Detrás de esa fachada de hombre serio, forjada a raíz de algunos tiempos muertos célebres, Pablo Laso (Vitoria, 1967) esconde una cercanía y un sentido del humor admirables. Como entrenador del Real Madrid, uno de los equipos de baloncesto más potentes del mundo, bien podría hablar pretendiendo sentar cátedra. Sin embargo, no lo hace. Prefiere ser él mismo: un tipo sencillo, campechano, cuya prosa se asemeja más a la de un familiar, un vecino o un amigo. Alguien que siempre va de frente, que dice las cosas como son.
Recibe a EL ESPAÑOL en el pabellón de baloncesto de la Ciudad Deportiva del Real Madrid en una mañana engullida a contrarreloj. Todavía ataviado con la ropa de entrenamiento, Laso debe vestirse de traje nada más atender a este periódico. Tiene que dejar Valdebebas a la carrera y acudir a un compromiso en Madrid. Sin embargo, mide los tiempos a la perfección.
Contesta pausado, gira un balón de baloncesto sobre su dedo cual Globetrotter para las fotos (el que tuvo, retuvo) e incluso se preocupa por la postproducción de esta entrevista. “Si quieres, ven media hora otro día y así me haces las fotos más tranquila”, le dice a nuestra compañera Begoña Rivas. Definitivamente, el técnico vasco y las agendas casan poco. Porque él quiere ser tan normal como usted. Y, pueden creerlo, lo es.
Les toca empezar la temporada a lo grande, con un Clásico en semifinales de la Supercopa. Primer examen serio nada más arrancar. ¿Beneficioso o contraproducente?
Bueno, nunca se sabe. Al final, un partido no tiene por qué marcar una temporada. ¿Qué pasa, que si ganas al Barcelona el primer día, el primer partido oficial, la temporada va a ser magnífica? No. ¿Si pierdes, va a ser horrorosa? No. Esto es muy difícil de decir, es un partido en la Supercopa, que probablemente todos los entrenadores decimos que viene muy pronto, está el tema de los jugadores internacionales (se incorporan más tarde)… Los tópicos que se dicen siempre. Sí es verdad que es un partido atractivo para el espectador, un Clásico, y uno difícil para nosotros. El Barça ha cambiado mucho.
Supongo que se le hará raro no tener enfrente a Xavi Pascual. ¿Qué le dijo cuando hablaron tras la última final liguera?
¿Raro? A ver, yo creo que los profesionales estamos acostumbrados a saber que va a haber cambios en los equipos, de jugadores y de entrenadores. Es extraño relativamente, pero sí que es verdad que llevábamos muchos años compitiendo juntos. Mi respeto profesional por Xavi es muy alto, creo que lo que ha conseguido en el Barcelona está al alcance de muy pocos. La conversación fue la normal entre dos rivales, pero que a la vez se respetan muchísimo.
A Bartzokas y a Rice se va a hartar de verlos. ¿Todavía escuece el roto que les hizo uno en la final europea de 2013 y el otro en la de 2014?
No, porque entonces les dolería a ellos lo mismo el roto que le hicimos a Bartzokas en el playoff de la Euroliga (2014) y el que le hicimos a Rice la temporada pasada, dejando al Khimki fuera de la Euroliga. El pasado está muy bien para acordarse de él, pero yo no vivo de eso. Ahora mismo, pienso hacia delante.
¿El perímetro es donde más daño puede hacerles el Barça, teniendo en cuenta cómo han reforzado las posiciones exteriores?
Han hecho cambios sobre todo ahí, con la salida de Satoransky y Abrines a la NBA. Creo que han fichado a muy buenos jugadores. Tanto Rice como Koponen generan mucho juego, Víctor (Claver) es un jugador muy polivalente… Creo que el Barcelona siempre tiene grandes jugadores, y ahora tiene un entrenador nuevo, pero ahora mismo creo que estamos en un momento en el que no puedo pensar solamente en ellos. Pienso en todos los rivales, respeto a todos. Probablemente, el equipo en el que más pienso es el mío.
El equipo azulgrana puede ser una buena piedra de toque para poner a prueba a su Madrid. Sobre todo, al juego interior. ¿Es el mejor que ha tenido a sus órdenes?
