El 13 de junio del año 2019 es un día marcado en negro en la historia de los Golden State Warriors. Aquel día perdieron el que hasta el momento ha sido su último partido en unas finales NBA. Los Toronto Raptors de Serge Ibaka y Marc Gasol, ninguno de los dos continúa en la franquicia hoy en día, alzaron al cielo su legendario título después de unas finales que supusieron un desastre terrible los de La Bahía.
Sin embargo, el corazón de la afición de los Warriors no se rompió al ver a los canadienses celebrar su conquista. Para entonces, había dejado de latir hacía ya muchos minutos. Aquel día, por encima de por la derrota, será recordado por ser la última vez que se vio sobre una pista de baloncesto a uno de los mayores talentos que tenía, y tiene, la liga americana.
Aquel partido, del que ya han pasado 941 días, o lo que es lo mismo, 2 años, 6 meses y 25 días, fue el último partido oficial que ha disputado hasta la fecha Klay Thompson. La estrella de la franquicia de San Francisco, la otra rama de los 'Splash Brothers', el amigo inseparable de Stephen Curry y uno de los mejores triplistas de la historia se rompía la rodilla y comenzaba un calvario que ni él mismo podía imaginar.
En dicho encuentro, que estaba destinado a perderse, Klay tuvo un mal apoyo de su pierna izquierda que terminó condenándole y dando comienzo al periodo más duro, no solo de su carrera, sino de toda su vida. Fue un momento muy terrible para toda la NBA, esa misma que ahora celebra que un regreso ya es una realidad.
Primero, la rodilla
Las finales de la NBA del año 2019 dejaron un desenlace que pocos podrían haber imaginado. Un equipo que contaba con jugadores como Kevin Durant, Draymond Green o Stephen Curry estaba llamado al éxito. Sin embargo, terminó sucumbiendo ante la ilusión y el trabajo coral de unos Raptors que tras aquel éxito se terminaron desintegrando de manera estrepitosa.
Sin embargo, el golpe más doloroso para ellos no fue la derrota y la pérdida del anillo, sino la lesión de Klay Thompson que se producía de manera repentina en el sexto partido, con 3-2 en favor de los canadienses. Restaban algo más de dos minutos para la conclusión del tercer acto cuando el jugador de Los Ángeles recibía una dura falta de Danny Green. Un mal apoyo le hizo cogerse su pierna con fuerza mientras se retorcía de dolor en la pista.
El escolta se destrozaba la rodilla y las primeras exploraciones confirmaban el peor de los diagnósticos: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Klay no solo decía adiós al partido, sino que veía interrumpida su carrera en su mejor momento, justo cuando se disputaba el título honorífico de mejor tirador del mundo con su amigo Stephen Curry.
Él era un especialista en eso que los americanos han bautizado como el 'catch and shoot', es decir, el tiro tras recepción del pase, sin bote. Entre los dos se habían convertido en una tortura para las defensas. Pero tras aquella acción en la que su rodilla dijo basta, rompió a los 'Splash Brothers' por la mitad por un tiempo indefinido. Seguramente, ni en sus peores pesadillas habría imaginado cuánto tardaría en regresar.
Klay tuvo que pasar por el quirófano y estuvo ausente durante muchos meses. Tanto es así que se perdió toda la temporada siguiente, ya que la lesión de rodilla se terminó complicando. Muchas horas de rehabilitación, de trabajo duro con los médicos, los fisios y los readaptadores, y una luz al final de un túnel oscuro que cada vez se alejaba más y más. Su lesión fue una de las más mediáticas de los últimos años, ya que contaba con el cariño y la admiración de gran parte del universo de la NBA.
Los días, las semanas y los meses fueron pasando y muchos casi se olvidaron de lo que había pasado con un Klay Thompson que no tuvo una recuperación fácil, pero que finalmente pudo encontrar la salida a su problema en el mes de noviembre del 2020, más de un año después de su primera lesión y después de haberse perdido toda la temporada. Pero la mala suerte regresaría de nuevo.
