Hay muchas historias conmovedoras y de superación en el mundo del deporte. La última en conocerse es la de Lonnie Walker IV, joven escolta de los San Antonio Spurs en la NBA. A sus 21 años, tan solo está empezando su carrera en la liga tras ser elegido el número 18 del Draft de 2018. Pero ahora retomará el baloncesto tras el parón habiéndose quitado una carga de encima.
Walker ha sido reconocido siempre por su característico pelo en forma de torre. Pues bien, ese pelo ya ha pasado a la historia. Se lo ha cortado y tiene un porqué muy especial que le ha servido para romper con un pasado muy traumático. Walker reconoce que ahora se siente "mejor que nunca" después de haber contado los abusos que sufrió cuando solo era un niño.
"La verdad es que me empecé a dejar crecer el pelo a los 9 años. Era como un camuflaje para mí. Ese verano estuvo con muchos familiares. Con unos, cuyos nombres se quedarán ahí, más que con otros. Fui acosado sexualmente, me violaron y abusaron de mí. Acabé acostumbrándome porque, a esa edad ni siquiera sabes qué es eso. Yo era un niño inocente que no sabía nada del mundo real. Y empecé a pensar que mi pelo era algo que podía controlar. Lo que yo podía manipular para ser yo. Y eso me daba confianza", relata en Instagram mientras se corta el pelo.
En la cuarentena, aquellos recuerdos volvieron a asolar su cabeza: "Ahora llevaba una temporada que no me encontraba bien. El pasado volvía a mi cabeza y me estaba atrapando mentalmente. Los demonios... con la pandemia, empecé a mirarme de verdad en el espejo y a ver quién soy, incluso encerrado. Para no alargarme, he encontrado paz y felicidad en este viaje, gracias a Dios.
Pasa página y manda un mensaje a aquellos que también lo necesitan: "Perdono a todos, incluso a aquellos que no se lo merecen. ¿Por qué? Porque era un peso muerto con el que cargaba. El tiempo no espera a nadie, así que para qué iba a seguir perdiéndolo. Este corte de pelo es mucho más que eso. Mi pelo era una máscara con la que ocultaba las inseguridades que sentía en un mundo para el que no estaba preparado.
Y concluye: "Pero ahora estoy mejor que nunca. Fuero lo viejo, soy alguien nuevo. He mudado de piel en lo mental, en lo emocional, en lo físico y en lo espiritual. La vida siempre va a ser dura, tienes que jugar con las cartas que te tocan e intentar acabar con la mano ganadora. Mientras, lo demás no son derrotas sino lecciones".
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