Es muy pronto para decirlo. Estoy muy contento con el esfuerzo que ha hecho el club a través del presidente, sobre todo sabiendo que era una temporada difícil para nosotros. Nos hemos movido rápido en el mercado para poder conseguir mejorar aspectos que el año pasado nos faltaron. Creo que tengo un juego interior muy polivalente, con gente muy complementaria, con experiencia… Estoy muy contento con mi juego interior, pero ahora hay que conseguir que jueguen bien juntos, claro.
Randolph, Hunter, Reyes, Ayón, Thompkins… ¿Va a ser complicado encajar tantas buenas piezas en la pintura?
Siempre es complicado, pero nosotros estábamos obligados a dar un paso adelante en cuanto a la plantilla sabiendo que vamos a un calendario mucho más largo, con muchos más partidos decisivos, que probablemente nos pesó un poco la temporada pasada después de la anterior, en la que veníamos de ganar todo… Creo que este año contamos desde el principio con un roster más largo y con muchos jugadores que pueden actuar en diferentes posiciones.
Han perdido a un jugador, en sus propias palabras, insustituible: Sergio Rodríguez. ¿Le sorprendió su vuelta a Estados Unidos?
No, porque, al final, en el tiempo que llevo entrenando al Real Madrid, varios jugadores nuestros se han ido a la NBA. Es normal que para ellos seamos un foco de atención. Lo hablaba con Brad Stevens, entrenador de los Boston Celtics, y me decía que todos mis jugadores podían jugar en su equipo. Yo le decía 'Bueno, bueno, los tuyos también en el mío' (risas). Creo que la marcha del Chacho, de Willy (Hernangómez) y de Ndour a la NBA habla muy bien del trabajo que han hecho aquí. Les deseo suerte a todos.
Quizá ahora tenga esa relación más especial entre técnico y jugador con Luka Doncic. ¿Le preocupa querer hacerle crecer demasiado deprisa?
No, creo que son ustedes mismos, los periodistas, quienes hablan mucho de él. Es normal, no es una crítica que un chico tan joven genere tantas expectativas. Creo que lo que se merece Luka es que le trates de igual, que es lo que yo he intentado hacer desde el primer día: no regalarle nada, porque él tiene la suficiente calidad técnica, táctica y física para competir al más alto nivel. El año pasado lo hizo muy bien en su primer curso en el primer equipo, y lo normal es que este año sea mejor. Va a tener más experiencia, tiene un año más, ha mejorado físicamente… Todos esperamos que vaya a mejor.
Hay muchos aficionados que echan en falta a Facundo Campazzo en su plantilla. ¿Por qué no le han repescado?
Nosotros tenemos un problema de extracomunitarios y, a día de hoy, Facu es extracomunitario. Pensábamos que no podíamos ir con una plantilla en la que tuviéramos más de tres jugadores de este tipo. La salida del Chacho nos genera el tener que adaptar ciertas cosas en el equipo, pero valoramos muchísimo tanto a Facu como a Augusto Lima (cedido al Zalgiris lituano). Son jugadores nuestros y esperamos que en el futuro puedan aportar muchas cosas al Real Madrid. No dudamos de su calidad.
¿Mantener a Ayón es uno de los grandes fichajes de este Madrid?
Probablemente. Creo que en los dos años que ha estado con nosotros, Gustavo ha tenido un crecimiento muy bueno. Normal también por la situación en la que venía de la NBA y los problemas de lesiones que había tenido. Con nosotros ha estado muy consistente, creciendo. Ha sido un jugador fundamental para nosotros, y creo que el hecho de que se haya quedado nos apuntala mucho el equipo.
Esta temporada va a tener a su disposición a varios jugadores notables en el trabajo sucio, en esos intangibles que pocos valoran tanto como usted: Draper, Nocioni, Taylor, Maciulis… ¿Valor añadido para su equipo?
Creo que, al final, dentro de un equipo tienes que tener un poco de todo. Siempre pongo el ejemplo de la orquesta. Si los que tocan el violín son muy buenos y el del piano te destroza toda la sinfonía, estás jodido, con perdón. Queremos que esto sea una orquesta y que el que toque el platillo lo toque en el momento. Por eso valoro mucho a todos los jugadores de mi equipo. Tenemos una plantilla larga y en la que todo el mundo va a tener su importancia, independientemente de que juegue uno, dos, 30 o 40 minutos.
