Brittney Griner se enfrenta a un futuro incierto. Tras ser arrestada en febrero en Rusia por las autoridades locales, ahora ha sido condenada a nueve años de cárcel por consumo y tráfico de estupefacientes. Un caso muy grave del que parece que la única forma de salir será a través de un intercambio de prisioneros con Rusia.
Un ejercicio que requerirá de mucha diplomacia entre los dos países, Rusia y EEUU, que actualmente no gozan de las mejores relaciones. Cabe señalar que Griner fue detenida en febrero en el aeropuerto cuando se disponía a jugar con su equipo de Rusia, el UMMC Ekaterinburg. Su caso no es único, muchas estrellas de la WNBA compaginan sus equipos en Estados Unidos con otros en el extranjero que les aseguran un buen montante final que llevarse a los bolsillos.
Ahora la detención y juicio de Griner han hecho que sus compañeras pongan el grito en el cielo y pidan su liberación y, además, no dejan de lado la opción de seguir jugando en el extranjero a pesar del miedo que puede producir sufrir una detención en un país que no es el tuyo.
Y es que la realidad en el baloncesto profesional femenino de Estados Unidos es que jugar en el extranjero sigue siendo muy atractivo para las jugadoras de la WNBA. Buscan ganar más dinero o ganar más experiencia profesional, pero tras lo que ha pasado con Griner en Rusia, ahora no abundan las jugadoras que quieran irse a jugar a Rusia en la temporada baja de baloncesto en EEUU. De momento, la WNBA ha dicho que no tiene una lista completa de jugadoras que viajarán al extranjero porque los playoffs están en marcha.
Pero eso no significa que no haya otros destinos apetecibles, además, algunas circunstancias han sido propicias. La pandemia del coronavirus ya había generado oportunidades en el extranjero para las jugadoras de la WNBA en países como China y Corea del Sur antes de que estallara la guerra en Ucrania y de que tuviera lugar la detención de Griner. Algunos de los países que más eligen las jugadoras son Turquía, Israel, España, Italia y Francia. Países con gran tradición baloncestística.
Es cierto que la decisión de este año sobre jugar en el extranjero es más complicada debido a la detención de Griner, pero sigue habiendo motivos personales y económicos que han empujado a las jugadoras al extranjero durante años.
Aunque existen preocupaciones políticas y de seguridad en algunas partes del mundo, algunas jugadoras necesitan ese dinero extra y a otros les resultaría difícil dejar pasar una oportunidad así que puede aumentar significativamente sus ganancias anuales.
Dinero y minutos
Para otras, ir al extranjero también sirve para mejorar a nivel deportivo y ganar minutos de juego de los que no disponen en la WNBA, que tiene un total de 144 fichas disponibles entre los 12 equipos y que disputan una competición que dura solo unos meses. Otras simplemente disfrutan de poder trabajar en el extranjero y vivir esa experiencia.
Y es que la diferencia de sueldo entre la NBA y la WNBA es abismal. El salario base anual máximo para las jugadoras de la WNBA es de 228.094 dólares, y solo tres jugadoras han ganado esa cantidad este año, según Spotrac.
En el caso de Griner, su salario está justo por debajo del máximo, mientras que el mínimo es de unos 60.000 dólares al año. Cada equipo tiene un tope salarial de alrededor de 1,4 millones de dólares para pagar a las 12 jugadoras en plantilla.
Aunque hay algunos bonus que ofrece la liga si hay actuaciones muy destacadas, como ganar premios individuales de la competición. Además, la liga se encarga de ayudar a las jugadoras a encontrar acuerdos publicitarios.
Por el contrario, algunas jugadoras pueden ganar más de un millón de dólares jugando en el extranjero. Jones, otra de las estrellas de la WNBA, que ha jugado para Connecticut Sun desde 2016, dijo en ESPN tiempo atrás que ganó todo su salario de la WNBA (205.000 dólares por temporada) en un mes jugando en Rusia. En el caso de la liga turca, las jugadoras pueden llegar a ganar varios cientos de miles de dólares en una temporada.
Ahora, la propia Jones ha firmado con el Cukurova turco para la próxima temporada, al igual que las jugadoras de la WNBA Chelsea Gray y Briann January. Por su parte Breanna Stewart y Emma Meesseman, que jugaron en el Ekaterimburgo, han fichado por el Fenerbahce.
Rusia, mal vista
Una tendencia que lleva años siendo así, pero que, al menos en el caso de Rusia, se va a paralizar. Algunas jugadoras ya han dicho que aunque se libere a Brittney Griner, las jugadoras no deberían sentirse cómodas aceptando dinero de los equipos rusos.
Por eso, para las jugadoras que no quieran viajar al extranjero por una cuestión de peligrosidad o por simples principios, en Estados Unidos también han surgido algunas alternativas, como Athletes Unlimited.
Esta es una organización multideportiva incipiente que realiza una temporada de baloncesto de cinco semanas en Las Vegas durante la temporada baja de la WNBA. El salario base promedio es de alrededor de 20.000, según Jon Patricof, uno de sus fundadores.
En este caso, para las jugadoras profesionales de baloncesto de Estados Unidos, el calendario está programado de tal manera que puedan participar en distintas competiciones y en distintos países.
Las temporadas de algunas ligas extranjeras no terminan antes de que comiencen los campamentos de entrenamiento de la WNBA en abril, y es común que las jugadoras regresen tarde al campamento o al comienzo de la temporada en mayo. Eso sí, a partir de la próxima temporada, mediante un acuerdo con el sindicato de jugadores, la liga puede multar a algunas jugadoras veteranas si no regresan al campamento o al inicio de la temporada porque estén compitiendo en otras ligas.