La crisis de la Covid-19 no ha evitado que los Timberwolves de Minnesota hayan cambiado de propietarios. Aún no está cerrada la operación, pero es público y se prevé que en los próximos días se confirme el acuerdo. Glenn Taylor, actual máximo mandatario de la franquicia, tiene 30 días por delante para negociar de forma exclusiva con Álex Rodríguez y Marc Lore. Cerca de 1.500 millones de dólares y una adaptación paulatina hasta 2023 son algunas de las claves del 'traspaso'.
Aparentemente podría ser un cambio de propietarios común en el mundo empresarial. Sin embargo, debido a la influencia de lo sentimental, esta operación ha cobrado más protagonismo del que los dirigentes preferían. Y es que la demanda en Seattle por recuperar un equipo NBA para la ciudad, y los vínculos de los nuevos propietarios con esta, han hecho estallar los rumores sobre un posible cambio de sede de la franquicia de baloncesto. Pero, ¿quiénes son estos nuevos propietarios?
Álex Rodríguez, a sus 45 años, es un exjugador de la MLB. Nacido en Estados Unidos, pero con unas raíces dominicanas evidentes en su nombre, habla y aspecto, comenzó a ganarse un nombre en el mundo del béisbol en los 90. En el 94 debutó con los Seattle Mariners, donde se mantuvo durante años hasta crear fuertes lazos con la ciudad que le vio crecer. Tenía solo 18 años y toda una larga carrera por delante.
En el 2000 fichó por los Rangers con un contrato histórico de diez temporadas y más de 250 millones de dólares y tres años después, en el 2003, se llevó el MVP. Envuelto en escándalos de dopaje por el uso de anabolizantes, terminó yéndose a los Yankees, donde repitió con un contrato de larga duración hasta retirarse en 2016 tras ganar tanto títulos individuales como colectivos. Por si fuera poco su impacto, su relación en estos últimos años con Jennifer López, y una posible ruptura reciente, le han mantenido en el foco mediático.
Su dupla con el multimillonario Marc Lore, que llegó a ser presidente de Walmart eCommerce, es la que hará que compren los Wolves, como han confirmado medios como ESPN. Ya intentaron hacerse con los Mets de la MLB, pero el popular Steve Cohen les arrebató el botín. Ahora, meses después, adquirirán una franquicia creada antes de 1990 y con necesidad de renovación.
¿Pueden volver a Seattle?
Es el rumor por excelencia que se extenderá en la NBA los próximos años. El acuerdo, que todavía no es definitivo, no incluye ninguna cláusula en la que se prohíba el cambio de sede de la franquicia. Sin embargo, el actual propietario quiere que se mantenga en Minnesota ante la vinculación de la nueva cúpula con Seattle. Por ello, se prevé que en el acuerdo final sí que se incluya una cláusula que imposibilite el cambio de ciudad del equipo.
Sin embargo, las dudas legales sobre este requisito son notables. Medios estadounidenses como la NBC subrayan que, citando a expertos jurídicos, han indicado que "sería difícil de aplicar" una cláusula que prohibiera el traslado de la franquicia de Minnesota a Seattle. "Mantendrán el equipo aquí, sí. Lo pondremos en el acuerdo. En este momento, tenemos una carta de intención, pero cuando hagamos el contrato lo pondremos ahí. No será un problema", ha asegurado en las últimas horas Glenn Taylor en The Star Tribune, periódico de Minnesota.
La duda se mantendrá. En 2006, cuando los Sonics pasaron a ser de Oklahoma, también se negó en varias ocasiones que Seattle fuera a perder su franquicia NBA. El tiempo no les dio la razón a los propietarios y sí a los rumores, pues la ciudad se quedó sin equipo en 2008 y ahora, años después, sueñan con que se repita el mismo guion para recuperar su emblema en la mejor liga de baloncesto del mundo.
Seattle, de cumplirse las previsiones de más de uno, volvería a tener a sus particulares 'SuperSonics', equipo que consiguió un anillo de la NBA en junio de 1979 y que supuso su primer título de estas características. La plantilla siempre destacó por su conexión con la ciudad, por lo que supuso para la población y por ser una de las franquicias más revolucionarias de toda la NBA. Su estética, su nombre. Detalles que les llevaron a generar mucho más interés -y cariño- que el resto de equipos.
Álex Rodríguez -conocido también por A-Rod- estalló deportivamente hablando en Seattle. Y Marc Lore, su socio y próximo propietario conjunto de los Wolves, tiene negocios en la ciudad. Por ello, los vínculos con Seattle y el sueño de muchos aficionados de tener a sus 'SuperSonics' no ha tardado en expandirse y así continuará siendo hasta 2023, cuando se hagan con el control total de la franquicia. La diferencia con el histórico equipo es que, en esta ocasión, el idioma más popular podría ser el español.
Unos Wolves muy latinos
La franquicia de Minnesota ha ido ampliando el número de representantes hispanos en su infraestructura. Y la llegada de Álex Rodríguez, estadounidense pero de descendencia dominicana y control perfecto del español, es solo un ejemplo. El más importante, pues pasará a llevar las riendas de un equipo de la NBA y, por el momento, afincado en un Estado donde las manifestaciones y revueltas derivadas de la crisis racial son constantes.
A Rodríguez, que en los próximos días puede convertirse en número uno de los Wolves, se suman tanto jugadores como entrenadores e incluso dirigentes. Gersson Rosas, sin ir más lejos, ya logró hacer historia recientemente al ser nombrado encargado de dirigir las operaciones de los Wolves. Es decir, presidente de operaciones de la franquicia tras un largo recorrido en los Rockets, donde fue vicepresidente. Rosas, colombiano, se convirtió en el primer latinoamericano en ocupar un puesto de tal calibre en la NBA.
Siguiendo esa estrategia de aportar talento latino a la franquicia, Rosas decidió fichar a Pablo Prigioni. El base argentino, histórico en España por su paso en clubes como Baskonia o Real Madrid, referente en su país al formar parte de la generación dorada, recibía el encargo de ejercer como técnico asistente de los Wolves. Prigioni trabajó con Ryan Saunders y en febrero, tras el cese del técnico, se mantuvo para acompañar a Chris Finch.
Sin embargo, la representación también está sobre el parqué con dos jugadores españoles como Juancho Hernangómez o Ricky Rubio. El primero se convirtió en una de las revelaciones la temporada pasada tras pasar algún que otro altibajo. Pero desterró las dudas y logró un buen contrato en la franquicia: tres temporadas más y 21 millones de dólares, así como un papel importante en el juego del equipo. Rubio, por su parte, llegó casi por casualidad en el mercado de fichajes y ha logrado asentarse en la rotación con más de 26 minutos de media.
La guinda puede llegar la temporada que viene, cuando los Timberwolves adquieran a Leandro Bolmaro, actual jugador del Barcelona, argentino y cuyos derechos pertenecen a la franquicia tras el último Draft. Se barajó su incorporación este mismo año, pero tras una negociación con familia y agente, Bolmaro decidió quedarse esta campaña en el Barcelona.
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