Tim Abromaitis: el pasado vuelve para atormentar al Real Madrid en semifinales de Copa
Su padre, Jim, compartió vestuario con Corbalán, Brabender y compañía en la temporada 1980-1981. Él fue decisivo para que el Iberostar Tenerife eliminase al Valencia Basket en los cuartos de final coperos.
17 febrero, 2018 01:12Noticias relacionadas
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La Copa del Rey es el torneo propicio para colocar en el disparadero a jugadores que merecen la pena. Normalmente, para bien. Aunque el caso del Iberostar Tenerife semifinalista de esta edición (jugará contra el Real Madrid este sábado a las 19:00; #0 de Movistar+) es algo un tanto insólito: en un triunfo tan coral como el que logró el conjunto aurinegro el jueves, ¿cómo se pueden tener malas palabras con alguien? Y más tras ver a un equipo con tanta hambre y fe como el que luchó sin cuartel ante el Valencia Basket. Hubo varios jugadores que se merecieron el sobresaliente. Aunque, en esta ocasión, toca detenerse en Tim Abromaitis (Waterbury, Connecticut, Estados Unidos, 1989).
El '21' dio media victoria en cuartos a este Canarias con sus 15 puntos y cuatro rebotes. Y, de paso, le metió en la historia a lo grande, con esa plaza ya para la posteridad entre los cuatro mejores equipos de esta Copa. Ese mate que Abromaitis convirtió para poner la máxima diferencia tinerfeña en el tercer cuarto sólo fue un anticipo de lo que estaba por llegar.
Porque suya, de Tim, fue la imagen del partido, la que posiblemente se quede en la retina de todos. ¡Y mira que Tobey y Ponitka también se aplicaron lo suyo para apropiársela! Pero no, será de Abromaitis para siempre. Porque, en pleno último minuto de encuentro y con el marcador apretado (70-73), capturó un rebote ofensivo de leyenda. Y no sólo eso. Después, encadenó hasta cuatro aciertos en el tiro libre que bien valieron la sorpresa de eliminar al vigente subcampeón copero.
“Me sentí bien. Creo que todo el equipo jugó bien, tenemos esa fuerza dentro de la plantilla. Tenemos jugadores buenos y podemos ganar a cualquier rival. Creo que podemos traer esa energía al partido de semifinales”, confesaba Abromaitis a EL ESPAÑOL este viernes. Ahora toca una machada todavía más seria: eliminar a todo un Madrid y estar en la final del domingo. ¿Cuál es el secreto para lograrlo? Sobre todo, normalidad.
“No sé cuántas veces he jugado contra el Real Madrid, así que ya es un poco normal enfrentarse a ellos. No es más que un partido normal, con esa parte de mi historia”, contaba Tim también a este diario. Tenemos que retroceder momentáneamente hasta la temporada 1980-1981 para entender el pasado común entre Abromaitis y el club blanco: su padre, Jim, militó en el conjunto blanco entonces.
Él también jugaba de ala-pívot, como su hijo. Es más, Jim mide lo mismo que Tim: 2,03. Recién salido de la Universidad de Connecticut y elegido en quinta ronda del Draft de la NBA (por los entonces New Jersey Nets; puesto 79), acabó junto a Corbalán, Brabender, Iturriaga y compañía.
Lolo Sainz le necesitaba para la Copa de Europa. Con Rafa Rullán lesionado y Fernando Romay en pleno servicio militar, hacía falta más madera interior en el equipo blanco. Sin embargo, Abromaitis padre pasó un tanto desapercibido por la capital española. La verdad es que le fue mejor al curso siguiente, 1981-1982, en Italia: 15,9 puntos y 5,7 rebotes por partido en el Trieste.
Si Jim tuvo que emigrar a Turquía e incluso Japón para ganarse la vida jugando al baloncesto, lo mismo le sucedió a Tim. Cierto es que pasó por destinos menos exóticos tras graduarse en Notre Dame (dos temporadas en Francia, otra en Alemania y desde 2015 en España), pero el petate hubo que hacerlo igual. Eso sí, Tim considera que tira mejor que su padre. Y no fue elegido en el Draft de la NBA. Pero ni falta que hace, ya que en Tenerife ha encontrado su sitio. Uno bastante respetable.
De hecho, los mejores números de su carrera europea han llegado este curso. Por lo menos, en una ACB en la que promedia más anotación (9,8 puntos), rebotes (4,8) y pases (1,3) que nunca. Con un fantástico 45,2% de acierto medio en triples. En lo que respecta a la Champions de la FIBA (de la que el Tenerife es vigente campeón), cifras similares: 9,7-4,4-1,3 y, para marcar la diferencia, un tremendo 58,3% de acierto en el tiro de tres puntos.
Pieza clave a la hora de propiciar el despegue aurinegro el curso pasado (mención especial y fundamental en la consecución del título europeo) y mantenerlo esta temporada, nadie habla mal de Tim. Todo lo contrario. “Para mí, es jugador de Euroliga. Puede hacer de todo: tirar de fuera, penetrar, coger rebotes ofensivos… Espero que todavía haga un partido mejor que el de ayer (por el jueves)”, nos contaba Kostas Vasileiadis en la previa de semifinales.
“Es un jugador que no sólo este año, sino también el pasado, dio muestras de su calidad. De su frialdad, por así decirlo. Ayer (por el jueves) lo demostró. Tim es un jugador de esos que necesitamos. Necesitamos su tiro exterior. Hubo un momento clave del partido en el que falló un triple, cogí el rebote, le hice un pase y la metió. En momentos de atasco, nos desatasca un poco”, elogiaba también Fran Vázquez.
Davin White tampoco se quedaba atrás: “Nuestros 'cuatro' son muy importantes para nosotros. No voy a decir que nuestro punto fuerte sea esta posición, pero tenemos un montón de jugadores que pueden hacerlo bien ahí. Nos pueden ayudar mucho”.
Para rematar, las palabras que quizá hagan sentir más orgulloso a Tim. Las de su entrenador, Fotis Katsikaris. “Es una maravilla. Es un jugador tan serio, tan trabajador… Espectacular. Tiene mentalidad ganadora. No cambia la cara nunca. Desde que he llegado, es impresionante. Una máquina”, se sinceraba el técnico griego sobre Abromaitis con este periódico.
Así que más vale que Laso y sus jugadores no pierdan de vista a Tim. Porque hace tiempo que jugar contra el Madrid perdió todo misticismo para él. Y que su padre vistiese de blanco no significa que él tenga que cortarse un pelo ante Doncic, Campazzo, Rudy y demás estrellas del campeón de las últimas cuatro ediciones coperas. No lo hará. Para nada.