Era el primer capítulo del tríptico definitorio, el fin de semana que nos contará cómo se definirá el Giro d’Italia si no lo deja, directamente, visto para sentencia. Eran cuatro dificultades montañosas en las que importaban tanto las subidas como las bajadas. De hecho, lo poco que se desequilibró cuesta arriba fue empatado cuesta abajo; todo salvo la ‘maglia rosa’ de Bob Jungels (Etixx-Quick Step), perdida en el último puerto de la segunda y hallada en meta vistiendo a Andrey Amador (Movistar Team).

 

Por el camino, escaramuzas. La fuga tardó en hacerse porque todos querían situar en ella un peón. Movistar Team introdujo cuatro; otros tantos puso Lampre-Merida con la esperanza de que Diego Ulissi anotara un tercer triunfo parcial. Sin embargo, la batalla en la escapada fue intensa y larga, demasiada para un corredor especializado en esfuerzos que se cuentan por minutos.

 

De entre los fondistas presentes, el mejor era Mikel Nieve (1984, Leitza – Navarra). El ciclista de Team Sky es un especialista en cabalgadas por la montaña; ya lo demostró en esta misma carrera hace cinco años anotándose una de las etapas más duras de la historia, final en Gardeccia previo paso por el Giau y la Marmolada, siete horas y media de pedaleo por los Dolomitas. Este viernes, huérfano del patronazgo de Mikel Landa, arrancó en el penúltimo puerto, el más duro, y nadie pudo seguirlo. “Con el terreno que había, casi era mejor ir solo”, dijo en Eurosport.

 

El que más cerca estuvo de seguirlo fue Giovanni Visconti (Movistar Team). El italiano completó una actuación controvertida al desentenderse de su papel de peón táctico en pro de sus líderes, Andrey Amador y Alejandro Valverde, para meterse en la pelea por la clasificación de la Montaña contra Damiano Cunego (Nippo-Fantini) y por la etapa contra Nieve. Batalló en solitario y cruzó la meta en una estéril segunda posición.

 

Mientras tanto, en el grupo de favoritos, Astana se revolvió. “Nadie se movía”, se quejó el director del conjunto kazajo, Giuseppe Martinelli; “nosotros hemos probado a movernos para ver si pillábamos a alguien en un renuncio”. Así, Michele Scarponi tensó y Vincenzo Nibali trató de romper. Sin embargo, los Valverde, Majka, Chaves, Kruijswijk y compañía le siguieron sin problema. Algo más sufrieron Zakarin o Amador. Pero, en definitiva, sólo Jungels sucumbió ante las acometidas del ‘Squalo’.

 

En los kilómetros finales, Amador y Valverde buscaron distanciar a Jungels para asegurar que el costarricense, segundo de la general, tomaba la ‘maglia rosa’. “No necesitábamos a Visconti; teníamos la cosa controlada”, explicó el murciano, que en la recta de meta se lanzó en un sprint lejano para ampliar el hueco pensando que no había bonificaciones en juego. Sin embargo, las había: Nibali encontró cuatro segundos de premio a su actitud combativa. “Me ha jodido un poco”, admitió el ‘Bala’.

Etapa del sábado 20 en el Giro.

Con Amador líder de la general individual, la táctica de Movistar Team tendrá que cambiar. “Ahora no pueden buscar las fugas: tienen que tirar del pelotón”, aseveró Martinelli aludiendo una de esas normas no escritas del ciclismo. El escenario del sábado es uno de los más duros del Giro: etapón dolomítico con el Pordoi y Giau de platos fuertes y Valparola como postre antes de bajar a Corvara, donde los ciclistas encontrarán un murito de menos de medio kilómetro para agotar la poca energía que les quede en las piernas.

 

Noticias relacionadas