ciudad tanto de España, como en Europa como en el mundo". Un solo "equipo de baloncesto que está dando guerra en cotas altas". El orgullo del presidente no se puede calcular. Todo ello porque, además, los resultados deportivos acompañan.
Embajadores
Desde su ascenso han conseguido escapar de la zona roja de la tabla. Se han clasificado para competición europea. Han disputado los playoffs de la Liga. El año pasado quedaron octavos y solo la injusta condición de invitar al anfitrión les apartó de la Copa del Rey -algo que no ha pasado en esta edición-. Hace unos meses, sin ir más lejos, se proclamaron campeñones de la Basketball Champions League, principal competición FIBA. Y, hace unos días, cruzaron el charco para ganar la Intercontinental Cup. Burgos, ese Burgos que había ascendido a la ACB, se proclamaba mejor club FIBA del mundo al ganar la competición de dicha organización.
"Cinco años de historia y dos títulos intercontinentales", comenta risueño Félix Sancho a EL ESPAÑOL. Era el culmen para un club que "transmite unos valores" y que "ha conseguido generar y transmitir una ilusión en toda una ciudad". "Valores de esfuerzo, sacrificio, compañerismo, trabajo" y "honradez" que acompañan a San Pablo allá por donde pisen. La International Cup es un título a un partido, "pero que para llegar a jugarlo hay que ganar muchísimos antes a equipos de prestigio".
Ahora se enfrentan a una Copa del Rey con "muchísima ilusión". Se estrenan y solo lo quieren hacer "lo mejor posible". Y eso a pesar de que vienen de "un viaje largo, de haber cruzado el charco" y de aclimatarse al cambio horario. Como recalca el presidente del club, son "ambiciosos pero realistas". Su único techo es el económico. El que hará imposible que estén en la misma posición que un Real Madrid o Barcelona, aunque puedan ganarles a partido único.
"Intentar dar alguna alegría en la Copa o en algún trofeo que por cualquier circunstancia puedas estar muy bien" se postulan como grandes objetivos del equipo. Porque "techo ninguno" y, pese a las limitaciones, todos los torneos que disputan son "con intención de ganarlos". "Sabemos de dónde venimos y qué tenemos que hacer. No nos podemos permitir bajar de categoría, eso sería imperdonable. Ahora, siempre miramos hacia adelante. Todo lo que no sea entrar en los playoffs, tal y como estamos ahora, sería una pequeña decepción".
La lucha económica
San Pablo Burgos, además de estar viviendo un momento de bonanza en términos deportivos, también está luchando contra la crisis económica. Impulsada por la Covid-19, los clubes de ACB no pueden aceptar público en sus competiciones. Algo que en el mundo del baloncesto hace daño. Mucho. Y con cifras muy superiores a las del fútbol, donde los ingresos por derechos de televisión pueden llegar a salvar las cuentas de un año en blanco.
De eso también habla Félix Sáncho, que es tajante: "Nos tenemos que desvincular del fútbol. Nada tiene que ver el baloncesto con el fútbol profesional". Mientras en los clubes de fútbol se puede llegar al 70%, en el baloncesto a veces "no llega ni al 10%" de los ingresos. Si a esa falta de activos se le suma el gasto extra por protocolos sanitarios y complicaciones en el transporte, se crea una atmósfera de presión difícil de sortear.
El presidente de San Pablo Burgos cifra en más de 100.000 euros los gastos en PCR, cantidad a la que hay que sumar que la escasez de vuelos y horarios aumenta el precio del billete medio. "Nosotros ahora mismo tenemos el 80% de nuestros ingresos ahorrados", reconoce, pero a principio de temporada esperaban que en diciembre o enero se viera cierta normalidad y "el escenario a día de hoy es que vamos a pasar una temporada sin ticketing".
Los clubes de baloncesto "van a sufrir mucho para poder pagar" y si no llegan "ayudas institucionales, todos los clubes pequeños" lo van "a pasar muy mal". La otra cara del deporte profesional y que en el caso de Burgos, con el impulso de sus aficionados, supone una doble factura.
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