El ciclismo femenino es fascinante porque las mujeres le imprimen un carácter particular a la táctica. Sus actuaciones expresan mucho más sentimiento que las masculinas. Eso provoca carreras auténticamente ciclotímicas, con breves zafarranchos encarnizados y prolongados parones de calma chicha.
En los Campeonatos de España femeninos disputados este viernes en torno a L’Alquería d’Esnar se demarró a palos. Una vez medidas las fuerzas y cribado un pelotón donde la distancia entre la mejor y la peor es aún muy elevada por la falta de un nivel medio que no obstante se está incrementando a pasos agigantados, sobrevino una tregua que duró casi una vuelta entera de las cuatro de que constaba la prueba. Como si hubiera salido el ‘safety car’, el pelotón recorrió las escalonadas colinas que llevaban hasta Benillup a paso de ganso y volvió a L’Alquería con el mismo ánimo calmado.
Así hasta que arrancó Lourdes Oyarbide. La vasca, estudiante de Diseño Industrial, se encontraba frustrada después de que una caída le impidiera ganar el oro sub23 en la contrarreloj del jueves. Con el brazo izquierdo tatuado con recuerdos del infortunio se marchó buscando mover el árbol y se mantuvo por delante del pelotón en solitario durante toda una vuelta, hasta que aparecieron las mejores para arrancarse, medirse, cribar un poco más y frenar de nuevo en espera de la última y decisiva vuelta.
Fue al pie de la subida final cuando arrancó Mavi García (1984, Palma de Mallorca). La balear es uno de los motores más potentes del pelotón femenino español pese a llevar sólo dos campañas integrada en él. O intentándolo. Y es que aún reconoce marchar “muy insegura” dentro del grupo por las carencias técnicas propias de haber competido muy poco en carreras específicas de bicicleta.
Fue en 2015 que se unió al Bizkaia-Durango, una de los equipos dominadores del pelotón, después de una larga andadura como duatleta y triatleta. A día de hoy sigue compaginando los tres deportes; no en vano, el mes pasado fue bronce en el Mundial de Duatlón celebrado en Avilés (Asturias).
Fiel a su guión durante toda la temporada, García arrancó desde una distancia relativamente lejana. “No tiene las ataduras del resto de corredoras, que se conocen demasiado y tienen muy interiorizadas unas estrategias defensivas”, explicaba un conocedor. Nadie saltó a su rueda. Sólo Anna Sanchis (Wiggle-Honda) y Sheyla Gutiérrez (Cylance), campeonas contra el crono, arrancaron alternativamente en su persecución sin unir fuerzas. Se colgaron la plata y el bronce, con rojigualda sub23 para la riojana.
Mavi García llegó así campeona a la meta de L’Alquería d’Esnar para sumar un hito más a su pujante carrera deportiva. “¡Cómo se nota la excedencia!”, suspiró en rueda de prensa antes de explicar que llevaba años compatibilizando su actividad deportiva con su trabajo de comercial en una firma de maquinaria industrial para hostelería, para más inri a turno partido, y hace tres meses interrumpió el curro para centrarse en la bicicleta. Su despegue como ciclista no la llevará hasta los Juegos Olímpicos de Río (la plaza española es para Ane Santesteban, ausente por enfermedad), pero sí al Giro de Italia femenino, que se disputa del 1 al 10 de julio.