Quien diga que Luka Doncic está capacitado para ser el jugador revelación de este curso tiene mucha razón. Parece mentira que el esloveno tenga sólo 17 años. Hace de todo en la cancha, y muy bien: anota, asiste, rebotea y, sobre todo, es determinante. Incluso ha empezado a atender a los medios. Sabe que de él sólo se espera progresión y (aún más) madurez este curso. Lo tiene tan interiorizado que empieza a demostrarlo desde el primer día. Con Unicaja mandando por cinco puntos en el último cuarto del partido inaugural de la ACB, un triple del esloveno lo cambió todo. Fue un juego, set y partido en toda regla para un Madrid que sufrió de lo lindo ante la resistencia de un conjunto malagueño tan fiero como cabía esperar (101-90: narración y estadísticas).
Porque, sin duda, hay que tener en cuenta a Joan Plaza y sus chicos entre los candidatos a hacer cosas grandes esta temporada. Que la gesta supercopera del Gran Canaria o las mejores plantillas del Valencia y el Baskonia (sobre el papel) no nublen el juicio a nadie: en el Unicaja están preparados para seguir aferrados a la élite. Para muestra, el parcial de 2-10 visitante con el que arrancó el encuentro. Con un muy buen tiro exterior, seriedad en defensa y un Musli intratable en la zona, los visitantes dejaban claro que la cosa se había puesto seria y que esto ya no era pretemporada.
El Madrid también lo tuvo muy presente. Lejos de achantarse por su mal comienzo de partido, en la plantilla del vigente campeón de liga y Copa supieron ser pacientes. A mediados del primer cuarto, empezó el recital: contraataques, intensidad atrás, algún que otro triple y, sobre todo, buen hacer en las inmediaciones de la canasta. Hunter abrió la veda tirando del arte del mate y el alley-oop. ¡Y eso que ya había dosis suficientes de espectáculo! Con los ataques brillando a ambos lados de la cancha, el ex del Olympiacos allanó el camino para el posterior clínic de Ayón.
Minutos después, el pívot mexicano dejó en la pista toda la clase que atesora. Leyendo a la perfección la dirección de juego de Llull y Doncic, se hinchó a anotar canastas en la bombilla. Punto a punto suyo, el Madrid fue amenazando la decena de ventaja en el marcador. Y, sin embargo, el duelo continuó siendo de poder a poder. El Unicaja decidió que quería ganar la batalla desde el perímetro, y no le salió mal. Un viejo conocido blanco, Dani Díez, ejerció como verdugo triplista para volver a dejar el aliento de los suyos en la nuca del rival.
Cuando no anotaba el internacional español, lo hacía Brooks. De hecho, una canasta suya volvió a poner por delante a Unicaja en el tercer cuarto. Si los ejecutores no eran ellos, ahí estaban Smith y Nedovic para suplirles. ¿Qué hacía el Madrid para intentar contrarrestar el gran 'punch' visitante? Seguir haciéndose fuerte por dentro (Reyes y Maciulis también tuvieron sus momentos de gloria) y abonarse a los lanzamientos de Carroll por fuera.
La rotación local era excelsa, pero la visitante no se quedaba nada atrás. Con Musli reapareciendo en los minutos decisivos y Alberto Díaz tirando de descaro desde el 6.75, Plaza y los suyos no soltaban las riendas del partido de ninguna manera. Entonces, Doncic ayudó a los suyos a volver a creer. Carroll y Taylor secundaron la moción triplista del chaval y, definitivamente, el Madrid ya no volvió a mirar atrás. Los galones de capitán de Reyes, la intimidación de Hunter y los mates a ritmo de contragolpe de Llull y otra vez Taylor pusieron la directa hacia el triunfo. Confirmado: el baloncesto blanco también tiene un 'Lukita' que le guarde.