Mario Hezonja, durante el partido frente a Bàsquet Girona.

Mario Hezonja, durante el partido frente a Bàsquet Girona. EFE

Baloncesto REAL MADRID 95-67 BÀSQUET GIRONA

El Real Madrid confirma su mejoría con una contundente victoria frente a Bàsquet Girona en Liga Endesa

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El Real Madrid ha logrado enderezar el camino. Después de las buenas sensaciones ante Panathinaikos en Euroliga, los de Chus Mateo confirmaron su resurrección en Liga Endesa con una contundente victoria frente a Bàsquet Girona (95-67). Un festín necesario para seguir ganando confianza. [Así hemos vivido la victoria del Madrid]

Una vez más, Campazzo volvió a ser el faro del conjunto blanco. El base argentino fue muy dañino en la zona y no dejó de castigar a la defensa catalana con sus continuas penetraciones. Su inicio de partido fue trepidante (10 puntos) y mantuvo sus buenos porcentajes durante el resto del duelo.

Esta vez se unió a la fiesta Edy Tavares. El caboverdiano también destrozo la pintura y confirmó que poco a poco está recuperando su mejor nivel. También lideró en los rebotes. Su pan de cada día.

El Real Madrid dominó de cabo a rabo el partido. Fue mandando desde el inicio y con el paso de los minutos aumentó su renta hasta hacerla totalmente insalvable para los de Fotis Katsikaris. Fue determinante especialmente el tercer cuarto, donde los de Chus Mateo firmaron un parcial de 15-0 en cinco minutos sublimes.  

Sin sobresaltos

Después de triunfo balsámico ante el Panathinaikos en la Euroliga, el plantel madridista afrontó el duelo con el objetivo de seguir purgando como local los pecados que ha cometido durante el curso lejos de su feudo,

Esta vez fue el argentino Facundo Campazzo el que se encargó de poner a los de blanco en órbita desde el principio, en un primer cuarto donde fue alfa y omega ofensivo. Lo hizo participando, como ejecutor o asistente, en 16 de los 18 primeros puntos de su equipo, anotando además 8 de los 10 de salida.

Mientras, el Bàsquet Girona zurcía desde el triple (4 de 7 a los diez minutos) el roto que le hacía ver sus vergüenzas en el juego interior, con solo un tercio de sus lanzamientos de dos acertados durante el amanecer de su puesta en escena en el WiZink Center.



La aguja, en este caso, la manejaba con precisión Aljami Durham. Entre el estadounidense y Guillem Ferrando, este último merced a tres aciertos exteriores, acumulaban al descanso 25 de los 34 puntos de los suyos. En el otro aro el Real Madrid castigaba sin cordialidad pero con coralidad, aportando en mayor o menor medida a su tanteo los diez hombres que habían salido a la pista durante la primera parte (45-34, min.20).

El partido, bien encarrilado para el anfitrión, se puso aún más de cara con un parcial de 9-0 en el albor de la segunda mitad, que elevó la ventaja a la doble decena y propició un tiempo muerto en el que Fotis Katsikaris pudo arrojar a sus jugadores toda la ira que almacenaba (54-34, m.23). La bronca no surtió efecto porque los visitantes siguieron encajando, seis puntos más hasta que Jaume Sorolla acabó con la sequía a los cuatro minutos y medio de la reanudación. Era ya demasiado tarde, el partido estaba finiquitado pese a quedar un cuarto de hora.

A partir de ahí, hubo que buscar los estímulos más allá del triunfo. Los primeros minutos de Sidi Gueye; un triple de Sergio Llull desde el centro del campo sobre la bocina del tercer cuarto; y seguir presenciando en directo el primer gran partido del joven Hugo González, fueron estímulos suficientes.