Teniendo en cuenta que la Euroliga estrena formato todos contra todos en la primera fase, con lo que eso supone en materia de partidos y viajes, ¿es realista pensar en ganarla?
Para mí, siempre es realista. Nosotros aspiramos a ser competitivos en todas las competiciones. Luego, éstas te marcan tu estado de forma, están las lesiones… Hay mil variables que en septiembre no puedes saber cómo van. Lo que sí es real es que vamos a tener una competición durísima, que te obliga a ser competitivo desde el primer día. Vas a tener que intentar entrar entre los ocho primeros lo más arriba posible para unos playoffs que son siempre durísimos durante la temporada. Luego encima tienes que llegar a una Final Four y ganar dos finales. Sabemos lo complicada que es la Euroliga y los grandes equipos que hay, pero nuestra aspiración es intentar llegar hasta el último día. Así de claro.
¿Va a ser algo así como ganar la NBA a la europea?
Es diferente, no se puede comparar. La NBA tiene un formato totalmente diferente, en el que se juega una liga regular de menos importancia, en la que sólo buscas una clasificación. Nosotros vivimos una etapa con muchos puertos, por decirlo de alguna manera. Ahora nos han quitado los puertos que teníamos para entrar en el Top16. Tenemos uno en la Copa, otro en la liga, los partidos de Euroliga… Cambia el formato de la etapa, pero es casi más dura que la del año pasado.
Dice que quieren ser competitivos desde el primer momento y hacer disfrutar al espectador. ¿Qué es más difícil de lograr para usted?
Las dos cosas son muy difíciles. Más que hacer disfrutar al espectador, lo que yo valoro es que éste reconozca a su equipo. Eso le hace vivir lo bueno y lo malo. En ese sentido, nosotros sí hemos logrado una comunión con la gente, que se identifica mucho con el equipo, el estilo de juego… Lo vivimos incluso en la ovación que nos dieron después de perder contra el Fenerbahçe (playoffs de la pasada Euroliga). Creo que eso habla muy bien de cómo hemos conseguido llegar a nuestro público. Nuestra idea de juego no va a cambiar. Queremos ser un equipo atractivo, que no especula, que juega con muchas posesiones. Intentamos hacerlo con la plantilla que formamos.
¿Le molesta que la liga siempre parezca cosa de dos viendo el nivel de las plantillas de Baskonia, Unicaja, Valencia o Gran Canaria?
No me molesta, porque como yo no pienso eso… Realmente, los que hablan de eso son los periodistas, pero a mí no me molesta, porque yo considero al Valencia, al Baskonia, al Bilbao, al Unicaja, al Gran Canaria… Los conozco y les concedo el mayor de mis respetos. La prueba es que el año pasado, para ser campeones de Copa, tuvimos que ganar al Gran Canaria en la final en un partido durísimo.
¿En qué ha cambiado Pablo Laso durante estos cinco años en el Madrid?
Me hubiera gustado cambiar poco, y le diría que como persona he cambiado muy poco. Me considero más o menos el mismo. Tengo menos pelo (risas), pero esto es algo normal. Intento ser la misma persona. Mi trabajo es muy atractivo, me llena, me gusta, pero mi vida no es solamente el baloncesto, aunque sea una parte muy importante de ésta. Sería absurdo que un resultado deportivo me cambiara.
¿Y en qué aspira a mejorar esta campaña?
En muchas cosas. Al final, ése es el gran reto de cada temporada: hacer mejor algo que igual piensas que el año pasado fue peor. Hay veces que lo consigues y no logras los resultados. Entonces, se dirá que el Madrid no ha estado bien. En cambio, tú, como entrenador, puedes estar contento. Hay otros años en los que ganas todo y tú, como entrenador, piensas que te has dejado cosas. Creo que mi obligación es intentar que el equipo mejore en aspectos de juego y adaptarnos a nuevas situaciones que se van dando, porque el baloncesto cambia cada día. Eso es algo que más o menos me obsesiona hacer bien en la temporada.