El Real Madrid buscará ante el Estrella Roja cerrar la herida de las tres derrotas consecutivas que ha sufrido (ante Gran Canaria, Galatasaray y Tenerife), para acercarse más al factor cancha de cara a los playoffs de la Euroliga y para no llegar al clásico del domingo con una pesada mochila.
Tras ganar la Copa del Rey, asegurarse los playoffs de la Euroliga, en la que sigue siendo líder, y ser líder en la Liga Endesa hasta hace dos semanas, el Real Madrid ha levantado un poco el pie del acelerador.
Ese amplio margen de maniobra que se ha ganado tras cinco meses de un sobresaliente rendimiento, le ha permitido que perder tres partidos seguidos se haya visto con una relativa normalidad.
Pero ahora llega el momento de cerrar la herida. No tanto porque sea imprescindible, ya que el Madrid incluso podría tener el factor cancha a favor en los playoffs "sin volver a ganar ningún partido" como reconoció el entrenador Pablo Laso, sino porque el domingo llega el Barcelona en la Liga Endesa.
Tampoco hay urgencias en la competición liguera española, pero un partido ante el Barcelona, un clásico, es otra historia completamente distinta y no se puede dejar a la improvisación. Llegar al domingo con una mochila de cuatro derrotas podría ser peligroso y desencadenar una espiral difícil de controlar.
Con la ausencia de Andrés "Chapu" Nocioni (problemas en un pie), el Real Madrid debe intentar volver a jugar con la intensidad necesaria ante un equipo, el Estrella Roja, que si bien baja en sus desplazamientos fuera de Belgrado, se está jugando entrar entre los ocho mejores de la Euroliga.
En Serbia el Madrid perdió con claridad por 82-70 y ese debe ser otro detalle a la hora de medir con justicia los méritos del equipo balcánico.
Cinco días de descanso y trabajo le han venido bien al Madrid para pensar y entrenar, para volver a tomar aire y para ser conscientes de que no pueden dejarse ir más.
No gastar más de lo necesario es importante para llegar al final de temporada con la gasolina precisa, pero bajar las revoluciones puede hacer que se cale el motor. Y arrancar de nuevo puede convertirse en una maldición.