Furious George, la autobiografía de George Karl, uno de los entrenadores más reconocibles de la NBA reciente, no para de dar de qué hablar en Estados Unidos. Sus críticas hacia varios exjugadores suyos, las acusaciones de dopaje hacia la liga y su (autoproclamada y ejemplificada) condición de bocazas destacan en una obra en la que Karl también aborda sus dos etapas dirigiendo al Real Madrid (1989-1990 y 1991-1992).
Destaca el extracto en el que el preparador estadounidense cuenta lo ocurrido en el partido inmediatamente posterior a la muerte de Fernando Martín. El 5 de diciembre de 1989, dos días después del fallecimiento del eterno '10', el Madrid afrontaba un partido de Recopa de Europa contra el PAOK de Salónica. Karl cuenta que dio a sus jugadores la opción de no disputar el encuentro, pero Antonio Martín quería hacerlo "porque Fernando pensaría que somos una panda de cobardes si no jugamos".
Tanto significó ese partido para el definido por Karl como "segundo mejor jugador del equipo" que, al descanso y perdiendo el Madrid por 13 puntos, explotó en el vestuario. "Sois una panda de putas", les dijo Antonio a sus compañeros según el relato de su exentrenador. Los blancos acabarían remontando en la segunda parte (victoria por 92-71), imbuidos, como cuentan las crónicas de la época, por el espíritu de Fernando.
Tanto marcó la entonces estrella del Madrid a Karl que Martín da nombre al tercer capítulo de su libro. "Era un héroe nacional. Tenía 27 años cuando le entrené en 1989. Era un chico guapo con el pelo oscuro: el equivalente en Estados Unidos en esa época habría sido Magic Johnson, Larry Bird o Michael Jordan. Quizá James Dean se acerca más al impacto que tuvo", cuenta sobre Fernando. De hecho, califica los días siguientes a la muerte del jugador como "algunos de los más emotivos" de su vida. "Cada detalle está congelado en mi mente, incluida la lluvia que no paró de caer el día del funeral", añade.
Las referencias a su aventura española no terminan aquí. Karl apoda al entonces presidente del Madrid, Ramón Mendoza, como "el Señor", y presume de haber ganado dos títulos en su primer año (la Copa del Rey y la Copa de Europa) cuando en realidad no conquistó ninguno. Además, reconoce que, al concluir su segunda etapa en Madrid en enero de 1992, pudo adelantar su regreso a Estados Unidos, que ya tenía decidido para el final de aquella temporada 91-92. Así concluye el relato del breve periplo de George Karl en el baloncesto europeo: con tanta sustancia como el resto de sus explosivas memorias.
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