Después, el tendón de Aquiles
Klay contaba ya las horas para regresar al juego cuando en un entrenamiento de los Golden State Warriors, sin haber conseguido volver a disputar ni un solo minuto oficial, el desastre volvía a posarse sobre su destino. Un movimiento fatal de su pierna derecha le ocasionaba otra lesión de extrema gravedad que iba a poner su futuro del revés y que, por el momento, rompía su sueño de regresar y de volver a jugar durante esa temporada.
Esta vez no fue la rodilla, sino que fue el talón. Una rotura del tendón de Aquiles cuando ya se ejercitaba en solitario le sumía de nuevo en un largo de proceso de baja que se alargaría, otra vez más, durante un periodo superior a un año. Todos los fantasmas y los demonios a los que había conseguido vencer una vez regresaban de nuevo en una situación en la que ni siquiera había podido coger algo de aire y de impulso Necesitaba volver sentirse jugador y recibir el aliento de su afición en la cancha. Pero todo volvía a teñirse de negro.
La noticia de la segunda lesión de Klay Thompson devastaba el vestuario de los Golden State Warriors y dejaba a todo el universo de la NBA muy tocado. Muchos jugadores, especialmente grandes estrellas, inundaron las redes sociales de mensajes en apoyo a Klay Thompson que arrancaba otra vez su vía crucis particular. Suponía volver a empezar.
El regreso de Klay
Casi 14 meses después de aquello, Klay Thompson podría decir que está de enhorabuena, ya que se espera de nuevo su regreso, su vuelta a las canchas. Lleva varios meses entrenando junto con el resto de sus compañeros y en las últimas semanas ha apurado su preparación tanto técnica como físicamente para estar a punto para el 2022, el que quiere que sea su año después de tantos calvarios y tantos sacrificios.
El escolta californiano ha llegado a pensar incluso en la retirada después de los reveses que le ha dado la vida en forma de problemas físicos, pero ya está de vuelta. De hecho, los aficionados de los Golden State Warriors ya han podido ver destellos de nuevo de su calidad en los calentamientos previos de su equipo en los últimos partidos. Ahí ha vuelto a compartir parqué con sus compañeros y ha vuelto a hacer diabluras junto a Curry.
El contador está a punto de ponerse a cero de nuevo para él ya que se espera que sea en la madrugada de este domingo al lunes cuando Klay Thompson haga su regreso oficial. Será en el partido contra los Cleveland Cavaliers. Un momento muy especial para toda la NBA y para todo el deporte en general, ya que su odisea ha sido admirada y llorada a partes iguales por muchos deportistas de élite. Thompson ya es un ejemplo.
El fiable tirador desde más allá del arco, y que posee récords en la NBA como ser el jugador que más puntos mete en un cuarto, que más triples consecutivos anota en un partido o el que más lanzamientos de tres consigue en un encuentro, cuenta ya los minutos para su regreso triunfal. Literalmente, no puede esperar más.
A sus 31 años, Klay ha reconocido que no puede aguantar las ganas de volver a estar en una pista y ver a todos los seguidores de la 'Dub Nation' con sus camisetas con el número 11, gritando su nombre y sintiendo esa conexión a través de sus puntos y sus canastas. Asegura que ha visualizado ese momento de su vuelta en multitud de ocasiones, especialmente tras la segunda lesión, y que lleva muchas noches soñando con ese momento.
Thompson quiere volver a sentirse un 'warrior' porque ha sido la afición del Oracle la que le ha levantado con su amor y cariño cuando más hundido estaba y cuando el dolor emocional superaba incluso al físico. Ahora, presumiblemente en ese duelo contra los 'Cavs', será cuando Klay haga su esperado regreso y ponga punto y final a un calvario que ha durado casi dos años y medio, con dos lesiones gravísimas que le han sumido en una sombra, cuando él solo quería ser luz a base de triples.
La última vez que Klay Thompson jugó un partido Kevin Durant todavía vestía la camiseta de los Warriors, Russell Westbrook estaba en los Oklahoma City Thunder, Kawhi Leonard en los Toronto Raptors, Kyrie Irving en los Boston Celtics, James Harden en los Houston Rockets y Anthony Davis en los Pelicans. Por no haber no había ni Covid-19, ni mascarillas en las gradas ni vacunas. Muchas cosas han cambiado desde entonces, pero su magia imperecedera ya está de vuelta.
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